He celebrado haber leído recientemente a P.G. Wodehouse, porque me ha permitido reconocer el evidente homenaje al genial Jeeves encarnado en Willikins (hasta el nombre da a entender que se refiere al famoso mayordomo -o "caballero del caballero", como le dicen aquí-): su forma de hablar, su educada ironía, sus exquisitos pero agresivos modales... ¡hasta su "bebida reconstituyente" tiene mucho que ver con el mayordomo de Bertie Wooster!
En esta ocasión lo que he acusado han sido bastantes fallos en la edición: no sólo erratas, sino algún salto extraño que no creo que sea intencionado.
Quiero resaltar una frase (que, para no hacer spoiler, no especificaré quién la dice ni a qué altura del libro), que puede aplicarse perfectamente a la actual situación española (y de parte del extranjero):
"La ley está para las personas, y no al revés. Cuando es al revés no duden en echar mano de sus armas, ¿entendido?".
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