viernes, 23 de septiembre de 2011

Taradas

Debo reconocer que nunca hubiera sentido atracción suficiente por este libro como para comprarlo por iniciativa propia. Pero me tocó (allá por noviembre del año pasado, ya se sabe que mi pila va leeeentaaa) en un concurso organizado por el blog Ya está el listo que todo lo sabe, y me lo he leído, claro. Y me ha gustado. Mucho.

Lo único que me ha chirriado un poco ha sido el final (que no destriparé): me ha parecido forzado y provocado desde el principio a la vez, no sé... Pero el final son sólo las últimas páginas.

El resto del libro me ha hecho disfrutar, quizá porque me he sentido involucrada en todo momento: habla de libros, de músicos que han "pasado por mi vida", de sitios que me traen recuerdos... Por otra parte, tiene párrafos memorables, parte poética, parte brutal...

La historia es muy realista, actual. Salvando las distancias (a favor de Viviana Fernández, claro) me ha recordado algo a Lucía Etxebarría, pero con historias menos histriónicas y redacción claramente superior.

Es una lectura ágil, intrigante, que invita a profundizar en la superficialidad de algunas personas, de algunas actitudes... y a revisar alguno de nuestros comportamientos o juicios a priori.

Vamos, que ahora, después de leerlo, me alegra muchísimo que me haya tocado en el concurso, porque hubiera sido una pena no comprármelo y perdérmelo.

martes, 20 de septiembre de 2011

Océano mar

Para quien haya leído "Seda", del mismo autor, esa prosa poética que te embarga, te eclipsa todos los sentidos es especialmente reconocible en la primera parte de este libro. 

Dividido en 3 secciones claramente diferenciadas, dedica la primera a presentar (un poco caóticamente) a los personajes que van a ocupar la Posada Almayer, junto al mar, y las historias que les han llevado allí, en busca de una solución a sus problemas, a sus vidas, a sus preguntas... en el mar. Durante esta primera parte, la lectura se convierte en un placer, la literatura en Arte. Es la que más recuerda a "Seda".


La segunda parte es muy dura. Su lectura te deja el cuerpo del revés: es la descripción de la situación y las sensaciones que produce un naufragio, seguido de un abandono en una balsa, una premeditada condena a muerte lenta. Pero con el arte narrativo de Baricco, esa descripción te encoge el corazón, hace que sientas el desasosiego, el miedo, la angustia, el dolor... como si estuvieras allí. Es la parte más breve, afortunadamente.

La tercera parte es descriptiva, aunque con bastante originalidad: varios de los personajes de los que ha hablado anteriormente comunican, de formas narrativas muy diversas, qué ha sido de sus vidas.

He disfrutado enormemente con esta lectura, que recomiendo a todo el mundo.

Y desde aquí pido a quien conozca la Posada Almayer que me de los datos de contacto: quiero pasar unas vacaciones allí.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Si te comes un limón sin hacer muecas

Hacía tiempo que me llamaba la atención este libro, por su título. Me atraía.
Y en una de esas recopilaciones que me gusta leer a veces, y que son mi personal mercado de fichajes, pude leer uno de los relatos que la componen: "Sangre de nuestra sangre", y fue lo que me decidió a comprar el libro. Era (es) el tipo de relatos que me gusta leer.
Y por fin le ha llegado el turno en la pila. Se trata de 20 relatos cortos, editados además con letra grandota, por lo que se lee en dos momentos. Y digo en 2 porque este tipo de libros, con tanto relato, tanto argumento, es como un brainstorming: requiere descansos breves cada poco tiempo, para no colapsar la mente.

El libro, es decir, los relatos, me han gustado. Pero ese título y ese aperitivo prometían mucho más de lo que me he encontrado. Y no es que haya encontrado nada malo, ni siquiera mediocre... Las ideas son buenas, si no buenísimas, pero he terminado con la sensación de que no han sido bien explotadas, que todo ese potencial que tenían se ha quedado apenas esbozado.
Y eso que hay "originalidades narrativas" muy buenas, como la redacción en negativo, o en condicional. Pero... no sé, creo que le falta chispa.

