lunes, 28 de enero de 2013

El Gran Juego

Fantástico descubrimiento el de esta autora que, por lo que he podido averiguar, sólo tiene publicadas, de momento, 2 novelas: ésta, y "Los libros luciérnaga", con el que no creo que tarde en hacerme.

En "El Gran Juego" la historia gira en torno a una niña, que es la madre de la voz narradora, alrededor de la que se desarrollan varias historias secundarias muy interesantes, pero todas enlazadas con El Gran Juego: la herencia que le deja un señor mayor, amigo suyo a raíz de sus tardes juntos en el bar de los padres de la niña, a quien las
circunstancias han convertido en una persona muy solitaria.

Los personajes son de lo más variopinto: desde la niña y su hermano Cosme, hasta el mejor amigo de éste, sus hermanos, un médico, un abogado, varios periodistas, estudiantes... y mi favorito: una mujer enana, escritora de diccionarios, con una agorafobia brutal.

Cuando el anciano Perotti fallece, la protagonista empieza a recibir extrañas misivas, que en realidad son acertijos que le van guiando hacia una interesante colección de objetos, momentos, personas y lugares.

Me ha encantado la forma de escribir de Alicia Sánchez Ruiz: directa, enigmática y ágil. Por eso no creo que tarde en hacerme con la otra obra que tiene publicada.

El único "pero" es la edición: es bastante buena, pero las poco más de 400 páginas pesan como un muerto, y  sostener el libro con una sola mano es un esfuerzo titánico.

Por lo demás, sin pegas. Recomiendo el libro, sin ninguna duda.

Mil y un sueños


Ayer, después de quizá demasiado tiempo, volvimos al Alameda.
No es que no hayan tenido en cartel nada apetecible, que ha habido bastantes cosas atractivas, sino que los meses fríos son difíciles... Y más para permanecer quietecita en una butaca un par de horas.
Pero no podíamos dejar pasar esta oporunidad, apetecía demasiado, y se hizo el esfuerzo. Eso sí: son 3 horas, que se dice pronto. Con un descanso de 15 minutos, pero la última parte ya no sabía ni cómo ponerme... Eso me aguó un poco la fiesta, pero aún así mereció la pena.

Es un espectáculo completísimo, tanto musicalmente, como desde el punto de vista de la danza, las coreografías y la historia. Las interpretaciones son, por lo general, bastante buenas, aunque claro, siempre hay quien te gusta más y quien menos.
Por ejemplo, había 2 bailarinas principales: una morena, y otra castaña, con el pelo más largo. La primera fue mi clara favorita desde el principio, no sólo porque me gustaba más cómo bailaba, cómo interpretaba (con muchísima más naturalidad), sino porque la primera vez que aparecen, la castaña me dio mal rollo: parecía la del cartel de The Ring, o la muerta de la curva, no sé... no sólo por su extrema delgadez (y me encantan las mujeres delgadísimas, pero hay un límite). También me fijé en que, cuando había algún momento de descoordinación entre ambas, solía ser por esta segunda... Que no es que lo haga mal, ni mucho menos... pero claro, la morena destacaba por excelencia.
Lo mismo me pasó con los personajes "cantores": desde el minuto 1 se me atravesó el personaje de Ana, me cayó mal como personaje, y ya no podía ser objetiva con sus actuaciones.
Los demás... fenomenal. Sin más. No sé qué se tienen que tomar para aguantar ese ritmo, pero tiene que ser durísimo: en las 3 horas no paran más que en el descanso (y ahí no sé si es que paran, o que simplemente no se les ve). Cantando, bailando, interpretando... pero a un nivel físico tremendo. Incluso, durante algunas canciones, ya sea por la coreografía o por exigencias escénicas, cantaban en unas posturas en las que, que te salga la voz, y encima bien, es dificilísimo.

El escenario no cambia: simplemente, mediante la iluminación, trasladan la acción a una u otra zona (un tablao, la calle, un banco con su farolita y todo, una consulta médica, la zona de ensayos...).

