domingo, 26 de agosto de 2012

Ana María Matute: "Todos mis cuentos"

No es ningún secreto el inmenso mundo infantil de Ana María Matute: a pesar de su edad (debe andar por los 87 años) conserva en su corazón más mundo infantil (con sus ilusiones, su fantasía, sus misterios, su inocencia...) que muchos adolescentes.
Leer los cuentos (y muchas novelas) de Ana María Matute invita a un ejercicio de "retorno mental", de arañar la capa dura que se va haciendo en el corazón para disfrutar toda la aventura que nos están contando, y comprenderla del todo. En uno de sus cuentos (el maravilloso "Sólo un pie descalzo") hay un párrafo memorable que habla de cómo se endurece el corazón (de una niña, en este caso):

"Las lágrimas que no vertía ante los demás fueron rodeando poco a poco su corazón, puesto que caían hacia dentro. Formaron una cobertura, como una urna de cristal, que lo separaba y protegía. Y fue alejándolo, también cada vez más, de cuanto la rodeaba."

De esta recopilación, destacaría "Caballito Loco", "Carnavalito", el mencionado "Sólo un pie descalzo", "El verdadero final de la Bella Durmiente"... pero, ante todo, "El polizón del "Ulises"" y el (creo) insuperable "Paulina".

En "El polizón del "Ulises"" habla de un niño abandonado, adoptado por las consabidas 3 hermanas "solteronas". Habla de su mundo interior, sus inquietudes (probablemente heredadas biológicamente), su forma de crecer, las aventuras que todo esto le hacen vivir... Pero lo hace desde un punto de vista muy poco adulto: hay que ponerse en el pellejo del niño que fuimos (te facilita mucho "el traslado" su narrativa) para no pensar en "castigos correctivos", "educación", "locura"... Para no juzgar.

Y Paulina... otra huerfanita (lo que han aportado los huerfanitos al mundo del cuento, ¿eh?) que, tras estar enfermita, va a recuperarse a casa de sus abuelos en las montañas, y de su mano conocemos las diferencias con la vida en la ciudad, el carácter de la gente, lo mucho que aprende allí... muy rollito Heidi, sí... (está escrito en 1969, el plagio es dudoso, aunque Heidi es del siglo XIX). Pero lo auténticamente grande, enorme, inmenso de Paulina es cómo está contado... te tiene el corazón encogido durante todo el relato (más de 100 páginas), en concreto he pasado un par de noches de lectura llorona... pero llorona a mares... Eso sí: no era de "penita". No sé bien qué era. Más que lo que estaba contando, era cómo me lo estaba contando... me encogía por dentro, tocaba (no pinchando, sino con calorcito) "algo"... que me hacía llorar como una magdalena... pero "llorar bien", insisto. Vamos, rítetú de las sesiones de kinesiología y regresiones varias. Con Paulina he tenido que liberar... la leche. Un fragmento de la primera página de este relato, como muestra de la maestría de Ana María Matute para escribir como piensa una niña:

"[...]Porque a mí me gustan mucho los trenes y, aunque parezca mentira, los túneles. Dormir en el tren, despertarte a medianoche, y oír el trac-trac, y sentir el balanceo y pensar: "Estoy viajando, voy a través de campos, quizá de bosques, voy por entre boquetes de rocas, y debe de hacer mucho frío y mucho miedo ahí fuera, tan de noche, ¡cualquiera está ahí en el campo! Y yo, en cambio, aquí metidita, durmiendo. Con sólo levantar la cortina de cuero de la ventanilla, vería todo ese miedo. Pero voy aquí, arropada y durmiendo." Eso me da cosquillitas frías por el espinazo, de esas tan agradables. [...]"

En definitiva: que me han encantado. Los pondría, más o menos, un poquito (muy muy muy poquito) por debajo del nivel, en mi lista, en el que tengo los cuentos de Gianni Rodari.

viernes, 24 de agosto de 2012

Petición

Tengo prevista otra entrada que ya debería haber publicado sobre una Chupifiesta de Verano que hubo en la urbanización el domingo pasado, pero esta semana no he tenido demasiadas ganas de escribir acerca de fiestas, y menos, como pretendía, en tono de guasa: mi abuelo está bastante malito y no estoy muy guasona que digamos... Así que dadme tiempo, pero todo llegará (con fotos y vídeos incluidos).

