lunes, 23 de abril de 2012

Un grito de amor desde el centro del mundo

Lo bueno que tiene este viento es que, si las noches de insomnio por el dolor que me produce me pillan con un libro como éste entre las manos, las emociones bonitas son tan intensas que hasta olvido que me está doliendo algo...

Compré este libro con poquita fe acerca de si era el tipo de literatura que me suele gustar... Aunque mucha gente piensa lo contrario, me gustan los libros que hablan de emociones, pero no las sensiblerías romanticonas ñoñas. Y sí: me ha gustado, y mucho. Y eso que le reconozco cierto puntito ñoño... pero como me he identificado tantísimo con la historia que cuenta, no me ha importado tanto...

A ver cómo lo hago para comentar esta historia sin tampoco abrir demasiado una parte de mí que suelo tener en una urnita de cristal... a la que ahora he llevado flores.

Todos tenemos nuestras historias pasadas o hasta presentes, nuestros sentimientos especiales hacia alguna parte de nuestra historia, alguna persona con la que nos hemos cruzado. Bueno, todos no, vale. Pero sí muchos. Yo también tengo la mía. En esa urnita que mencioné antes.

Y debo decir que, aunque no me avergüenzo de la mía, no la cuento al buen tun-tún, y si cuento, es una parte muy resumida, y a alguien en quien confíe plenamente. En gran medida porque soy consciente de lo cursi de la historia. Con los años, cada vez ha ido siendo más íntimamente mía... y hablar de ella es hacerla vulnerable: alguien puede decirme "¡Vaya chorrada!" Y eso rompería la urnita, y me haría daño, claro. Los cristales rotos hacen pupa.

Pero al verla reflejada en este libro... no palabra por palabra, hecho por hecho... sino emoción por emoción... se ha conseguido el efecto contrario: la urnita ha sido envuelta en flores blanditas... "¡Eh! ¡Que no soy la única que cree, o piensa en estas cosas!"

Como digo, hay muchas partes que parece que las ha escrito mi ángel de la guarda... como no quiero vulnerar mi historia demasiado, sólo pondré aquí uno de los que mejor me han hecho sentir... me ha recordado que esas cosas se sienten. Wow.

  • De pronto, tuve una horrible certeza. Por más tiempo que viviera, jamás podría esperar una felicidad mayor que la que sentía en aquel momento. Lo único que podía hacer era intentar conservarla para siempre. Me horrorizó la felicidad que sentía. Si la porción de dicha que corresponde a cada uno estaba fijada de antemano, en aquellos instantes quizá estuviera agotando la parte que a mí me correspondía para mi vida entera.

No sé si recomendarlo o no, soy consciente de que a quien tenga otro tipo de historias en su haber puede parecerle ñoño. Pero yo no puedo evitar proclamar que es una historia tan preciosa como su título.


PD: Por cierto, feliz día del libro.


viernes, 20 de abril de 2012

Los niños tontos

ABSOLUTAMENTE MARAVILLOSO.


Brutal.

Tétrico.

Real.

Duro.

No apto para cualquier tipo de niño... ni para muchos adultos.

Es lo mejor, con diferencia, que he leído de la autora (y es una autora que escribe cosas que me gustan mucho por lo general)

Iba a hacer aquí una relación de relatos que destacaría, pero ¡qué narices! Si es que sería copiar el índice...
¡Si hasta me ha entusiasmado el "Cómo empecé a escribir" que incluyen al final! Y eso que ya conocía la historia.

Este libro se ha convertido en uno de mis imprescindibles, y procuraré tenerlo a mano para, de vez en cuando, saborear de nuevo esta mezcla explosiva de dulce y amargo.


miércoles, 18 de abril de 2012

La historia de mi mujer

El argumento es bueno, la historia es interesante, pero no me ha gustado nada la forma en que está narrada: sobran muchas páginas, el ritmo es muy lento (se hace bastante pesado en algunos pasajes), demasiado monótono.

El estilo del narrador (está en primera persona) es bastante pedante, algo que leído de forma puntual queda en anécdota, pero durante casi 500 páginas pone la cabeza como un bombo.

Y lo que peor he llevado: los diálogos. 
Si no leo a Saramago es por eso: porque se pasa por el arco las normas gramaticales e incluye los diálogos como una parte más del texto, y es algo que no soporto. 
Aquí no es tan brutal, pero abusa del estilo indirecto en los diálogos hasta hacerlos pesados y dificilmente comprensibles (te llega a abrumar tanto que hay que dar una segunda lectura para entender bien). Por lo general, empieza y termina las partes dialogadas con normalidad, con estilo directo: sus guiones, sus comillas, sus cositas... pero una vez ha introducido la conversación, narra lo que es el cuerpo de la misma de forma indirecta (es decir: "y le dijo que fuera a tal sitio y el otro contestó que cómo iba a ir y él le respondió que tal"), para volver a terminar con un diálogo en estilo directo. Esto, en más del 90% de los diálogos de un libro tan extenso, es extenuante, al menos para una melindres de la puntuación como me declaro...

En fin, ya está leído. Como digo, le salva el argumento, pero hay partes del argumento que me he perdido por "abrumación". 


domingo, 15 de abril de 2012

Nobleza obliga

Los plebeyos somos unos desconsiderados, que por criticar y hacer un chiste fácil echamos por tierra todos los sacrificios que hace la Casa Real por nosotros.