Durante todo el espectáculo recorren lo mejorcito del pop español de las últimas décadas (pasando 3 veces por Alejandro Sanz... por algo será...), y un montón de emociones: la ilusión, el enamoramiento, la alegría, la tristeza... De hecho, empieza con tristeza. Con mucha tristeza. A mí me costó no echarme a llorar, por identificación. A Daniel, el protagonista, un músico vocacional, le diagnostican la enfermedad de Still. Explican muy bien las emociones que surgen en ese momento, y las ilustran a la perfección con una canción (que es la que inaugura la parte musical): "Cuando nadie me ve", de Ale. Ahí me asomaron las lagrimillas. Quizá un fallo de esta primera parte es que, en la versión, se saltan una expresión de la canción que vendría al pelo para la situación que explican: "cuando nadie me ve no me limita la piel". Como digo, al verlo desde el punto de vista de una persona que ha pasado por algo similar, me costó no llorar.
Después se anima el argumento: intervienen los personajes secundarios (pero que son los que llevan el peso interpretativo y vocal), incluso hay momentos de humor bastante buenos.
Se vio su profesionalidad (y sentido del humor) en un momento en que tuvieron que improvisar porque se cayó un biombo. Salieron del paso magistalmente.

Si hubiera tenido otra disposición física probablemente hasta hubiera tarareado o incluso bailoteado en la butaca casi todas las canciones, porque utilizan un repertorio que todos conocemos, que ha formado parte de la banda sonora de todas nuestras vidas, y en casos como el mío, siguen siéndolo (que me he quedado un poco atascada en los '80 - '90): Alejandro Sanz, Sabina, Alaska, Los Secretos, Miguel Bosé... Un repertorio que me encantó, desde luego, pero que no deja que se luzca el potencial de voz del personaje Mia: estaría bien que pusieran algún tema más a su medida, no hace falta que sea rock (que le vendría al pelo)... con algo quizá de Rosana, bien versionado, podría dar mucho.

Resumiendo, que me enrollo: recomiendo el musical, no defrauda para nada, hace pasar un rato (largo) muy bueno y tiene una calidad muy buena en todos los aspectos. Podéis ver si pasa cerca de vuestra ciudad aquí.

(PD.: ¡Hasta me ha servido para ponerle cara a Gabriela, uno de los personajes de "El Gran Juego": el personaje de Lucía!).

jueves, 24 de enero de 2013

Una noche de amor

Sigo con la colección de "mini letras", descubriendo plumas o, en este caso, haciendo un acercamiento bienintencionado de reconciliación hacia este autor.

Me enfadé mucho con él, me decepcionó mucho cuando terminé con "Tu rostro mañana", a pesar del enamoramiento brutal que supuso para mí "Corazón tan blanco" y su continuación.

Así que esta breve lectura me pareció una buena oportunidad de redescubrimiento antes de aventurarme con "Los enamoramientos", que es la obra que más me atrae de entre las que no he leído suyas.

Y... bueno... no es que me haya decepcionado, pero sí esperaba más. Esperaba quizá otra brusca corazonada como con la primera novela suya que leí, y eso no ha ocurrido.

Este cuadernillo recoge 4 relatos cortos, muy bien escritos desde luego, pero con argumentos algo flojos para mi gusto. O más bien pobremente desarrollados.

El más emocionante es "Prismáticos rotos", que inaugura la lectura.
Plantea un doble dilema moral: el del protagonista, que es el observador, y el del auténtico protagonista, pero que se presenta como secundario en la historia (porque está narrada en primera persona por el primero), que es quien realmente debe o no llevar a cabo la acción.
El final abierto me ha parecido un acierto, una manera de dejar en el aire, dando vueltas en la mente del lector, qué terminarían haciendo uno y otro.

El planteamiento de "La vida y muerte de Marcelino Iturriaga" daba para muchísimo más de lo que saca de él Marías en las escasas 6 páginas que rellena: en primera persona nuevamente, un difunto resume (quizá demasiado) su vida, y lo que espera que ocurra en adelante.

