En la última edición de la Feria del Libro de Madrid, a la que ¡por fin! pudimos ir, compré, como siempre, más de lo previsto, pero especialmente hice descubrimientos en cómics.
Realmente sólo llevaba pensado comprar la "Guía Gatuna" de José Fonollosa (quién lo hubiera pensado de mí, ¿verdad?), y encima resultó que estaba agotada en todas partes: la reedición llegaría cuando nosotros nos volvíamos. Menuda suerte.
Pero claro: a la que vas a los stands, especialmente a los de las editoriales, pues ves cosas... descubres cosas... y picas. Qué remedio. Imposible no picar.
Uno de los descubrimientos con los que piqué fue "Omni-Visibilis". Suelo intentar estar al tanto de las novedades de los autores que me gustan, pero la alerta sólo la tengo para Aude Picault. A Matthieu Bonhomme debo reconocer que no le conocía, ahora he indagado algo sobre él y claro, es que no hace el tipo de cómic que suele gustarme... Pero Lewis Trondheim me tiene absolutamente enganchada a sus Pequeñeces. Y no esperaba, para nada, algo así de este autor, pero me ha gustado, y mucho. Es una rallada, pero una teoría muy interesante, bastante inquietante... Si te metes en la historia a cañón, la disfrutas, probablemente hasta respires agitadamente en algún momento... y te puedes quedar un poco pillado (como después de leer "1984"). Pero si la lees dejando cierta distancia entre la historia y tu mente, puedes ver clarísimamente la crítica al estado de espionaje y publicidad que está creciendo en nuestro mundo de manera desproporcionada. Por ejemplo: facebook permite, a algunas aplicaciones, acceder a tus gustos, tu historial... y en función de ello te salen unos u otros anuncios a la derecha. En mi muro no deja de haber publicidad de algo relacionado con los gatos, por ejemplo. Bueno, y con la moda, y maquillajes varios, sobre todo pintauñas... pero eso supongo que le pasará a más gente.
Nos estamos convirtiendo en seres transparentes a los que es fácil dirigirse de forma directa, atacando lo que les gusta en función de sus hábitos... y en escaparates, a su vez, al mundo: a través de nuestros muros de facebook, nuestro historial (no sé cómo se llama) de twitter, y hasta las conversaciones en persona que algún anticuado sigue manteniendo, "retwitteamos", compartimos pensamientos de otros, tal cual los han escrito. Es algo que ha pasado siempre, pero la escala que ha alcanzado en los últimos tiempos, y la rapidez con que lo ha hecho da un poco de vértigo...
Y todo eso es lo que está aquí plasmado, en el personaje de Hervé, en una historia rallante pero muy crítica.
Hice una buena compra.
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