También es verdad que en todo momento he tenido presente "La máquina de triturar niñas", llevo tiempo queriendo leer relatos como esos, que no son relatos: son "gongs" cerebrales en estado puro. Y eso era poner el listón demasiado alto.


domingo, 11 de septiembre de 2011

De primeras impresiones rápidas y las palabras que se lleva el viento

Hace ya un tiempecito, casi un año, escribí en este mismo blog una entrada acerca de algo similar a lo que quiero sacar, casi vomitar, ahora.

Y es que entonces hablaba especialmente de la pareja: ese sufrido acompañante que, aunque no le ha tocado la lotería de una enfermedad invalidante, ha tenido la mala puntería de elegir a alguien que sí la tiene. Y aguanta al lado, y deja de poder hacer cosas que en realidad sí puede hacer. Pero las deja de lado. Y eso crea tensiones, aunque lo haga de mil amores: frustración al que renuncia (a veces, al menos), un gran cargo de conciencia al que provoca esa renuncia (aunque sea involuntariamente), situaciones de limitación extrema cuando hay un brote, abandono de "amigos" no sólo al que no puede, sino al que le acompaña en ese no poder...

Y sobre todo de eso necesito desahogarme. Del resto del mundo. 

Muchas ratas ya han abandonado este barco. Hay quien me dice que es porque no puedo seguirles el ritmo. Yo pienso más bien que es porque no me soportan. Pero al igual que no se puede caer bien a todo el mundo, tampoco se puede caer mal a todo el mundo. Por la misma lógica. Entonces ¿a qué viene este aislamiento social? Al menos en las distancias cortas. De lejos hay mucha gente que me soporta. Algunos hasta me llaman de vez en cuando para ver cómo estoy, o aguantan mis eternas charlas cuando soy yo quien llamo. Pero de lejos. A veces, se necesita salir a tomar un café. Y si yo lo necesito, mi contrario todavía más.


Nuevamente el viernes, hablando con la recepcionista del gimnasio (una tía encantadora, atenta, maja, y encima guapa), salió el famoso "te admiro". Me decía que le encantaba hablar conmigo, porque siempre estaba sonriendo. Y que era genial que no perdiera mi coquetería, que siempre me veía con modelitos bonitos, pintada... que mucha gente por mucho menos "se deja". Pues sí. Y yo le contesté que muchas gracias, que bueno, no iba a hundirme del todo, algo tendría que poner de mi parte... cuando lo que de verdad quería decirle, casi gritarle, es... Joder, si tanto te gusta hablar conmigo, dime que tomemos un café un día, que LO NECESITO para seguir sonriendo y vistiéndome "cuca". Pero claro, esas cosas no se dicen. Te lo guardas, sonríes, y ya llorarás de rabia en tu casa, preferiblemente a solas (ya amargas bastante al otro, tampoco hay que abusar).

Pero si yo estoy sola (también influye que sea "nueva" aquí, que aunque llevo ya unos añitos, no estoy en condiciones muy favorables como para conocer gente), lo que no es justo es que también esté solo mi marido. Que a sus amigos les caigo mal no es secreto de Estado precisamente. Pero si realmente fueran sus amigos, y conociendo como conocen las circunstancias, creo que lo suyo sería que hicieran una de estas dos cosas:
1. Tragar con la pareja, que la ha elegido su amigo, y es lo más normal (al menos es lo que yo hago).
2. Hablar directamente con él. Decirle que prefieren que vaya solo, al menos la mayoría de las veces, pero que no quieren dejarle de lado.
Pero no. Dejan de llamar, y punto. Eso es cruel.

