Esta va a ser la segunda vez en toda nuestra carrera (la tuya como artista y la mía como fan) en la que no voy a ir a ver el concierto que das en la gira al paso por la ciudad por la que vivo.
El primero me pilló en Madrid, ¿recuerdas? Era la gira de uno de tus mejores discos, "El alma al aire". Pero se te ocurrió darlo en el Calderón. Y por ahí no paso (como no sea de largo porque vaya por la M-30).
En esta ocasión me pillas viviendo en Málaga.
Cuando fui a comprar las entradas, aluciné con los precios. La más barata, cerca de 62€; la más cara, 120€. Gracias a Dios podría permitirme el lujo de comprarlas e ir a verte (aunque, como siempre, a base de llamar y escribir a un montón de sitios para saber en cuál de las zonas van a poner la plataforma para minusválidos).
Pero me escocía pagar semejante pastizal, especialmente después de, como seguidora tuya (en Twitter ya no, que eres muuu pesao) haber escuchado y leído entrevistas en las que expresabas tu pena, tu preocupación por la actual crisis en España.
Incluso has propuesto a Rajoy que "paguéis más los que más tenéis". Sobre todo tú: no creo que vaya Mariano a cobrarte en Miami...
Esas incoherencias me han escocido, y solidarizándome con las muchas fans que no van a poder ver tu concierto este año porque económicamente no pueden permitírselo (o, en caso de que puedan ir, muchas van a renunciar a muchísimo para pagar la entrada), he decidido que no voy.
Y me apetece, créeme. Sólo puedo verte en persona una vez cada 2 años, cuando haces gira. Y cantar contigo y con las demás fans, gritar, desfogarme... Compartir, que de eso se trata a fin de cuentas.
Otro pero que pongo a tu actual gira: en una de las canciones, desde la primera vez que escuché "La música no se toca" (el primer día que salió a la venta, como siempre. Compro el disco que saques lo antes que pueda, incluso las ediciones especiales que te sacas de la manga y que varían muy poquito respecto al disco original. Creo que el dinero te está gustando más de lo que esperaba de ti)... como digo, en cuanto escuché la canción "
Mi marciana" decidí que no la corearía en el concierto. Porque me pareció machista. Sinceramente, me ofendieron algunas de las cosas que en ella dices, no las esperaba de ti.
Y eso que el último concierto tuyo al que fui, el de la gira "Paraíso Express" fue el mejor de tus conciertos al que haya asistido. Mejor que el de "Más" en Las Ventas, donde estabas casi al alcance de mi mano, después del que me quedó un moratón de guerra en el tórax, de dejarme aplastujar por miles de fans contra la barra de seguridad, que para eso estaba la primera, tras más de 12 horas de espera para entrar...
Como digo, el concierto de hace 2 años fue el mejor. No sólo por ti y tus músicos, que estuvisteis francamente fantásticos, el espectáculo fue alucinante. Una de las cosas que más me gustó del concierto fue la mezcla que hiciste entre tus temas ya clásicos y los del disco actual. Creo que a todas tus fans nos removiste aquella noche muchas cosas, muchos recuerdos.
Además, fue bastante enérgico, marchoso: mucha guitarra eléctrica, mucha percusión. Un espectáculo genial.
Pero cuando digo que fue el mejor concierto para mí, me refiero a la experiencia. Es algo que he contado muchas veces, pero nunca en este blog.
Era el primero de tus conciertos al que acudía en silla. Nada de ir a la arena, nada de pegar botes, nada de tener agujetas una semana, y disfrutarlas cada segundo, saboreando el recuerdo del conciertazo que me las había causado. Debo confesar el apuro que aún me da ir en silla, especialmente a sitios donde la gente va a divertirse y pasarlo bien. Aún me afectan las miradas de lástima.
Llevaba un par de días atormentando a Dani y vecinos con tu disco, lo ponía una y otra vez, a tope, lo cantaba, lo gritaba, y entre canción y canción, no podía resistirme a decir "
¡¡¡¡¡AAAAA-LEJAN-DRO!!!!!". ¡Qué ganas tenía de verte! ¡Cómo me latía el corazón!
Y llegó el gran día. Y, como no podía ser de otra manera, me encontraba fatal. Estuve llamando a varias personas para regalar las entradas: no me veía capaz. Pero quienes estaban interesados en ir, claro, ya las tenían. Hasta el último momento estuve intentando que no se desperdiciaran. Al final, Dani me dijo "Mira, vamos a hacer una cosa: vamos, y en cuanto quieras, nos volvemos. Al menos escuchas una canción". Y eso hicimos.
Uno de los momentos más escalofriantes para mí en tus conciertos es el momento en que sales al escenario. Esa emoción, esos rugidos del público. Y, como íbamos bastante tarde, creí que me lo iba a perder. Dani condujo todo lo rápido que pudo, y tuvimos la suerte de poder aparcar en "paralímpicos", justo en la puerta. Enseguida una chica encantadora, de la Cruz Roja, nos llevó hasta la plataforma para minusválidos.
Y justo en ese momento saliste tú. Como si me hubieras estado esperando.
No puedo explicar el pellizco que se me cogió en el pecho. Entre las prisas, el encontrarme tan malita, el verme en la silla y no poder saltar y chillar para desahogar mi histeria... me puse a llorar como una magdalena. Dani, detrás de la silla, ni se enteró. Pero yo no podía parar de aplaudir y llorar. Y venga a llorar.
Como digo, Dani ni se enteró, pero a mi lado había otra chica, más joven que yo, también en silla. Me pareció que su discapacidad no era sólo física, tenía algo más, pero suplía todas esas carencias con un corazón más grande que el escenario en el que tú cantabas.
Yo no podía parar de llorar, y cantar. Y ella cantaba, aplaudía... y me miraba. Como me vio inconsolable, empezó a preocuparse. Casi me miraba más a mí que a ti. Y avisó a su acompañante (creo que era su madre). Su madre, pensando que era una histérica de las que lloran sólo por verte, intentó tranquilizarla. Ella se quedó conforme... de momento. Seguía mirándome, preocupada. Y yo venga a llorar y a cantar.
En una de las canciones "de mechero", una de ésas en las que, las que no llevamos mechero alzamos los dos brazos y los movemos a un lado y a otro, lentamente, al son, ella me cogió de la mano. Y me la apretó, consoladora.
Aún se me saltan las lágrimas (no se me acabaron esa noche, curiosamente) al recordarlo. Durante todo el concierto tuvimos una complicidad preciosa. Inolvidable.
A pesar de esa grandísima experiencia, este año...
te lo agradezco, pero no.
No me parece ético ir a tu concierto este año. Otra vez será (espero).