sábado, 27 de agosto de 2011

20 años después

Grande, majestuosa.

No tan trepidante como la primera de la trilogía, pero desde luego una lectura obligatoria, de las que alimentan, páginas que se pueden saborear; y no por menos trepidante, exenta de interés o movimiento en la trama: el contexto histórico es ideal para cualquier tipo de intriga, y los personajes, por los que no han pasado 20 años únicamente en lo referente a sus descripciones físicas, satisfacen cualquier expectativa.

Valores como la amistad por encima de cualquier circunstancia (algo que haría a esta novela digna de la etiqueta "Ci-Fi"), la lealtad, el sentido de la justicia aunque ello implique traicionar una ideología política... son constantes en la trama, y decisivos en su resolución.

Esta edición es muy buena, con estupendas ilustraciones (firmadas por R. de la Nézière), buen papel, tamaño de fuente, casi inexistentes erratas... Pero he echado de menos una guía de personajes y algún mapa. Para los que no conocemos la zona, hubiera sido muy útil. También podría venir con billetes para un viaje por las comarcas de las que habla, pero supongo que eso subiría demasiado el precio de cada libro...


miércoles, 24 de agosto de 2011

Ah, ¿que to er mundo no es güeno?

Joder... ¡¡eso se avisa!!
Pues vaya palo, ¿no?
Claro, así me explico algunas cosas...

He dicho en varias ocasiones que me he llevado varios palos, especialmente acumulados de hace poco más de un año a esta parte: pero es que es lo que tiene confiar en prácticamente todo el mundo, y pensar que a todo el mundo hay que darle el voto inicial de confianza. Te diga lo que te diga lo que le rodea (gente, circunstancias o lo que sea). 
Huy, qué potito pareado.

Bueno, sigo: He confiado en amigas que no lo eran, me he apoyado en puntos que se hundían a la mínima presión, y he estado al lado de quien, cuando yo necesitaba compañía, ha salido por patas. Pues vale: me he llevado el berrinche inicial (cada vez menos gordo, es lo bueno del callo) y a otra cosa. He perdido a gente que no merecía la pena y esa gente ha perdido a alguien que confiaba en ellos y les apoyaba. No soy buena en matemáticas, así que no sé bien quién sale perdiendo y quién ganando al final. Eso que lo calculen los listos.


La última (hasta este minuto, al menos) ha sido con una persona relativamente cercana, aunque al menos no ha sido de la familia directa en esta ocasión.
Es una persona en la que he confiado tan ciegamente como para dejar a su cargo a mis gatas, y nuestra casa, a pesar de todas las señales de peligro, una persona por la que he sacado la cara. Y ahora habría que partírmela, claro. Por bocazas y por ingenua.
Se molestó-enfadó conmigo, y a la vuelta de nuestras breves vacaciones hemos encontrado en nuestra casa alguna señal de ello. También hemos encontrado la tele volcada (esa tele nueva de 40'' con la que tanto soñó Dani), pero quiero pensar que no es responsable de esto. Hay un pequeño porcentaje de posibilidades que invitan a la duda, y a ello me aferro. Quiero pensar que, al menos, a las gatas las ha cuidado bien, o al menos que no las ha tratado mal, a pesar del estrés (con calvitas incluidas) que detectamos desde el primer momento, y algún escondite suyo tapado (con sombreros míos, y no de mercadillo precisamente)...
Bueno, los detalles son lo de menos.
Pero está claro que cuando confías a alguien lo que más quieres (el marido no cuenta aquí), es porque piensas que no te la estás jugando, apuestas por esa persona. 
En otras ocasiones me han fallado "amigas" que, después del "sucedido", pues ellas en su casa, yo en la mía, no nos llamamos-no nos escribimos y punto pelota. En este caso estaba en juego mucho más, pero bueno, sólo ha habido pequeños desperfectos, salvo en lo que respecta a la confianza, que está absolutamente rota. Vamos: irrecuperable.

Y ¿qué hacer ante algo así? El instinto primitivo que nos viene a la mayoría es de carácter violento, claro. Pero como solemos estar civilizados, con mayor o menor esfuerzo lo contenemos.
Está la opción de las medidas legales, pero eso incumbe sólo al caso particular.
Creo que la medida inminente a tomar es la malicia, al menos para los que carecemos de perspicacia: no confiar ni en el ángel de la guarda, no abrirte a nadie que no haya demostrado con creces que no te va a traicionar, y sobre todo y ante todo: no ser TAN TONTA. Porque lo que ha ocurrido, ya ha ocurrido (joder, estoy que me salgo soltando premisas hoy, eh?): lo importante es evitar que vuelva a ocurrir.