Pero antes, dados algunos acontecimientos que están teniendo lugar últimamente (sobre todo en lo que llevamos de verano) y ante todo, porque estoy HASTA LAS NARICES, me gustaría hacer una petición especialmente dedicada a las personas con las que tengo algún grado de amistad y/o intimidad:

Vamos a ver:

  1. Somos todos mayorcitos según Hacienda, que es quien manda para estas cosas; 
  2. Se supone que una relación de amistad o similares tiene una base importante de confianza mutua; 
  3. Vivimos en la era de las comunicaciones, y tengo correo postal, correo electrónico, teléfono fijo, móvil, whatsapp, twitter, facebook, blog y más cosas que ahora no recuerdo. Ah, timbre también, sí. 

En base a esas 3 cositas especialmente... si hay algo que hago/digo o dejo de hacer/decir o llega a ti información de algo así... que te molesta, ofende o toca los cojones, creo que lo suyo es que me lo digas, con cariño, tranquilidad y "de tú a tú".
Si te ha molestado tanto como para sentir algo parecido a la traición es porque consideras que nuestra relación tenía una confianza que traicionar... y si no lo hablas conmigo, estás haciendo exactamente lo mismo: estás traicionando una confianza. Si no, es que está claro que yo tampoco podía confiar en ti.
Una amistad es algo muy bonito, pero tiene altibajos, y hay que cuidarla por las dos partes. Si no, será otra cosa, pero desde luego no amistad.

Ante todo quiero dejar claro que éste no es un mensaje "en clave" para alguien en concreto (si fuera así, me dirigiría directamente a esa persona), más bien es una declaración de intenciones: han ocurrido (tanto a mí como a mi alrededor) suficientes tontadas que se cargan amistades bonitas como para que quiera dejar esto claro.
Si aprecias a alguien, tienes una amistad con esa persona o un proyecto que te merece la pena mantener, no dejes que se enquisten dudas ni rencorcitos que, si se aclaran, se pueden hablar ("oye, para otra que sepas que esto me ha dolido") o hasta aclarar, porque lo mismo hasta estás viendo humo y pensando en fuego cuando se trata de incienso.
Ahora, si das la amistad por finalizada o perdida, quédate con tu run-run y no se lo digas... entonces sí: ¿para qué?

jueves, 16 de agosto de 2012

Adaptando tradiciones

Bueno, ayer fue el santo de muchas personas, yo entre ellas.
Cuando vivía en Madrid, era tradición aprovechar la verbena de la Paloma y el santo común con mi tía para hacer noche de chicas. Salíamos, comíamos una berenjena de Almagro (me dan mucha alergia, sólo las tomo esa noche), un pincho moruno y mojitos y cubatas a granel. Y limoná. Bueno, lo que vendían allí bajo el nombre de limoná.
A veces, la noche empezaba escuchando alguna zarzuela y cenando en familia, y después ya nos desmadrábamos tranquilamente.
Entre la distancia y otras movidas, hace bastantes años que eso no ocurre.
Y ayer, salvo algunas llamadas de felicitación (que agradecí muchísimo), el día no iba a ser nada especial.
Pero la noche anterior habíamos estado con unos amig-vecinos de mojigaterío... también son madrileños. Y castizos. Bueno, pues hablando de la verbena, de la zarzuela... salió que a las chicas nos gustaba una zarzuelita de vez en cuando. De mariscos y de teatro. Ambas.

