No defrauda, pero porque de por sí no crea grandes espectativas.
Con el argumento y el reparto sabes más o menos qué vas a encontrarte, y por ahí van los tiros.
Me chafó un poco descubrir, según empezó, que utilizaban megafonía (algo que en el teatro no me gusta nada), pero bueno...
Por lo demás: argumento caótico, representaciones normalitas y quizá excesivmente estereotipadas (jugaban mucho con la imagen que se tiene de cada una de las dos), y un par de números musicales: uno metido con calzador, y el otro de aparición espontánea y desconcertante.
Fue, eso sí, divertida, tiene buenos momentos de humor una vez te metes en el surrealismo general, sin llegar al exceso (de diversión, que el de surrealismo está pasadísimo).
Bueno... una manera diferente y divertida de pasar una tarde, no me arrepiento, pero eso sí: si alguien piensa ir a verla, mejor sin grandes esperanzas. No es un obrón teatral. Es una representación caótica divertida.
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