Y respecto a mí... Bueno. Pues lo llevo, aunque algunas rachas, como ésta, es más difícil. Que hay personas (mi hermana misma) que no me llaman ni para saber cómo estoy, pues se asume. Tampoco son personas que merezcan mucho la pena. Llamar para contar cosas divertidas, cotorrear o hacer planes estupendos nos gusta a todos (bueno, vale, más bien a todas). Llamar a alguien que sabes que te va a contar penas, dolores y tristezas varias (aunque intento no ser muy "dramática", y no hablar demasiado de ello... es mi realidad)... pues no apetece tanto.
Entonces ¿qué? ¿cómo quedamos bien? Pues diciendo "Jo, eres admirable, qué bien lo llevas" de vez en cuando, y para lo demás que se busque la vida, que yo ya tengo la mía montada, y estas cosas... pues no caben.
Eso me hace sentir muy sola, y muy pesada (en algunos casos soy siempre la que está llamando, aunque en muchos de ellos sé que al menos no molesto).


Es posible que algunas personas después de leer esto me llamen, incluso varias veces. Otros que se proclaman "súper-amigos" ni lo leerán. Estoy enferma, atontada por la morfina, pero no soy gilipollas (aún). Pero, de esos que lo leerán y se sentirán un poquito mal, no necesito compasión hasta que se les pase ese "pellizquito", o esa pena, o lo que sea que sientan: necesito que ese interés sea real y a largo plazo. Pero eso no va a ocurrir, soy consciente.
Como tampoco va a haber gente de esta zona que "cargue" con una "amiga" que no puede seguir el ritmo, y encima es estúpida.
Pero ojalá eso no nos afectara a los dos.


viernes, 9 de septiembre de 2011

La conspiración de las lectoras

Empecé esta lectura "engañada": creí que el tema iba a estar mucho más novelado, pero ha sido más "ensayo" de lo que yo buscaba. Aún así, lo he disfrutado, salvo en las partes de descarada propaganda política, de intento de colarla... que creo que sobran, y más en un libro como éste, que habla de unas mujeres que defendían la libertad de opinión, no una postura determinada. 

Se centra bastante en las figuras de Victoria Kent y Clara Campoamor, aunque habla de otras muchas, de alguna de ellas con bastante profundidad.

Habla de un sector de la población en una época de la que últimamente tenemos demasiado que leer, pero la parte en la que se fija no es de las más trilladas aún.

Lo bueno del Lyceum era la pluralidad de tipos de mujer: desde las más "machistas" a las más feministas, todas conviviendo, bajo la mejor norma que he conocido: No se habla de política ni de religión. Aunque parezca mentira, hay muchos más temas de los que hablar. Y más cuando se está interesada en la cultura. Aunque, pensándolo despacio, en aquella época especialmente, buena parte de la literatura (y otras formas de arte) estaban muy relacionadas con la política... supongo que eso tuvo parte de culpa en el fracaso de la institución.

Es una época muy interesante, aunque me gustaría poder conocerla desde otros puntos de vista... en la actualidad está muy sectarizado todo lo correspondiente a la "memoria", y ya si hablamos de "memoria" y "mujeres"... imposible encontrar algo no adulterado. Creo.

Aún así, este libro me ha animado a leer más ensayos de la vertiente sociológica principalmente... Y como estoy muy perdida, y en esto, como en todo, habrá buenos y malos autores y buenos y malos libros, se admiten sugerencias y recomendaciones. Preferiría alejarme de adoctrinadores, aunque la objetividad sea una utopía cuando se trata de según qué temas...

martes, 6 de septiembre de 2011

Operación Mordisquitos

Ayer tocó lo inevitable: la esterilización de Mordisquitos. 

