Hace ya unas semanas, el domingo 19 de Octubre, estuvimos en la feria MiMascota de Málaga. No era la primera vez que íbamos, pero sí ha sido, con diferencia, la más decepcionante. Hasta el punto de que no creo que volvamos, a no ser que sepamos a ciencia cierta que ha cambiado MUCHO.
Para empezar, la organización no sabía absolutamente nada de "mascotas" (que mira que odio el término, pero eso ya es manía muy personal).
En lo tocante a los animales allí "expuestos" (primer error: quienes queremos a los animales no soportamos verles como mercancía. Cierto es que mucha gente fue a ver "lo bonito que es este ejemplar de tal raza", "lo gracioso que queda un Collie con el pelo verde y rizado", "trajecitos y zapatitos para perros y gatos" o exhibiciones de habilidades cuasihumanas en animales no humanos). Se notaba a la legua que esos animales estaban sufriendo. En jaulas reducidas y con una higiene más que deficiente, solos, rodeados de gente que se acercaba e intentaba tocarles y con un ruido ambiental más propio de una discoteca que de un palacio de congresos. Se me ha quedado clavado en el corazón el caso de un gatito, bien joven, que maullaba desesperado dentro de un transportín porque se habían llevado a su hermano y estaba asustadísimo. En este caso, fue en la exposición de Royal Canin. Negativo gordo para ellos. Pero la mayoría estaban así. Muy deprimente.
Otro aspecto que me desagradó enormemente: la venta ilegal de cachorros. No sé si la organización estaba al tanto de ello (supongo que inicialmente no), pero no era algo difícil de controlar, si se hubiera querido.
Por ejemplo, mientras miraba un stand, se me acercó una mujer y me puso en el regazo (yo iba en mi silla) un tembloroso cachorrito de perro. De alguna raza, probablemente, pero no suelo mirar esas cosas, salvo que sea muy evidente. Me lo ofreció, y le pregunté si lo daba en adopción. Por supuesto, la respuesta fue que no, que lo vendía, como a sus hermanos.
En lo tocante a los stands, la feria me resultó desangelada en comparación a otras veces que hemos ido. Me encantaría tener una relación de las marcas que han decidido no estar en esta ocasión, especificando sus motivos: si han sido meramente económicos (no sé el precio de poner un stand allí, pero supongo que en muchos casos no resultará ya no rentable, sino viable) o más éticos: si, al ver el trato que allí se da a las "mascotas", han renunciado a participar. Me gustaría tener esa relación para, precisamente, confiar en esas marcas ausentes en la feria por el segundo motivo.
No quiero con esto decir que todos los que estuvieron allí aprueben el enfoque y el trato a los animales.
Un claro ejemplo de una firma respetuosa y amorosa con los animales es el stand de MiMiga (para muestra, un botón: lo que su responsable está haciendo con Leo). MiMiga crea joyas muy ponibles (y preciosas) de todo tipo: colgantes de plata con formas felinas, camisetas bordadas personalizadas en función del número de gatos que quiera representar cada cual, el color... y la novedad: pulseras, colgantes o pendientes con bolitas hechas a partir de pelo (no arrancado ¡desde luego!, sino del que se les cae con el cepillado, por ejemplo) de nuestras mascotas (gatos, perros, conejos...). Puede sonar excéntrico, pero el resultado no es sólo bonito y simpático: resulta emotivo. Por ejemplo, para cuando, por desgracia, cruzan el arco iris.
Pero también para llevarles siempre cerquita.
No hace mucho Dani me regaló una de estas pulseras. Como pensábamos que este otoño (parece que el asunto se retrasa) me ingresarían durante más días de los que nos gustaría, él sabía que durante ese tiempo lo peor para mí sería, no ya los asuntos médicos, sino lo muchísimo que nos echaríamos de menos mutuamente las gatas y yo. De ellas se encargaría él, pero para mí pensó una manera de que pudiera tenerlas cerca durante esos días y, de sus sesiones de peinado, guardó pelo de cada una y se lo hizo llegar a MiMiga.
El resultado, esta preciosa pulsera, que no he podido evitar estrenar antes del ingreso.
Tienen muchísimas más cositas. La que más llamó mi atención (me la pido, por cierto) fue una bolita de cristal que contiene las bolitas de pelo.
Volviendo a los puntos negativos de la feria, la actitud de muchos de los visitantes humanos (permitían el acceso de "mascotas"). TODOS los "propietarios" (otro término que no) de perros, y la mayoría de los no-propietarios, conocen su obligación de llevar bolsitas para recoger las caquitas de sus perros, al menos fuera de su casa. En su casa, que hagan lo que les plazca. Bueno, pues había que ir esquivando. Había tramos en los que parecía que se estaba jugando a la rayuela.
El ruido que he mencionado antes, desde luego, también afectaba a los animales "visitantes": la mayoría estaban desconcertados, entre el jaleo y el exceso de estímulos, a los que muchos temían.
Aquí vuelve a entrar la organización: vamos a ver, ya nos ha quedado claro que los que consideran "mercancía" (los expuestos) les importaron un pimiento. Pero los visitantes, vía los humanos que les acompañaban, son potenciales clientes (lo que realmente les importa). No hay que ser experto para saber que la sensibilidad auditiva de los animales caninos es mucho más alta que la de los animales humanos. ¿Qué establecimiento que quisiera agradar a sus clientes no tendría en cuenta algo así?
Volviendo a los propietarios, y esto ya es opinión muy personal, algunos llevaron a sus perros para una sesión de peluquería (pero no para un corte o un lavado que les pudiera beneficiar, sino para que les pusieran rulos, tintes extravagantes o crueldades semejantes... ¡¡ponéoslos vosotros en el mismísimo, dejad al perro!!) o concursos de belleza...
También aquí había excepciones, desde luego.
La casualidad quiso que nos encontráramos con dos personas a las que me gustaría poner como ejemplo de adopción responsable.
Hace bastantes meses, entre varios, les intentamos convencer para que adoptaran un gato (o 2, o 3...). No hubo tutía.
Pero no se han quedado solitos, y hace un par de meses dieron El Gran Paso: adoptaron a Fantasma, un galgo al que, hasta ese momento, la vida no había tratado bien.
Por este motivo, los inconvenientes de su incorporación a la familia no se han limitado a los habituales (adaptación mutua, cambio de vida, obligaciones...). Su salud y, ante todo, sus miedos (pánicos, por lo que pude ver en MiMascota... con el rabito entre las piernas, las orejitas hacia atrás, pegadito a lo que pudiera parecer una pared...) están suponiendo un arduo trabajo para los humanos que, aún con todo esto, han tenido la fortuna de incorporarle a su vida. De todo esto dan cuenta en el diario que publican con sus avances, sus retrocesos y que ya tiene un montón de seguidores que, día tras día, nos alegramos con sus progresos y nos "añusgamos" con sus recaídas.
En resumen: gracias a MiMiga y a ellos, la feria tuvo también su punto positivo.
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Muchas gracias Ruth,
ResponderEliminarpor tu visita y tus bonitos y halagadores comentarios. Por cierto, las perlas de cristal eran inicialmente para los pelos de perros sin subpelo, pero parecen gustar en general ;-)
Y lo segundo que me ha encantado de este post es - cómo no - la historia de Fantasma (la foto día 100 está genial). Enhorabuena y gracias a Elena y David por todo lo que estáis haciendo por él.
Un abrazo.