Al despertarme de la siesta de lo que parecía que iba a ser un día de santo anodinito perdío, tenía un whatsapp de ella. Que había una Antología de la Zarzuela en el auditorio de Benalmádena, y si me apuntaba a irme con ella. Vamos que sí. Lo que pasa es que no estaba yo segura de que pudiéramos tener entrada a esas alturas, pero había que intentarlo, por supuesto. Lástima que el siguiente fuera día laborable, si no, a falta de verbena, podíamos haber tomado el mojito posterior en cualquier sitio cercano. Pero bueno, como lo habíamos tomado la noche anterior, digamos que fue una celebración "por fases desorganizadas", y así me quedo contenta.

Bueno, intento no enrollarme: el caso es que fuimos. Creímos que íbamos a tener problemas con las entradas, pero alucinamos pepinillos al ver que sólo estaba en algo menos de media ocupación el auditorio. Nosotras bajamos la media de edad un montón. Nos trataron como a reinonas desde que entramos. Uno de los técnicos, muy solícito, se esforzó en que estuviéramos la mar de cómodas, y que no nos faltara de nada. Joé, así dan ganas de ir todos los días. Hasta llevaron ellos la silla (que por la rampita pesaba, la verdad).

La actuación, aunque nos defraudó en el sentido de que esperábamos fragmentos de zarzuela con guión incluido, para quitarnos el gusanillo de oír hablar en castizo, por todo lo demás superó nuestras espectativas: los presentadores (y tenores) eran graciosísimos, y tenían unas voces prodigiosas. En uno de los números, el "Canto a Murcia", nos dejó patidifusas uno de ellos con el pedazo de voz del que presumió.

La orquesta, de gente muy joven, lo hizo fenomenal también.

En la puesta en escena, aunque adaptada a la "humildad" del auditorio (por lo chiquitito y la falta de medios como pueden tener en el teatro para cambiar de escenario, por ejemplo) se lucieron: cambios de vestuario constantes (y buen vestuario), iluminación estupenda, representaciones con mucha variedad de escenificación (desde solos o duetos, hasta cantos corales con toda la Compañía en escena), bailes... Las explicaciones me parecieron interesantísimas (muchas veces conoces una obra por haber ido a verla, o haberla leído, pero no sabes nada de lo que hubo alrededor de su creación, o su estreno).






El punto más flojo, para mí, fueron ellas... La soprano principal tenía buena voz, pero no sé, algo le fallaba (aunque actuaba muy bien y su vestuario fue el mejor)... luego había otra chica, también protagonista, que cantaba estupendamente pero mataba su actuación cómo movía los brazos... Había otras, en el coro, que me encantó cómo actuaban y cómo bailaban... alguna estaba sobreactuada, pero bueno... por lo general bien. Pero sin llegar al nivel de ellos, que, la verdad, pusieron el listón altísimo.

En fin: pasamos un buen rato.

A la vuelta, a eso de las 00:00, vimos fuegos artificiales a la altura de Benalmádena pueblo. Y aquí viene el punto triste de la noche. No sé quién sería el descerebrado (o la descerebrada) que autorizó que en una noche de tanto calor, en la que hacía un viento bastante fuerte, se lanzaran esos fuegos en una zona tan seca... ¿consecuencia? Un incendio importante. Según la prensa de hoy fueron unas 5 hectáreas las que se quemaron. A quien autorizó esa barbaridad le ponía a limpiar la zona y repoblar, empezando esta misma tarde.

A eso de las 02:30 llamé a los bomberos para informarme (no me acostaba tranquila sabiendo que a poca distancia de mi casa había un fuego una noche con tanto viento, y menos después de lo que dice la prensa estos días), y me atendió un chico muy amable, que me dijo que a esa hora estaba controlado (que no extinguido), pero que era gracias a la colaboración de Bomberos y Policía de los municipios colindantes, porque si por ellos hubiera sido, con el poco personal que les han dejado, no hubieran podido hacer nada.
Un final triste para un día que empezó mediocre y se fue elevando.


martes, 14 de agosto de 2012

¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?

Se ve que la tele no era la caja tonta... La caja tonta de verdad (Tele5 aparte) viene a ser internet... o más bien el uso que nosotros le damos.