La misma sensación me ha dejado "Gualta". Más desarrollado, pero de forma en mi opinión errónea, nos pone en la tesitura de qué opinaríamos de nosotros mismos si nos viéramos desde fuera, y qué cambiaríamos de nuestro aspecto y nuestro comportamiento en ese caso. Creo que fuerza demasiado las situaciones... Quizá la idea hubiera dado para una buena novela, pero al resumirlo en un relato dramatiza demasiado, y el resultado no es muy verosímil. Eso sí: el planteamiento, al igual que en el primero (pero más aplicable a la realidad de cada uno) es muy bueno.

Y con "Una noche de amor" profundiza quizá mucho en el plano sexual, le da un protagonismo que a lo mejor, si quedara algo mitigado, dejaría más protagonismo a los sentimientos que el descubrimiento de unas misteriosísimas cartas (¿)póstumas(?) y sus consecuencias causan en el protagonista. Pero claro: probablemente el autor lo que quería destacar era la parte sexual, no la sentimental.

En resumen, ahora tengo mis dudas sobre si aventurarme con otra novela de Javier Marías o quedarme, por el momento, donde estoy con él. Cuando pase algo más de tiempo y las impresiones se enfríen podré tomar una decisión más meditada. Como pila tengo (y más de autores masculinos), la decisión puede esperar.

Snuff

Perlas agudas y ácidas sobre la política, la legislación y, una vez más, el racismo; la inclusión de nuevos personajes, entorno (rural) y una nueva especie (los trasgos) en el universo de Mundodisco; acción policial trepidante; un Vimes más héroe que nunca; el descubrimiento del pequeño Sam del fascinante mundo de la caca... todo ello en formato de novela negra propia de la mismísima Ágatha Christie, pero incluyendo escatología, humor y crítica, para no faltar a la tradición.

He celebrado haber leído recientemente a P.G. Wodehouse, porque me ha permitido reconocer el evidente homenaje al genial Jeeves encarnado en Willikins (hasta el nombre da a entender que se refiere al famoso mayordomo -o "caballero del caballero", como le dicen aquí-): su forma de hablar, su educada ironía, sus exquisitos pero agresivos modales... ¡hasta su "bebida reconstituyente" tiene mucho que ver con el mayordomo de Bertie Wooster!

En esta ocasión lo que he acusado han sido bastantes fallos en la edición: no sólo erratas, sino algún salto extraño que no creo que sea intencionado.

Quiero resaltar una frase (que, para no hacer spoiler, no especificaré quién la dice ni a qué altura del libro), que puede aplicarse perfectamente a la actual situación española (y de parte del extranjero):
"La ley está para las personas, y no al revés. Cuando es al revés no duden en echar mano de sus armas, ¿entendido?".

miércoles, 23 de enero de 2013

Simon's cat contra el mundo


Se ve que no terminan de convencerme los números pares de esta (ya) saga.
Se les nota forzados, metidos con cucharón, no tienen la frescura, la originalidad, ni desde luego la inspiración del primero y el tercero (en el que aparece un nuevo gatito).

En este cuarto volumen (que, además, no guarda las características externas de los 3 anteriores, descogorciando la estantería) se han limitado a incluir láminas (a color, eso sí) de situaciones "contra las que lucha" el famoso gato. No llega ni a 100 páginas, y se debe leer anteponiendo el "Simon's cat contra..." y en cada lámina te indica contra qué ("...el aseo", "...el palomar", "...la manguera"...).

Algunas son bastante simpáticas, pero no le veo yo chicha como para sacar un cómic entero sólo con esto. Lo suyo, en mi opinión, hubiera sido una de dos: o intercalarlo con las habituales tiras, o sacar un número exclusivo de láminas, pero uno completo, de unas 300 páginas, como los anteriores (y a ser posible manteniendo la línea del formato).

sábado, 19 de enero de 2013

La muñeca de transistores

Sigo consumiendo, a sorbitos pequeños y espaciados en el tiempo, esta Joya, repleta de relatos magistrales del gran genio Gianni Rodari.

Es muy difícil destacar, entre tanto bueno, alguno. Dejarse atrás otros puede ser pecado.

En estos relatos se encuentran no sólo historias, sino frases geniales, como por ejemplo "Mientras hacen proyectos para el futuro, cae de nuevo la noche. La noche es así, no hace más que caer; hay que compadecerla" y un poco más adelante, en el mismo relato ("Los misterios de Venecia o por qué a las palomas no les gusta la naranjada"): "Los dos expertos vuelven a la luz. Se alza el alba, que es estupenda alzándose... No ha fallado ni una sola vez desde que el mundo existe". ¡Me encanta!

