Anda que no he sido pesada todo el puñetero otoño, el invierno y la primavera con la cantinela: "Estoy deseando que llegue el verano para bajarme la morfina".
Que me cansaba hasta a mí de oírme.
Y ha llegado el verano. Y bajé la morfina. De 12 mg. bajé a 8 mg. Y me sentí bien. Y me regocijé. Y me fui al gimnasio. Y, a parte de stretching, hice mantenimiento y algo de máquinas. Y seguí con 8 mg. Y aguanté. Y tuvimos visita en casa. Y aguanté. Un poquito. Luego ya, pues no pude aguantar, y tuve que tomarme 10 mg. de rescate. Y me sentí fatal, física y moralmente. Y, aunque no soy muy buena en matemáticas, me di cuenta de que, si me bajo 4 pero tengo que tomar 10, pues salgo perdiendo. Y he tenido que volver a los 12 mg. Y llevo desde entonces con mucho dolor en el hombro, que unos dicen que es tendinitis y otros que tenía el hombro fuera de sitio (hoy me lo han recolocado, el jueves la segunda parte de la peli). Y todo esto es desesperante. Porque lo que me da ánimos para seguir, el clavito al que estoy agarrada todo el puto invierno (y no puto por insultar, sino por describir) es el de "cuando haga buen tiempo". Y si resulta que llega el buen tiempo y andamos con éstas, pues apaga y vámonos, porque yo ya no sé a dónde agarrarme después de esto. No quiero tirar la toalla: la semana que viene haré otro intento de rebaja a 8, cuando acabe con lo del hombro. Y espero que de resultado. Y que pueda combinarlo con ejercicio físico y mantenerlo hasta el verano que viene, en que pueda bajar a 4.
A parte de toda esta batalla, tengo la batalla paralela añadida, por si me aburría: hacer ver a médicos y personas de mi entorno que yo soy la principal interesada en reducir la ingesta de morfina. Que no la tomo por gusto, ni por vicio.
Y a veces siento que estoy en una conversación de besugos:
- Hola, doctor, vengo a su consulta porque quiero que me trate de mi enfermedad y así poder dejar de tomar morfina.
- Vale, cuando dejes la morfina hablamos.
o...
- Estoy harta de tomar morfina, a ver si damos con un buen médico y un tratamiento adecuado pronto.
- Tú lo que tienes que hacer es dejar de tomar morfina.
¿Soy la única que no le ve el sentido?
Además, en situaciones como ésta, el apoyo externo a veces se hace imprescindible. No quiero quitarme responsabilidad, porque es cosa mía, pero siempre tener una mano amiga cerca que te empuje (hacia delante, no hacia abajo) cuando te cansas, ayuda... Y yo estoy muy cansada...
Estoy poniendo todo de mi parte, no doy para más. Quizá no sea suficiente, pero es que hasta aquí llego. Y me decepciono. Y por lo que veo, decepciono también a los demás. Pero espero recuperar ánimos pronto para seguir con mi empeño.