Porque... que levante la mano quien no haya pensado toooodas las cosas que iba a hacer en una tarde (o una mañana), en cuanto mirara el correo electrónico... y le han dado las 10, y las 11... las 12, la 1, las 2 y las 3...
Y al final, ni siquiera ha sido en nada productivo ni especialmente satisfactorio.

Me ha parecido especialmente significativo el siguiente párrafo de este libro:
"En un reciente ensayo, el joven novelista Bejamin Kunkel reflexionaba así sobre cómo la Red iba invadiéndole las horas de vigilia: 'Internet, como sus defensores bien nos recuerdan, ofrece variedad y comodidad, sin obligarnos a nada; excepto que resulta que no la sentimos así en absoluto. No sentimos estar eligiendo libremente nuestras prácticas online. Más bien nos parecen hábitos que no hemos tenido más elección que adquirir, sin poder hacer más por remediarlo que ir contra la historia. Nos parece que no estamos distribuyendo nuestra atención como deberíamos, o incluso como nos gustaría'.
Irrebatible.

Me ha gustado especialmente de este libro su sencillez: te lo explica todo desde el principio. Desde teorías filosóficas o psicológicas, hasta ensayos clínicos o sociológicos, que comprendes aunque nunca hayas tenido contacto con ellos.
También explica desde el principio cómo se ha ido modificando nuestra mente y nuestra forma de actuar desde los primeros "avances": el uso de mapas, la imprenta, el paso del papiro al libro... De forma que el cambio actual que intenta explicar resulta absolutamente verosímil, dados los antecedentes.

Por ejemplo, en las primeras páginas descubrí el motivo científico de mi parón escritor (creativo, no bloguero), a raíz de dejar de fumar e incorporar el teclado a mi vida no laboral por una explicación que culmina el autor con una cita de Nietzsche:
"Nuestros útiles de escritura participan en la formación de nuestros pensamientos."
Absolutamente de acuerdo.

He descubierto, gracias también a este libro (y a comentarlo con algunas personas a las que resultaba que les ocurría lo mismo), que mi falta de concentración lectora no tiene tanto que ver con la medicación como pensaba... personas de mi entorno, no medicadas ni drogadas (que yo sepa...) tienen la misma sensación en los últimos tiempos: distracciones tontas, falta de "lectura absorbente" aunque sea un autor o un tema que nos apasione, falta de comprensión lectora en muchas ocasiones...

En el libro le dan cera a Google, al e-book (especialmente el Kindle)... y lo desarrollan de forma que quedan pocas dudas acerca de la intencionalidad... De hecho, la mayoría sabéis que soy una anticuada que insiste en los libros de papel, pero si tuviera que tener un e-book probablemente sería el Kindle por todo lo que ofrece (y por precio, claro)... Tengo una tablet muerta de asco, que heredé de alguien que tiene otra tableta mejor ahora, no otra vida... Anda insistiéndome para explicarme su funcionamiento, y yo haciéndome la remolona.... pues después de esta lectura, aún más. Se te quitan las ganas de e-book y de todo uso que no sea el básico de la tecnología, especialmente de internet... hasta que te vuelves a conectar. Después de leer este libro, "sólo me conecto a ver si me ha escrito mi amiga Lourdes" o "sólo voy a mirar las noticias en el periódico on-line"... y una leche. Vuelvo a picar, a engancharme tontamente, hasta queriendo evitarlo.

No hace mucho leí un twitt: "Mis abuelos conocieron la radio y tuvieron 9 hijos; mis padres, la TV: somos 2 hijos; yo conocí internet y creo que aquí se acabó la familia".
Desde luego el uso que le estamos dando a las llamadas TIC no es sano en absoluto.