Todo ha ido fenomenal, gracias a Dios. La dejé por la mañana, a eso de las 10:00, y a las 12:30 ya me había llamado el vete para decirme que todo había ido bien, aunque había sido microcirugía: los ovarios, del diámetro de un cigarro. Y el útero en proporción. Trabajo de chinos.
Cuando fui a recogerla por la tarde, a las 18:30, estaba en una jaulita muy amplia, con su mantita y un cuenco de agua que no había probado. Pero había hecho pipí: buena señal.
Curro (el vete) me dio indicaciones: nada de saltos ni carreras, collar isabelino 24 horas, antiinflamatorio martes y miércoles y antibiótico durante 6 días 2 veces al día, latita esa noche y comida normal después ya.
Tururú.
No había terminado de sacarla del transportín y ya estaba la tía botando como si volviera,en lugar de del quirófano, de una excursión de cat scouts. Subiéndose a todas partes a brincos (yo lo había previsto y le había hecho "escaleritas" a sus sitios favoritos con cojines, pufs, y esas cosas... pero nada: a lo bruto), se bufaba con las hermanas (era previsible que las mayores extrañaran el olor y la bufaran, pero no: era la enana la que les bufaba), cuando intentaba cogerla para tranquilizarla, no hacía más que pegarse carreras.
Así que tocó vigilancia. Al menos, que no saltara mucho y que no se lamiera la cicatriz.
A las 22:00 le pusimos latita, A/D, para convalecientes, aunque ésta de convaleciente, poquito-poquito. Le encantó la nueva receta.
Por la noche, nos encerramos los 5 en la habitación, para poder controlarla. Mi intención era quedarme levantada y vigilar, pero tenía bastante fiebre, y una uveítis que me estaba machacando. Así que probé de todo para poder dormir todos tranquilamente: rezar; ponerle el collar isabelino (Tururú.), que le está grande y además como no tenemos collar, sino arnés, pues no hay manera... pero aún así, sólo ponérselo fue una misión imposible; ponerle un vestidito para que no se lavara la herida (Tururú. Se lo quitó en 2 minutos de reloj); ponerle el chaleco (esto funcionó, y nos dio media horita de tregua, pero después se cansó y se lo quitó ella misma); hacerle cariñitos; regañarla; poner el puf y su rascador a mi lado en la cama para que durmiera allí... DE TODO. Yo NECESITABA descansar, y Dani tampoco estaba muy fino. En un momento dado, desesperada, tiré la toalla, me levanté, mandé todo a hacer puñetas, y me resigné a pasar la noche en vela y la mañana en el veterinario otra vez haciendo cura de la herida. Hasta ahí habían llegado mis fuerzas y mi paciencia.
Después de un rato, me bajó la bilirrubina y tuve una idea: rociar la habitación con Bruma de almohada de lavanda. Es un producto relajante, y que suele ayudarme a dormir cuando no puedo. Y parece que funcionó. Dani se durmió después, pero me dijo que la mico estaba dormida también, así que me relajé y dormí. Por fin.

Cuando operamos a las 2 mayores, no sufrimos tanto. Fueron buenas enfermas, sólo se bufaban entre sí, y poco más. Pero la alimaña ésta nos ha dado una nochecita... Y parece buena cuando le hacemos fotos:


Aprovecho la ocasión para saludar a mi mamá que nunca lee este blog, 
y para recomendaros que, si alguna vez pasáis por Benalmádena y necesitáis un veterinario, vayáis a  http://www.veterinariatorrequebrada.com/veterinaria/ 
hasta ahora el mejor con el que nos hemos topado, no sólo por profesionalidad (que eso no tenemos los conocimientos suficientes como para valorarlo, pero sí nos parece un gran profesional), sino por trato al paciente, al humano, por lo bien que lo explica todo, lo limpias y "aparentes" que tiene las jaulas, consulta, el ambiente general (temperatura, ruidos...) etc... Ya sólo con ver cómo trata a los animalitos, te hace sentir más segura y confiada. Y eso para las histéricas de sus bichos como yo, es mucho.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Burka Babes


60 viñetas, y es imposible leer más de 3 seguidas sin decir "¡¡Qué borrico!!". Te ríes. Mucho. Claro que te ríes. Como te ríes con "Los conejitos suicidas". Te ríes de cosas terribles.

El tema es que te está hablando de cosas muy reales, y no todas relacionadas con un burka, aunque lo pinte así: la esclavitud religiosa (de cualquier religión), machismo de las mujeres, pasotismo de las víctimas... Buff... 



Vocabulario figurado 2

Le di muchas vueltas antes de comprarlo, de hecho hasta que no se me presentó una oferta muy muy atractiva, no me decidí. Y ahora estoy buscando el volumen 1 y más publicaciones de "El roto", porque me ha parecido muy crítico, brutalmente crítico en ocasiones.




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