Pero, de vez en cuando, se supera a sí mismo y te encuentras, dentro de lo bueno, la excelencia.
Fue lo que me pasó con "Me marcho con los gatos", y lo que me ocurrió la otra noche al leer "La muñeca de transistores". Habla de un regalo de Navidad (un tanto mágico, pero eso no es raro en el mundo de Rodari) para la niña Enrica: una muñeca. Pero como digo, peculiar. La muñeca aprende, y en función de ello se comporta. A Enrica le han enseñado a base de regañinas y en una dirección "clásica": las niñas juegan a ser mamás y los niños al fútbol (más o menos).
La muñeca aprende y reacciona. Y los padres de Enrica lo ven. Ven cómo Enrica está repitiendo sus errores al educar a su muñeca, y que la muñeca está saliendo respondona y haciendo tambalearse los principios de esa educación de Enrica. Y... bueno, hasta aquí puedo contar, no quiero destripar aún más.

El caso es que me ha parecido un maravilloso relato sobre la educación, y me apetecía destacarlo sobre los demás. Aunque sea pecado.

jueves, 17 de enero de 2013

Brillante como una cacerola

Estupenda edición para estos 4 relatos dirigidos al público juvenil, pero aptos para disfrutarlos con cualquier edad.

"Leyenda quizá un poco china"

Es la historia inversa de "La bella y la bestia". Viene a decir que todo hastía, incluso la belleza. De hecho, creo que la belleza es apreciable precisamente por su carácter excepcional: si sólo vemos cosas bellas en la vida, lo que termina por llamarnos la atención es lo no bello (como al príncipe Pin Yin).

"El holandés ferroviario"

Es el que más me ha gustado, con diferencia.
Un políglota "holandés errante" acoplado en un tren nos hace terminar el relato con una amplia sonrisa, si no con una buena carcajada.


"De mejor calidad"

Habla de un asesino en serie (por hobby) que, por azar, aprende que hay cosas que se disfrutan más a poquitos, pero buscando la calidad (como con el vino...).


"La existencia de Dios"

Viene a confirmarnos lo que sospechamos: que en realidad no "nos peleamos" por nuestro Dios, sino por tener o no la razón sobre el criterio de los demás. Es divertido y clarificador.


Lo que no me han gustado demasiado han sido las ilustraciones de Kikie Crèvecoeur: trazos demasiado gruesos, imágenes simplonas pero malamente reconocibles.

Varada tras el último naufragio

Una historia buena, pero tirando a normalita.
Habla sobre la tristeza y el amor en varios de sus formatos, de la forma de enfrentarse, diferente en cada uno, a las inevitables crisis gordas en este aspecto.

Lo que es muy destacable son los personajes: curradísimos, complicadísimos todos los protagonistas, no sólo por su complejidad interior, que sí, son tela, sino por el complicado momento que pasan los 5 (1 de ellos ausente durante toda la novela).

La característica principal de esta novela es la forma en que está escrita: está afrontada como línea de pensamiento, no hay puntos "y seguido". Los únicos puntos son puntos "y aparte", que son los que distinguen entre uno y otro capítulo. Es decir: entre un punto y otro puede haber hasta 11 páginas (o más...).
No paraba de repetirme, durante la lectura "menos mal que no me pusieron un párrafo de este libro para analizar en Lengua en Selectividad". Aún estaría allí...

De hecho, el último capítulo (21 páginas) no sólo no tiene puntos: tampoco tiene comas. Resulta muy original, sí, pero agotador como lectura.

Una palabra que repite quizá demasiado es "superfarolítico". Me ha llamado la atención que llegara a abusar de una expresión tan poco habitual.