Nos la han colado pero bien. 
Y nosotros hemos puesto el culo en pompa y teníamos preparada la vaselina, para qué engañarnos.

viernes, 10 de agosto de 2012

Downtown


Éste es un cómic especial, sobre personas de las que solemos decir que son "especiales" en un intento de no decir algo peyorativo que pueda herir susceptibilidades. 
Cuando comenté el concierto de Miguel Bosé di un buen ejemplo de hasta qué punto nos hemos entontecido con el lenguaje correcto.
Hace no mucho, en una de esas imágenes que circulan por internet, lo definían de forma muy graciosa, precisamente una niña con síndrome de Down hablando de los discapacitados en general:

Pero los casos de Down son diferentes. Quien tenga uno cerca, sabe por qué son especiales. Es algo muy difícil (para mí al menos) de expresar con palabras, pero cómo empieza el cómic es una buena forma de explicarlo:

No sé qué narices sueltan con el aire que espiran estos seres, pero vuelven mejor persona a quien tienen cerca. Su manera de ver las cosas, quizá, o su inocencia... despiertan un porcentaje de humanidad que no se suele desarrollar si no se está en contacto con ellos.
Sonará moñas, pero es así.


Habrá quien se lleve las manos a la cabeza con lo que voy a decir (unos porque pensarán de forma despectiva hacia los casos de Down y otros porque, después de leerlo, pensarán que soy una creída), pero durante la lectura de este fantástico cómic me he sentido muy identificada con un personaje. Se llama Ruth, es parlanchina, pizpireta, presumida y habla mucho. No entiendo cómo he podido sentirme tan identificada con ella (sentimiento que ha nacido, aunque no suene nada modesto, desde la admiración), pero estas cosas pasan, son misterios....



Los autores han sabido captar perfectamente la esencia, leer Downtown es como salir un ratito por las tardes con un grupo de niños amigos con síndrome de Down.

Así que, si sentís cierta cercanía o curiosidad por este colectivo, 
os recomiendo que lo leáis.
Y si no lo sentís, necesitáis leerlo. Pero probablemente no lo hagáis. 


domingo, 5 de agosto de 2012

Bludzee 1


Vaya, yo en este blog hablando sobre un cómic de gatos. 
Qué cosas, ¿no?

Debo reconocer que Lewis Trondheim me ha sorprendido mucho. No sé por qué, pero jamás hubiera asociado al autor de "Pequeñeces" con un cómic acerca de un gato. Claro, luego avanzas en la lectura y la cosa cambia. El argumento ya le va pegando.

En esta aventura tampoco dibuja una cara humanoide ni cuando los personajes se suponen humanoides... ¿tendrá algún problema el autor con dibujar rostros?
Porque aquí cuerpos humanoides tampoco aparecen, pero en sus otras aventuras sí.
Desde luego, los rostros dibujados son expresivos, especialmente el de Bludzee, un gato que tiene que adaptarse a vivir solo después de la misteriosa desaparición del humano que le cuidaba. Y al que le pasan cosas muy curiosas. Vive aventuras trepidantes. Pero muy raras. Ante todo, raras de cojones.
Sí, la historia comienza bien, con alguna viñeta algo excéntrica, pero nada más allá... Tiene historias como ésta:

Pero después las andanzas de Bludzee y los personajes que se va encontrando en esta locura empiezan a enrevesarse, a complicarse, a engorecerse... Y  todo se vuelve caótico, incluso violento en ocasiones.
Y hay segunda parte, señores. Al parecer, está previsto que salga en castellano en noviembre de 2012. Así que me la pido.

Pero, desde luego, quien vaya buscando una historia sobre gatitos del palo de "El dulce hogar de Chi" o los diversos "Miaus" de José Fonollosa, no la va a encontrar con Bludzee.

Papitwo


Anoche fui hasta Algeciras (2 horitas de camino, nada menos), y andando pochita de salud, a ver a Miguel Bosé en directo por primera vez en mi vida. Y mereció la pena, aún con sus peros... Voy a empezar por los peros, y luego ya digo todo lo que me encantó (que fue mucho).
Lo primero que no me gustó fue la organización: habíamos comprado unas entradas VIP a través de Groupalia, y para entrar fue un pequeño caos, pero es que además la zona VIP no era compatible con minusválidos, y la copa que decían que incluía era sólo refresco según los de la barra. Además, la que había que liar para entrar era un caos (comparado con otras ocasiones que hemos comprado entradas por intermediarios similares). Debo decir también que escribí en un par de ocasiones a la organización (el 6 de julio la primera vez) para preguntar el tema de la silla de ruedas, y aún estoy esperando su respuesta. El personal que había allí (Policía, Protección Civil, camareros...) encantadores. Pero la organización un cero.