Y una vez tomada esta decisión, se me presenta una duda realmente peliaguda...¡¿QUÉ ME PONGO?! Sé que Dani me diría que el 2, pero es que mi naturaleza tira al 3 como la cabra al monte (se nota en mi dialéctica que estoy escuchando Macaco, ¿verdad?)

1.


2.


3.


4.

Se admiten sugerencias.

viernes, 19 de agosto de 2011

Madrid... me mata



Del 13 al 18 hemos estado en mi pueblo, Madrid, y ha sido un viaje estupendo: ha mejorado nuestras espectativas en todos los aspectos.
Sólo tenemos 2 "peros" que ponerle: que no hemos podido pisar el centro por la cantidad de gente que había por el tema de las JMJ, y que pensábamos cantar el alirón, pero sólo nos ha cantado el alerón. ¡¡Qué calorina!!

Toda la gente con la que hemos quedado nos ha hecho pasar ratos súper-agradables; me he reencontrado con Noelia, "Mi Amiga", así, con mayúsculas, la de toda la vida; hemos conocido a Juanmi, y pasado un día muy interesante y agradable con él; hemos visto a Jerom y Bárbara (aunque no hacía tanto desde la última -y no me refiero sólo a visita-); con mi padre y mi hermana pasamos una noche muy divertida y agradable, cuando sólo esperábamos una cena por compromiso; con mi abuela hemos pasado buenos ratos también... Cuando estábamos los dos solos también nos hemos reído muchísimo, hemos estado la mar de agustito. Nos ha faltado gente, pero tampoco teníamos tiempo, y además bastantes personas estaban fuera de Madrid en estas fechas, como es normal...

Mi abuela y Paloma nos ayudaron a alquilar una silla de ruedas, y con ella y el Clío de Paloma hemos podido movernos muy bien, aunque iba más rápida la silla que el coche :p

Las compras... qué decir de las compras...

Yo esperaba comprar más y peor, y al final he comprado menos, pero mejor... y esperaba que Dani comprara menos y peor, y ha comprado bastante (para ser Dani) y mucho mejor de lo que yo hubiera esperado... 

Hasta me regaló una pulsera de Imperio Clandestino... preciosa.

Gastronómicamente... nos han faltado sitios, pero como eran del centro, era evidente que no íbamos a pisarlos en este viaje... hemos comido en El Pinar, Friday's, Foster's, Rodilla, Imanol, La Fábrica... Hambre no hemos pasado, vamos.

Hemos pernoctado en casa de Paloma y Manolo... ellos estaban de viaje, y hemos aprovechado a hacer compañía a sus gatitos. Leia, un amor: súper cariñosa y expresiva. Chucky... bueno, es Chucky. Cogió confianza el último día ya... Espero que le dure el efecto para la próxima visita...

Lo mejor es que hemos (he) llevado la cámara permanentemente encima, y no hemos hecho ni una triste foto.

Yo he terminado agotada, pero muy contenta.

El final del viaje no ha sido tan bueno, hemos encontrado a la vuelta una desagradable sorpresa... Pero ya contaré en próximas entradas... No vamos a dejar que eso nos quite el buen sabor de boca de este viaje.

Gracias a todos los que habéis puesto vuestro granito de arena para que haya sido así.


martes, 2 de agosto de 2011

Los gatos son raros (y más observaciones)


Nuevamente, el autor, Jeffrey Brown, lo clava.
Los que vivimos con gatos sabemos lo divertido que puede ser simplemente observarles. A veces es tierno, pero otras... vamos, un día en la vida de algunos gatos es mejor que cualquier cutre-reality que se tercie.

Habla de las aventuras de dos gatos "compañeros de piso": Colega y Gatita. Cada uno con su carácter, cada cual con sus travesuras, cada uno sus manías...
Está contado desde el asombro y el cariño que sentimos los que queremos a los representantes de esta especie en la tierra. Tiras como ésta lo demuestran:

Al igual su predecesor ("Gato saliendo de una bolsa y otras observaciones"), la edición está curradísima, con una portada de cartón duro con ventanas a las viñetas interiores de la primera página, papel duro y calidad de las imágenes perfecta.



El anterior me enganchó, tiene buena mano para contar cosas de los gatos con los que ha convivido este autor.


Las historias de Misty son divertidísimas, y nos pareció que tenía un carácter muy similar a nuestra Cthulhu.




Una pena que, para mi gusto, no cuente tan bien su vida personal: compré "Torpe" después de leer "Gato saliendo de una bolsa", y al ver las buenas críticas que tenía en general (cuando leo algo que me gusta de un autor, le sigo la pista, como es normal), y me llevé una decepción importante: la historia es un tostón, y el tío... desesperante. Además, como al parecer se trataba de una historia real, me pareció una importante falta de respeto hacia su ex.

Pero le perdono por lo bien que retrata la vida felina. Eso sí: en adelante, sólo compraré cómics suyos que hablen de gatos. Sus miserias, para él.