sábado, 25 de febrero de 2012

QUE APAGUÉIS LOS MÓVILES EN EL TEATRO

COÑO.

Por lo que tengo visto, pedirlo por favor hasta el momento no da resultado.



Anoche estuve viendo Shirley Valentine (sí, otra vez, ¿qué pasa? Es que es MUY buena). Y a lo largo de la representación, se escucharon hasta 5 móviles. Ya está bien. Y nadie dijo nada (yo me quedé, como siempre, con las ganas, pero no me atreví: todavía me hubieran contestado mal). Eso sí, el sonido (necesario porque ese teatro es muy grande) falló los últimos minutos del primer acto, la actriz subió su tono de voz, y sí hubo quejas de "¡No se escucha!". Para matarnos a todos.

Estoy convencida de que, si al primero que le suena el móvil le llega el conserje y le echa del teatro, los demás no hubieran sonado. 

Estamos por civilizar. Ya jode que suene el móvil en sitios como el cine (que hay hasta quien lo coge), donde perjudicas a todos los demás espectadores que han pagado una entrada, al igual que tú. Pero en un teatro estás, además, poniendo en juego la concentración de los actores, y encima en casos como éste, cuando es un monólogo, ya ni te cuento. Somos muy endebles con algunas cosas. Y ésta es una de ellas.

Me encantaría tener el coraje de, al próximo que le suene el móvil durante una representación teatral (que me lo cruzaré, estoy convencida), levantarme de mi asiento y decirle algo, o simplemente acercarme a su butaca y, para no joder aún más al resto, simplemente mirarle a 5 centímetros de su cara, con el bastón firmemente cogido. Pero no lo tengo. Una pena.

lunes, 20 de febrero de 2012

Sólo soy una persona

No sé si alguien recuerda o conoce la estupenda canción de Mecano con ese título... a mí siempre me ha gustado:


La recordaba el otro día a cuenta de una observación que me hicieron... En el momento no supe contestar... como siempre me pasa. De haber tenido más chispa (y menos vergüenza) hubiera cantado esta canción... Hubiera estado bien.

No soy un árbol. Eso es lo primero que quiero dejar claro. "Sólo soy una persona"; y por tanto tengo la facultad de cambiar de hábitat si el que tengo me es hostil, por ejemplo, o si simplemente me apetece. Mucha gente valora la inmovilidad: la casa de toda la vida, los amigos de toda la vida, la ropa de toda la vida, la música de toda la vida... Cueste lo que cueste. Ni siquiera se plantean si todo eso les gusta: no, es que es lo que tiene que ser. Y si ellos son felices así, pues ole.
En mi caso soy más culo inquieto:
Si parte de mi familia considero que no se porta bien conmigo, o simplemente no me gusta estar a su lado, pues tener lazos sanguíneos no quiere decir que estamos cosidos, oye...
Si tengo una oportunidad laboral, o personal, o me va más el clima de otra ciudad o incluso país, pues aunque haya vivido todo el resto de mi vida "aquí", ¿por qué no voy a ir? 
Si estoy rodeada de personas que no son mis amigas, o con las que no tengo demasiado en común (porque cada rama crece pa' un lao', por ejemplo), o con las que ya no me siento tan a gusto como antes... pues oye, no tengo por qué mantener la costumbre de estar con ellas, ¿no? Además, siempre me ha gustado conocer mucha gente, ir picoteando, cada persona es un mundo y tiene algo que descubrir, que ofrecer... algunas son (para mí) flor de un día, y otras no me cansarían en 3 vidas a su lado.
Bueno, y así respecto a casi cualquier aspecto de la vida que se pueda plantear.

Parece que el cambio implica que lo que se deja atrás se autodestruirá en cuanto nos demos la vuelta, es como si hubiera ese miedo. Y no, qué va. Y en algunos casos, aunque sea así no se pierde, para qué nos vamos a engañar. 
No implica que cualquier novedad sea bienvenida, o cualquier cambio hecho a ciegas... sólo un poquito de flexibilidad, especialmente en las áreas que no nos tienen muy contentos.
Avanzar siempre da miedo, el paso en falso, la incertidumbre del futuro... pero a mí me da más miedo pudrirme inmóvil (aunque algunos cambios, debo reconocerlo, me ha costado mucho tiempo decidir realizarlos y dar el paso).

domingo, 19 de febrero de 2012

Cuentos Completos de Carmen Martín Gaite

No sé por qué me he asombrado, porque no se podía esperar otra cosa, pero aún así, sólo puedo decir: 
QUÉ MARAVILLA DE LECTURA.

Especialmente los primeros relatos... Bueno, y los últimos, y los del medio... He disfrutado con estos cuentos... como cada vez que leo algo de esta mujer, qué narices. Sus novelas son profundas, aunque algunas puedan aparentar superficialidad. Pero sus relatos son intensos, te hablan de cosas muy cotidianas... ¡tremendas todas!

Por supuesto, los argumentos no lo son todo... la forma de escribir de Carmen Martín Gaite es embriagadora... es como oler una flor de aroma muy intenso, como probar un buen vino de Toro, como tocar arena de la playa con los ojos cerrados... Una gozada, vamos.
Un ejemplo:
"Uno no se explica por qué muchas veces que quiere gritar la voz no le viene; se le estanca como en las pesadillas, cuando lucha por despertarse, y en cambio un día, de repente con la mayor naturalidad, sin pretenderlo, sin que aparentemente haya cambiado ninguna cosa, la voz acierta a salir como por un grifo abierto y alcanza a salpicar vigorosamente a todas partes, y se ve lo fácil que era."

