Así, he visto muy cerca cómo alguna madre, por inquina personal o simplemente porque no le caiga bien cierta persona (familiar o no) va dirigiendo y manipulando la información que les llega a sus hijos acerca de esa persona, y poco a poco, por más que la otra persona quiera a esos menores y se esfuerce en demostrarlo, va dando forma a lo que piensa (y por tanto siente) el niño hacia el tercero en discordia, y en la mayoría de los casos afectando a esa relación para siempre.
No sé si en estos casos son conscientes de que, quien resulta más afectado, es el niño, no el objeto de su manía personal (aunque sí le pueda doler algo, desde luego). Quiero pensar que el disfrute de la "orientación afectiva" o la manía a la otra persona no se lo deja ver.
Evidentemente, mi opinión al respecto está entre la repugnancia hacia ese comportamiento materno y la pena hacia las dos partes: madre y churrumbel(es).
Una persona que prioriza sus simpatías personales ante el bien y la correcta educación de sus hijos debe andar
bastante tocada por la zona de la autoestima, y desde luego el ser humano que está formando va a cojear más que yo... aunque no se le note al andar.
Esto vuelve a tocar el tema que muchas veces comento: mi opinión de que los padres biológicos deberían superar las mismas pruebas que los adoptivos para poder quedarse con lo que venga.
En casos como éste, probablemente la madre
no pasara del primer psicotécnico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y tú ¿qué opinas?