Después de la movida con el reumatólogo, necesitaba "dispersar la mente", y fue lo que intentamos ayer.
Fuimos a ver la representación de "La bella durmiente" y "Canción de mar" por parte del Joven Ballet de Málaga en el Teatro Alameda. Vale que la representación no fue para tirar cohetes, se les notaba muy nerviosos, y algunas lo hacían fenomenal, pero otras estaban bastante nerviosas y rígidas... Bueno, el caso era ver ballet, que hacía ya muchos años que no veía ninguno, y recordar los "tiempos mozos".
A mí me gustó más la primera parte del programa, "La bella durmiente", era ballet clásico, con música clásica y tutús clásicos. A Dani casi le da el gran soponcio por aburrimiento. Sin embargo, a él le gustó más (sin llegar al exceso) la segunda parte: "Canción de mar", baile contemporáneo, con música de Dulce Pontes y Andrea Bocelli.
A la salida del teatro, pasó algo curioso: sin venir mucho a cuento, porque "me dio por ahí", le dije a Dani que cambiáramos de acera, a la de la derecha. Y no llevábamos ni 10 metros caminados, cuando dice Dani... "Anda, mira a quién tenemos aquí": en un portal había una placa indicando la consulta privada del ¿Dr.? Calero, "reumatólogo", y de un fisioterapeuta que llevaba su mismo apellido. Vamos, que la noche era para olvidarme de él, y la cosa estaba de que no...
Después, como Dani ha tenido especial paciencia conmigo en los últimos días, le invité a cenar (eso sí: en mi restaurante favorito :p ).
Comimos muy bien, cosas muy ricas y originales, y claro, no podíamos dejar de pedir la tortilla deconstruída... ¡un manjar!
También migas con huevo, una gelatina de pipirrana con bacalao y una fideuá de verduras (fideuá de fideos de cabellín tostados).
Completamos con un chupito, y ¡a casa! Que era martes y algo tarde ya.
Pues sí, donde dice "a él le gustó más" debería decir "él bostezó menos". Pero bueno, nada como probar algo para confirmar que no te gusta.
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