Tengo varios pasajes como éste marcados. Es algo que no suelo hacer, pero con este libro no he podido remediarlo... con post-it señala páginas y un lápiz marcando sólo el inicio y el fin de lo que quiero resaltar... porque esto es algo para coger de vez en cuando y volver a disfrutar... Es como tener en tu casa un ramo de rosas y no acercarte de vez en cuando a olerlas. Pecado.

lunes, 13 de febrero de 2012

No empieza muy bien la semana...

Espero que mejore, porque estoy, a primera hora del lunes, más quemada que muchos domingos.

Una de las cosas que me tienen quemada no tiene que ver directamente conmigo. Tiene que ver con una persona a la que quiero mucho. Alguien le está haciendo un daño irreparable, y me jode. Así de claro. Hay personas con muy "mala uva", que no reparan en el daño que hacen con tal de satisfacer su rabia... y su avaricia. Y si reparan en ello, les importa un pimiento.
Le han denunciado por algo que no ha hecho, pero como no hay pruebas ni testigos, y la otra parte sí ha presentado pruebas (falsas), pues lo tiene crudo. Y le puede amargar los próximos 5 años fácilmente. Y tendría que pagar una indemnización a la denunciante, que es lo que, me parece, le interesa.
Yo no estuve allí cuando pasó, pero pongo la mano en el fuego por que no fue como dice "la denunciante". Conozco a la otra persona. Y no es que no la crea capaz de semejante disparate. Pero sí tiene la honradez suficiente como para, en caso de haberlo hecho, dar la cara y contarlo. Y no ha sido así. No es perfecta, pero lo que desde luego no es, es mala persona. Cuenta con todo mi apoyo, y estoy intentando mandarle todas las buenas vibraciones posibles que, por desgracia, es lo único que puedo hacer por ella ahora.



Me da muchísima rabia tener las manos atadas. Tanto para evitar lo que probablemente ocurra, como para inflar (y esta vez de verdad) a la causante de tanto daño.
Sé que la vida se lo va a devolver, y que va a pagar lo que está haciendo... pero ¿quién borra lo que está pasando y, en caso de condena, va a pasar, la otra parte?
Me queman estas cosas, no puedo evitarlo.



El otro tema que me tiene en el disparadero viene del pasado pasadísimo.
Hace mucho, muchísimo tiempo, escribía. Y de estas que te crees que lo haces bien, y algunas personas te alimentan esa creencia, y te metes en el mundillo.
Bueno, entre otras cosas, participaba en una tertulia, que tenía una revista, "Trampolín". Ahí publicaba algunas cosillas. Peeeeeeeeeeroooo... A la hora de transcribir para edición, pues los responsables de la publicación hacían las modificaciones que se les ponían en la mismísima punta, y no consultaban. Y ahí aparecían, cosas que había escrito yo, pero que no eran lo que yo había escrito. Y firmado por mí.

El caso es que hay alguien a quien quería regalar algunas de estas revistas, a raíz de ciertas conversaciones que hemos tenido últimamente.
Y he seleccionado algunos ejemplares, y pensado "antes de pasárselas, voy a corregirlas, para que ponga lo que yo quería poner de primeras, no lo que se inventaron otros". Y estoy del hígado. De verdad. Releer esas correcciones, alguna de ellas realmente infame, me pone de muy mala leche. En algunas, quizá intentaban cuadrar la métrica (intentando pensar muy bien de ellos), pero en otras, da la sensación de que ellos hubieran querido escribir eso, y lo que hacen es dar su toque. Y me revienta. Sobre todo porque van firmadas por mí.

Pero bueno... tomaré tila, morfina y un par de patxaranes, y corregiré todas las revistas que aún me quedan. Así no me llevo otra vez este sofocón cuando quiera volver a echar mano de ellas.

Lo malo es que les prohibí expresamente, cuando por este motivo básicamente dejé el grupo, publicar nada más mío... pero alguien de mi entorno se erigió en mi representante por su cuenta y riesgo, y me da que permitió y hasta alentó que sí publicaran, ocultándomelo, por supuesto.

Intentaré no pensar demasiado en ello.

viernes, 10 de febrero de 2012

Dinero a mansalva



Un visionario. Este hombre es un visionario. Escribir en 2007 las causas y posibles consecuencias (¡y hasta posibles soluciones!) de la actual crisis económica es como para quitarse el sombrero (valga la redundancia). 


Mundodisco está evolucionando y creciendo, qué duda cabe. Y el trocito que se refleja aquí, es muy diferente al de los primeros libros, a pesar de la importancia en el argumento de la Universidad Invisible. 



Es una gozada contar con un mayor protagonismo del patricio, aunque el señor Doblado y los Espléndido no me han hecho especial gracia. Como personajes están bien, le vienen al argumento al pelo, pero no son especialmente hilarantes. Don Tiquismiquis sí me parece una aportación valiosa, mira tú por donde. Espero volver a encontrármelo por Mundodisco.

Me ha encantado, en la portada, el cameo de la Muerte. Genial.

Ahora, como siempre, a esperar pacientemente al siguiente...