Hay un fragmento de párrafo que me ha llamado especialmente la atención. Me ha hecho sentirme muy identificada (y no, no es porque mencione gatos), no he podido dejar de pensar por qué vericuetos vitales habrá pasado esta mujer para describir tan bien los sentimientos más profundos de unos y otros personajes, tan diferentes en el fondo entre ellos...
En este fragmento habla de Clara, un personaje algo pegote pero que tiene su razón de ser en el argumento final:

"(...) y piensa Clara que tal vez fue demasiado larga la espera, demasiado profundo el desamor acumulado -¿quién dijo alguna vez que el pasado podía no ser irreversible?-, crónico e incurable y letal ya el daño, porque nada hay tan dañino como el desamor y no existe rehabilitación ni esperanza de dicha para los gatos famélicos y vagabundos que han deambulado demasiado tiempo de ventana en ventana, de tejado en tejado, que se han visto demasiadas veces excluidos y rechazados, que han sentido demasiadas veces contra el hocico sensible el golpe frío y duro de los cristales al cerrarse, mientras se adormecen junto al fuego, sobre cojines de terciopelo, sobre colchas de raso, los lustrosos, los gordos, los prepotentes gatos de interior, los detestables animalitos domésticos y amaestrados, y sus dueñas bonitas (que tanto se parecen a la Reina de los Gatos) les pasan cariñosas una mano por el pelo sedoso, y miran distraídas hacia la ventana, mientras llueve fuera toda la tristeza del mundo sobre los gatos tontos y enamorados, y de nada puede servir ya que cierto día una mujer más indulgente o comprensiva o distraída o bondadosa les deje penetrar al fin por la ventana, que les disponga un rincón cerca del fuego, y un platito de leche, y les dirija incluso unas frases amables, porque allí más que nunca habrán de sentirse los gatos excluidos y rechazados y preteridos y descontentos y ávidos e insaciables.

domingo, 13 de enero de 2013

Corto cuentos

Como bien dice su título, ésta es una estupenda edición de cuentos muy muy cortitos, fantásticamente ilustrados, y en su mayoría con un potente mensaje.

Todos tienen un mensaje muy directo (no hay lugar para más), pero expresado con sutileza. Eso, en 4 líneas (es lo que ocupa cada cuento), es digno de admiración.

Me han gustado todos, pero si tuviera que destacar uno, elegiría "El monstruo Pelusa".

Tremenda verdad sobre los miedos y las criaturas que (¿) los producen (?).

sábado, 12 de enero de 2013

De acuerdo, Jeeves

Cuando descubrí la obra del Maestro entré sedienta de más a varios foros de internet a preguntar por obras similares de otros autores.
Recibí varios consejos, pero no fue hasta bastante tiempo después que se me ocurrió leer alguna entrevista buscando sus fuentes. Y en una de ellas descubrí que uno de los Maestros para el Maestro era P. G. Wodehouse. Así que compré varios libros suyos.
No he encontrado lo mismo, ni de lejos, pero sí he intuido de dónde ha cogido parte de su inspiración, y cómo no, me he divertido. No hasta la hilaridad que puede provocar Mundodisco, pero sí lo suficiente para leer más de este autor.

Uno de los primeros que leí fue "¡Pues vaya! (Lo mejor de P. G. Wodehouse)", compuesto por varios fragmentos de alguno de sus libros.

Ahora le ha tocado el turno a una novela completa, de pe a pa, y sigo con la misma sensación: novelas frescas, con un claro protagonista (Jeeves, el estirado e inteligente mayordomo de Bertie Wooster), pero varios personajes secundarios con un importantísimo papel en la trama. Entre ellos el propio Bertie, su tía Dahlia (en la que sí he encontrado una posible fuente de inspiración para algún personaje importante de Mundodisco: Yaya Ceravieja) y las 2 parejas que fomentan todo el enredo a resolver (con diferentes grados de éxito, según la técnica usada).

Es una comedia de enredo situada en los años 20, con todos los ingredientes para divertirse con ella.

El personaje de Jeeves me chifla: su forma estirada de hablar, su mala leche aplicada con una finísima educación, y su inteligencia para resolver cualquier problema cotidiano (o algo excepcional), y quedar siempre bien. No puedo decir lo mismo de su "señor": el personaje es también muy bueno, pero bastante zafio, vago (pertenece al Club de los Zánganos) e imprudente. Y suele terminar pagándolo.

jueves, 10 de enero de 2013

Balance del año que ha terminado

...No es demasiado tarde, ¿no?

