No sé si anteriormente he hablado en este blog de Carlos García-Calvo, uno de mis ídolos desde la primera vez que le vi en televisión, el único que evitaba mis siestas cuando sintonizaba TeleMadrid y ponían aquel... "programa": "Con T de Tarde". Esas siestas en las que solía tener pesadillas y de las que me solía despertar con resaca, no por haber bebido alcohol, sino por el tonito nasal agudo de Terelu, su presentadora, que se me metía en la cabeza y hacía más presión que una sesión de hipnosis.
Bueno, como digo, la primera vez que vi a este colaborador aluciné pepinillos. Me entusiasmé. Y mi fanatismo hacia él ha ido a más, creo que nunca me ha decepcionado.
Para quien, incomprensiblemente, no sepa de quién hablo, diré que Carlos García-Calvo es periodista, especialista en protocolo y personajes destacables (de los buenos, nada de "famoseo"), tiene su propio blog en Yo Dona (que tarda demasiado en actualizar para mi gusto y para mi impaciente espera entre entradas) y colabora con revistas, como Telva, y diversos programas de televisión (en TeleMadrid, así que ha sido una de mis grandes renuncias al venirme a vivir aquí) y ha escrito otros libros a parte de éste, tales como "Cómo ser una mujer A y ponerse el mundo por chapeau", "No comas el postre con cuchara y otras instrucciones de vital importancia", "Cuéntaselo a Rosi" o "Te vestiré como a una Reina" (estos dos últimos ya están en camino a mi pila).
Para mí, no sólo sus conocimientos son admirables (conocimientos que a ninguno nos valdrían en nuestra vida, ni en nuestros mejores sueños, pero nosotros somos chusmerío), es que su manera de hablar, de expresarlos, es... sublime, inimitable. (Por ejemplo, él no habla de "La Pantoja", sino de "La Pantouche"... ). Sirva de muestra este vídeo grabado con ocasión de la presentación del libro que acabo de terminar de leer:
Uno de sus vídeos míticos es éste, en el que explica la idoneidad de llevar gafas de sol:
Carlos García-Calvo no sólo es sublime. Es que, aprovechándolo, tiene un sentido del humor fino de pillar, y juega mucho con eso... Me encanta la gente que va de superior y puede hacerlo. Son tan pocos...
Bueno, este libro, a parte de todo, es muy útil: dentro de que los consejos son para gente que lleva una vida que el 95% de los españolitos no podremos soñar jamás con llevar, son ideas que siempre se pueden adaptar... Además, hay que saber comportarse en cualquier circunstancia...
La lectura, además, fascinará a los amantes de la fantasía y la ciencia-ficción por explorar un terreno nada trillado entre sus autores de cabecera, es también idónea para los fans en secreto de Teresa Gimpera.
Para que os hagáis una idea de lo que podréis encontrar en estas páginas, os transcribo los títulos de los capítulos:
- Palabras preliminares
- Capítulo donde se detallan todos los elementos que deberá manejar el perfecto anfitrión.
- Capítulo que explica cómo lograr la puesta en escena perfecta cuando recibes amigos en casa.
- Capítulo sobre las distintas formas de agasajar a tus amigos en la gran urbe.
- Capítulo en el que se dan ideas de cómo recibir a tus amigos en tu casa de campo, veraneo o fin de semana.
- Capítulo en el que hablamos de las comidas que puedes ofrecer a tus amigos en el campo.
- Capítulo donde hablo de la fiesta campestre multitudinaria, esa "kermesse" heroica a la que, en un arrebato de locura, has invitado a tus parientes, amigos y vecinos con sus niños e incluso perros para quedar bien con todos de golpe.
- Capítulo en el que se detallan las cosas que uno deberá tener en su casa de campo, playa o fin de semana para cubrir todas las eventualidades.
- Capítulo en el que se habla de lo que llevarán puesto en anfitrión o la anfitriona perfecta. Y, sobre todo, de cómo deberán asistir sus invitados.
- Capítulo en el que hablamos de las grandes ocasiones, como Nochebuena y Nochevieja, sin olvidar el domingo de Pascual, en el que puedes organizar una espléndida merienda para tus hijos y sus amigos.
- A continuación, unos consejos muy útiles para acabar de ser el anfitrión perfecto ordenados alfabéticamente.
- Palabras finales.
¿A que os morís de ganas de leerlo?
¿No? Pues deberíais. En serio.
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