martes, 31 de diciembre de 2013

FELIZ 2014

Termino 2013 triste, para qué lo voy a negar. 
Bueno, más que triste, melancólica, morriñosa perdida. Hace ya 1 año que no piso mi pueblo: Madrid. 


Pero, si nada se interpone, voy a empezar 2014 también esperanzada. Esperanzada por ese nuevo tratamiento que me puede permitir recuperar calidad de vida (no sé hasta qué punto), y, por tanto, facilitar un próximo viaje Despeñaperros arriba (como mínimo: a saber dónde marca esa mejoría el límite de cosas que puedo ser capaz de hacer).

Ha sido un año difícil para todos. Las cosas no están para mucha celebración, en general. Pero, a pesar de los pesares, yo puedo considerarme (aún) una afortunada. La salud (lo más importante, sobre todo el 22 de diciembre) no es la mejor, y eso arrastra todo lo demás.
Pero prefiero quedarme con que han sido meses de buenas lecturas y ratitos muy divertidos.
También termino el año con una buena carga de aprendizaje. No en todos los casos agradable, pero útil a fin de cuentas. Eso siempre es positivo: me dolió en 2013 pero me ayudará en 2014 y más allá.
Algunos compañeros de viaje se han bajado del carro durante este tiempo (a veces voluntariamente, a veces les he tenido que empujar), y otros se han subido. Espero que su parada esté aún lejos.
He tenido que cancelar muchos planes, y aplazar otros. Espero completar algunos durante los próximos meses.

A nuestro alrededor está cayendo una buena... Espero que escampe pronto, y que recuperemos esa fe que no hemos tenido más remedio que perder. No hay nada más triste que no tener esperanza. Así que deseo que todos tengamos motivos para recuperarla pronto. Y fuerzas para agarrarnos a las oportunidades que se nos presenten. Y buena suerte para que ayuden a mejorar nuestras vidas. (A quien aún no tenga y se lo pueda permitir, seguro que le puede ayudar a todo eso adoptar un gato o un perro ;) ).
Me permito dar desde aquí un consejo:
Intentad manteneros alejados de las envidias durante 2014, las propias y las ajenas. Son malas, dañinas, guarraspuercas y asquerosas.

¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!




domingo, 29 de diciembre de 2013

Ombligos



Los hay más bonitos y más feos. Con el nudo escondidito o asomándose al mundo desde su "ventanita". Decorados con piercings o tatuajes, o al natural... Pero la mayor distinción, una que se puede averiguar sin necesidad de verle la barriga a la persona, es su tamaño: hay ombliguitos, y otros del tamaño de Canadá. Depende del tiempo que uno pase mirándoselo, hurgándoselo, erosionándolo (y perdiendo de vista tooooodo lo que haya alrededor).

Hasta hace poco, los humanos propietarios de esos inmensos ombligos me ponían bastante nerviosa, me cabreaban. Para qué voy a decir que no.
Pero últimamente me divierten. Creo que he empezado a verlos con otros ojos. En lugar de calentarme por el egocentrismo mostrado, lo miro más fríamente y con cierta perspectiva, y resulta francamente divertido. Incluso podría llegar a verlo como algo triste (no deja de ser triste una persona tan solita en el mundo). Pero prefiero divertirme.
Desde personas que sólo contemplan como válido su punto de vista en cualquier tema general, hasta otras que hablan de su vida y sus cotidianidades como si fueran las únicas en el planeta (es normal que para cada uno su cotidianidad sea la más importante, pero no hay que perder de vista que no es la única), pasando por los que, directamente, se ponen en modo drama queen y, con la que está cayendo a nuestro alrededor, se regodean en que... yo qué sé... que en la peluquería le hayan puesto las mechas 2 tonos más oscuras de lo que las pidieron, y hablan de ello durante días o semanas, enfáticamente. al borde de las lágrimas. Será que el ombligo les hace función paraguas. Tampoco está mal.
En esta categoría también los hay optimistas. Optimistas consigo mismos, como no podía ser de otra manera: son la rehostia, pero el mundo aún no se ha dado cuenta. Así que tienen que abrirle los ojos a base de darse autobombo, hacerse publicidad, para que los demás (pobrecitos despistados) se puedan dar cuenta, y apreciarles en lo que valen. Estos casos sí suelen hablar de personas que no son ellos mismos, de vez en cuando. En tono peyorativo, humillante y burlesco. Pero reconocen que hay más gente en el mundo. No tienen nada que hacer con ellos aquí en prácticamente ningún campo, pero estar, están.

En lugar de escribir un blog (como algunas :p ), una fascinante autobiografía, o letras de canciones como para 25 discos, la relación social con estas personas se centra, como el mundo en sí mismo, en ellas.

Todos tenemos rachas en que perdemos un poco de vista el entorno, es normal. Según las circunstancias, o simplemente cómo te pille el cuerpo.
En la adolescencia la mayoría tenemos una etapa ombliguera, es normal: te estás descubriendo, formando. Y te alucina. Incluso es pura necesidad de verbalizarlo para comprenderlo.
Pero cuando se cronifica y convierte en un (marcado) trazo de tu personalidad, por más que creas que por hablar de ti, de ti y después de ti te hace importante... en realidad lo que hace es dejarte en ridículo. A parte de cansar, generalmente.

