Lo necesitaba. Hace tiempo me apetecía, pero con los últimos sucesos ya se ha hecho necesario. Así que ayer me pasé tooooda la mañana en la peluquería. En principio iba sólo para un baño de color y la manicura, pero terminé haciéndome eso, y cortar un poquito las puntas, ponerme parafina en las manos, haciéndome la permanente de pestañas... Vamos, dándome un homenaje. Todo lo que me decían... "quizá te iría bien..." yo: "vale, adelante!!"
Por una parte me hace sentir mal no haberlo hecho con las personas "habituales" (Yesi el pelo y Mª José la estética), pero ¡qué narices! Ni siquiera he recibido una llamada suya en todo el otoño (y ambas sabían que he tenido un brote gordo), ni saben lo de Pirracas, ni... ¡nada! Así que bueno, he pensado más en mí que en los demás, que ya está bien.
Pasé una mañana muy agradable, porque tanto la esteti como la peluquera son personas muy muy muy majas. No sé cómo he quedado físicamente (a mí me gusta lo que me han hecho, pero ya se sabe: aunque la mona se vista de seda...), pero moralmente ha sido un bálsamo. Volveré por allí, y no creo que tarde demasiado...
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