Ya sé que tendría que haberlo hecho hace unos días, pero estaba borracha de viaje.

De todas formas, tampoco hay tanto que "balancear": el año pasado terminó en positivo. Gané algunas cosas (poder adquisitivo, no... pero no todo es eso cuando, afortunadamente, se tiene para cubrir mínimos) y perdí otras. Pero hasta alguna de esas pérdidas han contado como suma, porque cuando pierdes algo que no merecía la pena, terminas ganando.
Así que me doy por satisfecha con 2012.

A este año nuevo le pido que sea, por lo menos, igual de bueno.

Que siga sumando mucho, restando poco (y cosas poco importantes) y sigamos manteniendo el tipo, que no es poco pedir.


Que lo bueno que ha venido se mantenga, y que lo malo que se ha ido, también se mantenga (lejos). Que lo que tenga que irse no valga la pena, y, por supuesto, algunas buenas lecturas, muchos buenos ratos, buena compañía y algún momento memorable (tampoco muchos, que ando justita de fósforo).

Que las personas a las que quiero no sufran (no demasiado al menos), y las demás, si es posible, tampoco.

Y por idealizar un poco (que me está quedando esto muy realista), que aprendamos de una vez por todas a compartir el planeta con los demás seres vivos que lo habitan (igual que nosotros).

miércoles, 9 de enero de 2013

Cuando nos hacemos "mayores" (mentalmente)

...Que no es lo mismo que haber madurado. 

No me considero una persona inmadura. Al menos, no del todo.

Pero, a medida que pasa el tiempo y tenemos más claras nuestras ideas, optamos por una u otra opción, algo que no implica necesariamente descartar la validez de otras opciones, otras formas de pensar o hacer.

Cuando somos pipiolos somos como una esponja: todo nos parece válido, o al menos potencialmente válido; las formas de pensar o comportarse novedosas nos fascinan (de ahí que muchos se pasen de originales en ciertas etapas); todo es valorable, posible, una alternativa a tener en cuenta. Pero llevo un tiempo observando a personas algo mayores que yo, o más maduras, como se quiera ver. Personas con las ideas claras, con una escala de valores perfectamente definida. Supongo que eso les ayudará mucho en su vida: debe ser muy práctico tener todo clarísimo y poder tomar decisiones y emitir juicios en cuestión de segundos. La batidora debe haberse detenido para siempre en sus cabezas. Pero también les debe limitar mucho: todo lo que no se ajuste a sus cánones está mal.

Hay una diferencia, para mí (de momento...) entre madurar y envejecer. Todos hemos oído hablar de "ancianos" muy jóvenes, y de casos inversos. Creo que la diferencia radica en la tolerancia. Tú puedes tener las ideas muy claras, pero no por eso invalidar todo lo que no se ajuste a ellas. Simplemente, tomarlas como otra forma de hacer las cosas, que no se ajusta a tu forma.


Creo que hay dos formas de evolucionar: madurar o envejecer. 
Envejecer implica rigidez. Madurar, flexibilidad.
Yo trabajo por conducirme hacia la segunda, pero no sé dónde acabaré...

martes, 8 de enero de 2013

Las culturas fracasadas

Empieza regular el año lector. Este libro, que me interesaba bastante por la temática que creí que incluiría (según título y reseña), me ha terminado pareciendo un bodrio importante.

No habla de culturas concretas más que de pasada, trata temas muy generales pero a grandes rasgos, y algunos fragmentos parecen colecciones de citas con una conclusión que no tiene demasiado que ver, pero que en algún sitio quería encajar el autor.

Dice algunas cosas interesantes,pero con tan poca gracia narrativa que se hace muy pesado.

Después de leer "La conspiración de las lectoras" se me quedó un regusto algo "extraño" en relación a la redacción, pero como estaba escrito "a medias" con María Teresa Rodríguez de Castro pensé que la combinación no había sido buena. Aún así, los temas tratados estaban bastante mejor expuestos, mucho más definidos, mejor encajados.

Sin embargo, después de leer "Las culturas fracasadas" tengo una sensación de vacío de información, de lectura absolutamente anodina.