Para empezar se unen a los recortes que todos estamos sufriendo, y renuncian magnánimamente (como les corresponde, claro) a 170.000 €. Que a muchos les ha parecido poco. Vamos, me quitan a mí 170.000 € al año... y entramos en un bucle espacio-temporal porque no llego ni de lejos, vamos ¡ni al 50% de esa cantidad entre toooodos mis ingresos (hospitalarios incluidos)!

Y hablando de recortes... para que no nos preocupemos tanto por los 10.000 millones (no lo sé escribir con ceros, lo siento, se me hace bola) de € (hala, pásalo a pesetas) que van a recortar entre Sanidad y Educación, el lindo pipiolo Floilán se autoinmola, y se pega un tiro, para darnos un motivo Real (ja,ja) de preocupación. Bueno, y en el colmo de la generosidad y la magnificencia, coge(a) (ja,ja II, humor campechano) y se va a un hospital de pago. Para que no gasten en él lo poquito que nos queda a los demás mortales. ¿Es un detalle, o no lo es? 
Las cosas hay que verlas, hombre.

Nuestro nunca suficientemente loado monarca, sabiendo que el 14 de abril es el día de la República y que muchos de sus súbditos se manifestaron para que llegara pronto la III, decide darles gusto... y claro, abdicar no, porque contrariaría (qué bonita palabra) a los monárquicos... Así que, en un alarde de sacrificio por su pueblo, el hombre se enfrenta a malvados, gigantes elefantes, y no paró hasta que le partieron la cadera. Por ver felices a sus súbditos, lo que sea.
Ahora se le critica el método, porque se fue de cacería... ¡¡cómo nos gusta retorcer las cosas!! Fue en ayuda de una ONG, porque al parecer en ese país sobran los elefantes, y aunque no le pilla ni remotamente cerca España, él se enteró de su suplicio, y dijo: pues voy a ayudar a esta pobre gente, caramba. Voy a quitarles algún elefante de en medio. Que ellos no saben.
Por cierto, hablando de la III República... la gente es que no sabe. República viene de "res publica", ¿no? ¿Quién gobierna? Pues atad cabos, joé... ¿No teníais otra cosita mejor que pedir un sábado? Vidas tristes... Ay.

Para demostrarnos que son mundanos, además, han cargado, como cualquier familia del populacho, con ovejas negras en su seno. Pero ojo, las ovejas negras son familia real política (¡toma ya!), que la sangre borbona es de natural bondadoso.
En esta línea, cargaron con el caradura de Urdangarín, y ahora están llevando su cruz. Al palacete que se compró, me parece que la están llevando, para hacer bonito. Pero eso no viene al caso. El caso es que la llevan.
Y la díscola MariLeti... ¿qué decir de ella? Vamos, la nuera soñada por toda suegra puñetera. Que empiezas a criticarla y tienes para sesiones y sesiones de peluquería.

Pero... ah, ahí está la excepción (creo)... Doña Sofía. Doña con mayúsculas y con todas las letras. Siempre en su papel, siempre perfecta. Pero claro... es que es griega. Si fuera descendiente directa de los Borbones...

Para colmo, en el súmmum de cercanía al pueblo, no creáis que deportivamente se endiosan y se hacen socios del Madrid. No. Ellos son campechanos. Del Atleti. A ver quién es el listo que baja más (os ahorraré el chiste fácil con bajar a Segunda y eso...). Y encima, adoptan a un ex-jugador del Barsa. Vasco. ¡¡ESO es representar la unidad nacional, y no otras mandangas!!

Pobres borbones, lo que sufren por su pueblo, y nosotros sin verlo.



PD: Entrada al blog dedicada a mis fans vergonzosos... que me decís por teléfono o en mi cara misma que hace mucho que no escribo nada nuevo en mi blog, que a ver para cuándo actualizo... y luego aquí, ni un comentario, ni una triste valoración. Ay.

jueves, 12 de abril de 2012

Dentro de nada

No conocía de nada a Juan Berrio, el autor de este cómic, hasta hace unos días.
En realidad lo compré porque me resultaron atractivos los dibujos esquemáticos y simples, pero la contraportada no me resultó especialmente atractiva. Lo hojeé y decidí darle una oportunidad.
Y bien, me ha gustado. Son historias breves, cotidianas pero extraordinarias... Habla de cosas que a veces se nos pasan por la cabeza, así que es fácil sentirse identificado. Y, en algunos casos, les pone un remate "especial".

Y eso a pesar de que el estreno no ha sido bueno: la primera tira me ha puesto un poco nerviosa, respecto a mi parte más gramaticalmente maniática: y es que se titula (y repite en la mitad de sus viñetas) "¿Qué querrá significar?". No estoy 100% segura, pero es de esas expresiones comunes que me parece que son erróneas, por mucha gente que las utilice: vamos, que es o "significar" o "querer decir". "Querer significar" me parece un híbrido monstruoso. Y me da grimita. Tontita que es una para algunas cosas, qué le vamos a hacer... y lo mejor es que, quizá, hasta sea correcto "querer significar"...

Bueno, puntaditas repelentes aparte, las tiras, por lo general, me han gustado... algunas te hacen sonreír, otras pensar, otras te dejan como estabas... pero este cómic es una buena forma de pasar el rato.