sábado, 20 de septiembre de 2014

The Funamviolistas

Vaya tres fenómenas.

A raíz de su premio Max al Mejor Espectáculo Revelación de este año vi un vídeo, un fragmento de una actuación.

Y llamaron poderosamente mi atención. Así que cuando supe que venían al Teatro Cervantes, decidí ampliar mi experiencia.

Anoche fuimos a verlas, y a pesar del esfuerzo físico que tuvimos que hacer para ello, mereció la pena. Y el doble la hubiera merecido también. Maravillosas.

Sin palabras, sólo a través de su música, sus voces (cantando dulce pero potentemente) y su expresión corporal, con muy poquitos elementos en el escenario, cuentan una historia que toca la fibra sensible pero, ante todo, divierte. Hay momentos en los que el público tiene ataques de risa que duran, y duran... Sin palabras. Sólo con música.

Aunque no se tengan grandes conocimientos musicales se puede seguir perfectamente el argumento, porque sí, tocan a Vivaldi, a Piazzolla... Pero también melodías que todos reconocemos, muy populares: sintonías televisivas, la pantera rosa...
Y aunque no se reconocieran. Ellas transmiten lo que quieren con su música, con sus gestos. Incluso es un espectáculo apto para niños, se entiende perfectamente. Son unas virtuosas que dominan la expresión corporal, la música... y hasta el ballet. Se nota que detrás de este divertido espectáculo hay años y años de estudios y práctica.

Como muestra, este vídeo. Aunque YouTube está repleto.



Tuvimos la buena suerte de, a la salida, mientras picábamos algo, encontrarnos con alguien que nos las presentó (aunque no era necesario: a la salida del teatro ellas esperan al público, les gusta conocer cómo sale la gente). Estuvimos un buen rato charlando con Ana, una de ellas. Y da gusto.
Merecen los premios que han recibido y más. Sobre todo, se merecen seguir llenando teatros.

martes, 16 de septiembre de 2014

DEP, Elegido


Todos los meses de septiembre esta misma sensación.
El corazón encogido, triste. De luto. La mente, clamando venganza.
Todos los meses de septiembre (al menos los pasados, ojalá éste haya sido el último), siento vergüenza por pertenecer, no al mismo país, sino a la misma especie que los bárbaros que participan (directa o indirectamente, que los políticos que lo permiten no son menos culpables que el que empuña la lanza) en ese festival de sangre, dolor (ajeno, por supuesto) y sadismo.

Ahora, unos minutos después de la cruel muerte de Elegido, sólo puedo pensar en esos sádicos. Están sueltos por la calle. Evidentemente, que se diviertan con esta "actividad" y tomen por héroe a quien "remata" al pobre toro (al que llevan puteando ya un tiempo, anoche le dieron "una vueltecita" por ese pueblo maldito) nos dice mucho de su estabilidad mental y su grado de salvajismo.
Pero estos garrulos no son los únicos culpables. Los políticos que, a pesar de las solicitudes para cancelar esta "fiesta", lo permiten, lo siguen permitiendo año tras año, son tan culpables del sufrimiento y la muerte del toro como los que cogen la lanza.
Luego queremos que en el resto de Europa no nos vean como a garrulos, gañanes, como los involucionados del Sur.
En otros pueblos de España, como Mataelpino, han cambiado los encierros y "festejos" que incluían maltrato animal por otras actividades similares, con bolas y dos pelotas. Ojalá cundiera el ejemplo.

Me horroriza intentar pensar qué habrá sentido Elegido en los últimos días.

Elegido (y sus predecesores) lo único que habían hecho para desatar ese sadismo y tener esa muerte fue nacer toros. A veces me consuela pensar que, si existe la reencarnación, hayan sido toreros o "lanceros" o "emboladores" en la vida anterior. Pero aunque estuviera segura de esto, seguiría defendiendo y peleando por detener este tipo de diversión (me cuesta horrores unir no en la misma frase, sino en el mismo día, esta actividad y "diversión").
Nada más. Como tantos animales inocentes que sufren a diario la inhumanidad de ciertas "personas", su salvajismo, su crueldad, sus frustraciones, su complejo de inferioridad (hay que sentirlo, y grande, para tener que hacerte valer con estas actividades).

Descansa en Paz, por fin, Elegido. Ya han dejado de putearte. Espero que el Karma haga su trabajo. O, en su defecto, espero tener yo, algún día, la posibilidad de hacerlo. O al menos de evitar que vuelva a ocurrir. Tú solito vales (valías...) más que toda esa manga de pueblerinos sádicos.



martes, 9 de septiembre de 2014

El libro de los insectos humanos

Hasta ahora, toda mi experiencia con el Manga había sido "El dulce hogar de Chi", colección tristemente interrumpida. Creo que sólo falta por publicar en castellano el 10º y último tomo. Y espero que alguien se anime a hacerlo.
Anda, anime.
Ja ja.



Leí la reseña de "El libro de los insectos humanos" porque ya sólo con el título me atrajo, y me invitó a probar, no sin miedito.
Y me he enganchado.
Inmediatamente después de terminarlo (y porque antes me había contenido) busqué toda la obra de Tezuka, y ya he pedido 2 más. Como sean igual de buenos, estoy perdida.

En "El libro de los insectos humanos" hay, ante todo, crueldad. No sólo física (que también), sino crueldad emocional, palabras que, cuando las lees, por mucho que las merezca el personaje a quien van dirigidas, dices "¡Ouch! ¡Eso me ha dolido!".

La protagonista, Toshiko Tomura, es fascinante. De una maldad muy marcada, de las que, cada vez que sale, piensas "¡será cabrona...!". Sus motivos arrastra para haber terminado siendo, según la ocasión, una roba-vidas o una destroza-vidas, y su maldad está tan marcada, es tan refinada, que a la vez que repele, atrae con mucha fuerza. Tanto al lector como a todos los personajes con los que se cruza, a quienes fascina antes de destrozar. Después, algunos, intentan destapar su verdadera personalidad, (su maldad es tan efectiva por la dulzura e ingenuidad que es capaz de fingir el personaje). Incluso vengarse. Y eso es lo que constituye la trama de la historia, que resulta fascinante.

Así que, una vez que me he quitado el miedito inicial al Manga, me he tirado de cabeza. Ya he conseguido (y empezado) algún otro cómic de este género, pero se agradecen sugerencias.