En una conversación entre amigos es normal que le cuentes a tu interlocutor tus cosas, tus preocupaciones, lo que has hecho o dejado de hacer... El problema viene cuando, de forma habitual, esa conversación se perpetúa en el yo-mi-me-conmigo y termina, invariablemente, sin que hayas dado lugar a que la otra persona te cuente las suyas.

Hace un tiempo saqué de mi vida a algunas personas con el ombligo grandote. Lo hice ante el hastío que me provocaban sus conversaciones y la mala leche por lo que consideraba una amistad unilateral. Me frustraba hablar con ellos (bueno, dejarles hablar de ellos mismos, sus desdichas y sus nunca suficientemente reconocidas virtudes) y no escuchar nunca un "y tú ¿qué tal?", ni siquiera por cortesía. Quizá por esa distancia que marqué ahora puedo divertirme cuando me cruzo con alguien con megaombligo.

martes, 17 de diciembre de 2013

Leo porque...

En algunos de los blogs que sigo se ha establecido, últimamente, la moda de publicar respuestas a este "cuestionario".
No suelo dar bola a estas cosas, pero en este caso haré una excepción: me ha parecido divertido e instructivo (he sacado varias ideas y conclusiones leyendo las respuestas de otros blogueros).
Como mi forma de administrarme la pila es bastante extravagante, más que "leo un libro porque" es "meto un libro en la cuenta atrás de mi pila porque", salvo excepciones de estado anímico o publicación reciente en castellano de algún Pratchett.
Si alguien más se anima, que me avise, que quiero seguir curioseando.
Leer un libro porque está de moda y, si todo el mundo lo lee, será por algo: 
Diré aquí la trilogía "Millenium". No lo compré yo, sino que fue el premio de un concurso. No me atraía mucho (suelo poner en cuarentena a los top ventas), e iba retrasando y retrasando su inclusión en la cuenta atrás. Un día me decidí (tras varias opiniones favorables de gente en cuyo criterio confío). Pero no... Aún tengo por leer el 3º.


Leer un libro porque es un clásico que no se puede dejar de leer:
Aquí hay muchos que puedo incluir. Pero voy a decir "Los 3 mosqueteros", de Dumas. Por lo mucho que me gustó, y porque me llevó a no parar hasta leer "20 años después" y "El vizconde de Bragelonne". De hecho, aunque no suelo releer (sería indecente, con la pila que tengo), no creo que tarden en volver a pasar por mis manos. 


Leer un libro porque alguien te dice "Como estás deprimido, te va a gustar esto":
Buf. Jejejeje... tosecillas nerviosas... Como soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, hace muchos años que no hago caso de estas recomendaciones...
A pesar de haber descubierto a mi autor favorito por este medio. En una etapa en que estaba hundida y llorosa, macabra perdida pensando todo el día en la muerte, alguien me regaló "Mort". Grandísimo acierto. 

Leer un libro porque le quieres dar otra oportunidad:
Sin duda, "El Hobbit". Me lo regalaron en mi 7º cumpleaños y no entendí ni el primer párrafo. Al juntarme después con algún que otro friki (puntualmente, no suelo rodearme de gente rara...), me insistieron y pensé que lo mismo no estaba tan mal...
No es que siga sin entenderlo, pero no me gustó. Y la película, menos aún. 

Leer un libro porque es fácil:
Aquí sí ha habido algún "salto de pila". En algunos momentos en que tenía la cabeza como una olla exprés, y el siguiente libro que me tocaba por orden de pila era espeso, he seleccionado algo de chick-lit o alguna recopilación de artículos ligeritos, mientras recargaba las pilas mentales para enfrentarme a algo con algo de contundencia. 

Leer un libro porque lo leen tus hijos:
Sustituiré aquí "hijos" por "hermana pequeña", para no dejarlo en blanco.
Se leyó, allá por el 2006, "La piedra de toque", y le gustó tanto que me lo recomendó y prestó. Y, la verdad, me gustó mucho. 

Leer un libro porque te lo regalan:
"Leonor de Aquitania". Una amiga hizo limpia de biblioteca, y me tocaron bastantes (¡gracias, Natalia!). Éste en concreto me gustó mucho, descubrí un personaje histórico al que no conocía y que me pareció muy interesante. 
Por lo general, cuando alguien me regala un libro, me pregunta antes o elige alguno de mi lista de deseos, así que no se puede considerar "espontáneo" si lo he elegido yo previamente...

Leer un libro porque te empeñas:
Cualquiera de Virginia Woolf. Aún así, tengo alguno a medias, porque me cuesta, me cuesta... 

Leer un libro para poder discutir con conocimiento de causa:
Creo que nunca he leído por este motivo.
Quizá podría incluir aquí la colección que estoy haciendo ahora, "Great Ideas". Pero están todos en pila, salvo las "Confesiones de un pecador"

Leer un libro que te recomienda alguien que puede llegar a gustarte:
Hum... hace años, "La dama del alba". Otro acierto. 

Leer un libro porque es el favorito de tu pareja:
Aquí no puedo poner mucho... alguno de Ciencia Ficción quizá. Por ejemplo "Crímenes bestiales", pero no se puede decir que sea su favorito. No coincidimos mucho en este aspecto.

En general, no elijo los libros en función de estas cuestiones, pero alguno ha caído así, como yo misma he podido recordar rellenando este cuestionario. 
Ha estado bien.