Una anécdota que me hizo gracia es que la chica que vino a solucionar el "caos Groupalia", al verme con la silla, me dijo, dubitativa ella "según entras a la izquierda hay una zona para... para... para la gente... como tú". Supongo que a algún minusválido le molesta aún a día de hoy que se le diga "zona para minusválidos" o "discapacitados", y la chica se vio en el aprieto en medio de semejante caos. Mi consejo: no es un insulto, a quien le moleste, yendo en una silla de ruedas, que le digan algo así (encima tratando de ayudar) tiene un problema. Y son minoría.

Bueno, sigo con la parte negativa (o "menos positiva") del concierto...
La gente, como siempre, le echó morro y muchos no discapacitados se subieron a la plataforma a pegar botes, desde allí se ve mucho mejor. Ojalá no tengan que utilizarla por necesidad algún día. Yo no les dije nada, nadie de la organización lo hizo... pero son cosas que no me parecen bien.
Ya metidos en lo que es la actuación en sí, sólo tengo 2 cosas que criticar (y es por ponerme pejiguera, que si no, no sería yo):

1-> El vestuario de Miguel Bosé. Iría comodísimo, no digo que no. Y, dado que el concierto fue en una plaza de toros, los colores evocaban el torerío... así amarillo con estampaditos (que en la distancia, sin gafas y con un par de copas encima podrían pasar por ribetes dorados) en la parte de arriba y pantalones fucsia. Pero ay, virgencita, qué pantalones. Eran como de chándal, bombachos por arriba y ajustados por abajo... Y los zapatos... no los vi bien, pero todavía estoy rezando para que fueran zapatos (o zapatillas) blancos, y no calcetines.


2-> Las colaboraciones. Ana Torroja cantó con él "Morena mía" y Malú "Linda". Pero ya. Ya que estaban allí, se podrían haber lucido un poco más, haberse estirado y cantar algo más... no sé, me supo a poco, dio la impresión de que iban a cumplir y poco más. No vi pasión ni en los picos que se dieron con Miguel Bosé.



Vale, y ahora lo bueno.

El repertorio nos dejó a todos conformes, hiper-conformes. Cantó hasta sus primeras canciones, fue muy emotivo. Es verdad que no le vi demasiado entregado (no es lo mismo actuar en la plaza de toros de Algeciras que en Las Ventas, por ejemplo), pero aún así hizo un grandísimo espectáculo. De luces, de baile, de coreografía, como digo de repertorio, de duración (más de 2 horas), de humor (nos hizo reír bastante), de ternura al cantar algunas canciones... Cómo se mueve, cómo conserva la voz (debe meterla por las noches en formol) (La voz): durante las dos primeras canciones hasta me empecé a mosquear porque pensé que estaba haciendo play-back.
Este espectáculo en un escenario más relevante va a ser la releche.

El equipo que le acompaña en el escenario es genial, pero destacaría a los coristas. La chica, Helen de Quiroga, tiene una voz de oro, creo que podría hacer lo que le diera la gana con esa garganta, vale más que algunas de las "consagradas" que grabaron los dúos en Papito. Y los chicos también, tienen muy buena voz, y las coreografías que se marcan son geniales. Llamó especialmente mi atención el de la derecha (no recuerdo su nombre, qué rabia), que iba muy elegantón con un traje naranja. Me pareció que, a parte de cantar bien, tenía una elegancia personal al moverse, que seguro que la mantiene hasta cuando va en pijama. Me encanta eso en un hombre.

El espectáculo de luces es bastante bueno (me pareció captar muchas referencias vaginales y fálicas, cosa que no me extraña para nada). Evidentemente, en localizaciones más "grandiosas" (como digo: Las Ventas, el Palacio de los Deportes de Madrid...) quedará muchísimo mejor.