Me queda en pila otro del autor: "Cartas de amor". 
Espero que dé para más.

lunes, 7 de enero de 2013

Madrid, Madrid, Madrid...

¡Ya se ha acabado! Pero mientras ha durado ha sido genial. Agotador, pero genial.

Hemos estado una semanita escasa, y claro: no ha dado tiempo a todo (mi cuerpo tampoco está para excesivos meneos), pero hemos visto a mucha gente querida, hemos ido a sitios que nos encantan y lo hemos pasado muy bien. Nos ha faltado por ver a algunas personas. Y por ver más a otras. Espero que no tarde en presentarse una nueva ocasión, aquí o allí.

El mismo día 30, ni 24 horas después de haber llegado, hicimos una noche teatral de chicas, y luego cena de parejas. Fue un comienzo dificilmente superable.



Ya en nochevieja, aperitivo marisquero en buena compañía y consiguiente "puntito". De ahí ya no hubo quien nos parara (mi hígado aún debe andar escribiendo la carta de reclamación): cenita de nochevieja con más gente de la que inicialmente esperábamos, así que más divertida (cuantos más semos, mejor lo pasemos). Hay un vídeo buenísimo de cuando nos comíamos las uvas, pero como me dio la risa dura como 5 minutos (lo que tardé en tomarme las 12 frutitas...), así que tampoco voy a colgarlo... Eso sí: la foto de Dani con su gorrito "viva el orgullo gay en Nochevieja" no me resisto a ponerla.



Luego, copichuelas por El Pardo city. "En mis tiempos" las noches por allí no me daban para tanto. Pero los 2 años que llevamos yendo en Nochevieja están siendo divertidísimas:

NOCHEVIEJA 2011

NOCHEVIEJA 2012

Cuando estás lejos de "tu sitio" estos reencuentros se saborean especialmente, y espero tener oportunidad de seguir saboreando y saboreando muuuuchos años más.

El día 1 de enero no es inhábil por nada... El cuerpo estaba para poco tute... Aún así salimos a cenar algo (teníamos pocos días, y había que disfrutar al máximo)...

Después vinieron días de compras, más reuniones de amigos y familiares, visiteo a zonas "míticas" para nosotros, también fuimos al museo naval (se nos quedó pendiente para otra visita ir a otros museos más artísticos).

Aprovechando que hace ya tiempo inauguré (y ahí lo dejé) la etiqueta de "crítica gastronómica", quiero recomendaros un sitio muy especial en El Pardo: La Choza del Segoviano. Un sitio con buenísima comida, no especialmente caro, muy agradable, y con un trato estupendo. En invierno, con la consumición en barra te ponen de aperitivo un caldito que resucita a un muerto de lo bueno que está. Y en verano, un gazpachito. Pescado no he comido más que salmón allí, y estaba bueno. Pero las carnes son espectaculares. Y de tapas, recomendaría TODAS: sesitos, tortilla con salmorejo, berenjenas con miel, el tradicional gamo de la zona (más rico que en cualquiera de los sitios de por allí), croquetas... No sigo, que me entra hambre.


Las gatas han estado mucho más a gusto que en otras visitas, incluso Cthulhu se enamoriscó de Pizca (fue mutuo), así que eso nos ha permitido mayor tranquilidad.

Les encantaron las hamaquitas de los radiadores, y se turnaban para ocupar la de la habitación donde estábamos.

Lo que han llevado peor han sido los viajes en el coche, aunque la ida fue peor para ellas que la vuelta.

Para mí los viajes también han sido una paliza, y ahora me costará unos días (espero que no demasiados) recuperarme. El ajetreo de Madrid ha sido tremendo, aunque "en caliente" (digo "caliente" por decir algo...) lo noté menos. Ahora me está llegando la factura física, y va a ser alta... Pero por alta que sea, ha merecido la pena, y repetiría con gusto. Espero que no tardemos en volver, cada vez tengo más mono de la capital y, sobre todo, de la gente a la que quiero que está allí. Pero si, por lo que sea, tardamos en volver... sabéis dónde estamos, y siempre seréis bienvenidos (de uno en uno, por favor, que la casa no es elástica...).