Me gustó especialmente el clima intimista que crea para las canciones más antiguas del repertorio. Cómo consigue acercarse al público con 4 bancos.



Si no me hubieran dolido tanto los brazos, ahora estaría agotadísima de moverlos (lo más parecido a bailar que podía hacer, claro). Aún así, algún ratito no pude evitar pasarme el dolor por el forro y mover los brazos al ritmo, dar palmadas arriba (cuesta, la verdad). Muchos ratitos me hubiera encantado poder estar en la arena cantando a gritos y dando botes. Pero qué narices: tampoco se estaba mal en la plataforma para minusválidos, sin cabezas por delante, cantando a gritos y dando palmas. Y con mi copita al lado.

El tiempo acompañó: hacía calor, pero bastante viento, lo que hacía bastante soportable el "olor de multitudes".

Me hizo mucha gracia las pasiones que despierta lo que viene siendo el trasero de Miguel Bosé. Hasta la mitad del concierto al menos, en cada giro que hacía en el que enfocaba el culete hacia el público, había gritos histéricos... Me partía. Luego ya, como baila bastante y da bastantes giros, supongo que las enamoradas fans afoniquecerían

En fin: a pesar de que hoy estoy reventadita (más por las 4 horas en total en coche que por el concierto), y algo resacosa de tanta drogaína que tuve que meterme al cuerpo para ir, mereció la pena.

Ah, mención especial al camarero de los mojitos, un chaval bien majo, con rastas, que me invitó a un mojito al final del concierto. Y bien bueno que estaba. Y el mojito también.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Dilema

Lo estás viendo. A cámara lenta.
Una persona a la que quieres se va a pegar la grandísima hostia.
Ha comprado casi todas las papeletas de la rifa. Quedan un par de ellas, y está sacando la tarjeta para comprarlas también. Las quiere comprar. Sabe que sortean algo, pero no estás segura de que conozca el "premio".


Y te lo está contando... "¡¡Voy a comprar otras dos papeletas!!".
Y estás sufriendo.
¿Qué haces? ¿La agarras? ¿Le dices: "esa puerta conduce al coco"? ¿O "cuidadín, que la estás cagando"? ¿O "no sigas así que te la vas a dar"?

¿O esperas abajo con la ambulancia y el maletín de la Señorita Pepis de los primeros auxilios?

¿Cual es la función de una buena amiga? ¿Avisar del peligro, intentar evitarlo, o intentar amortiguar el golpe, o estar ahí para curar las heridas después?
Porque puede incluso ocurrir que, cuando avises, esa persona a la que quieres se sienta intimidada, o sienta que te estás metiendo en su vida más de lo que está dispuesta a permitir... o simplemente esté escuchando algo que no quiere escuchar... y te mande a hacer puñetas. Y tú te quedas sin tu amiga, y ella se queda sin ti y con su inminente hostia. Porque a nadie nos gusta que nos digan que algo que estamos haciendo nos va a llevar al desastre. Somos así.

Este verano han debido ponerse de moda los Conejitos Suicidas, porque, por lo que veo (y eso que no me miro a mí misma), hay varios casos de descarado intento apocalíptico. No sé si es que, como se va a acabar el mundo, se lían la manta a la cabeza, y "a la mierda, que salga el Sol por Antequera", o que con esta crisis... "pues mira, ya que vamos a acabar mal, vamos a empezar a poner de nuestra parte", o qué narices pasa... el caso es que tengo un pellizquito de personas a las que quiero, que están bailando la conga al borde del precipicio, con una curda que ni Britney Spears.

Y yo, mientras, ¿qué hago? Soltar sutiles "Pero ¿estás segura de lo que estás haciendo?" y estupideces similares. No me atrevo a decir las 3 palabras mágicas, por miedo a que esas personas se enfaden:
LA ESTÁS CAGANDO.
Pero de esta forma siento que les estoy fallando como amiga... Es decir: si mi miedo a perder su amistad es más fuerte que las narices para intentar evitar una situación catastrófica para esa persona, estamos hablando de un caso claro de egoísmo, me parece...
Pero aún así no tengo webs.