Uno de los regalos que recibí la navidad pasada fue este libro.
Desde que supe de su existencia, le tenía ganas: no es ningún secreto mi gusto por las lecturas de argumento felino...
Literariamente no es nada del otro mundo, aunque tampoco es lo que se espera de un libro como éste. Está narrado con sencillez y mucha cercanía, es muy "de andar por casa".
En lo que destaca, evidentemente, es en la historia: Óscar, un gato que vive en una residencia de mayores, tiene un don especial para "predecir" la muerte de los residentes.
Pero el libro va más allá: explica que este michi, a lo que se dedica en realidad, es a acompañar en ese último momento a enfermos y familiares, les sirve de apoyo, de consuelo.
Me ha llamado mucho la atención de este libro cómo acerca el tema de la demencia y de los cuidados paliativos, el enfoque que da a este tipo de enfermedades: habla del paciente, pero también habla mucho de cómo lo pasa el entorno del paciente, las formas de afrontarlo e intentar llevarlo.
He hablado mucho de mis enfermeras felinas, por eso esta historia no me ha extrañado demasiado. Hablan del misterio, de por qué "presiente" este gato lo que va a ocurrir...
Muchas veces, Mariana (y Cthulhu algunas, pero menos) sabe que estoy mala. Algunas noches me despierta el dolor. En muchas de esas ocasiones no he terminado de abrir los ojos cuando noto el salto a la cama o su patita pidiéndome que le haga un hueco cerca de la cadera, y allí se pone, y me ronronea. Me acompaña, me intenta consolar. Cthulhu más bien intenta acompañar y distraer: intenta animar con sus maullidos, "pidiendo guerra". Mordisquitos aún está aprendiendo, pero lo que me alucina es que, cuando la racha dolorosa dura bastantes días, aunque parezca increíble SE TURNAN para cuidarme a la hora de la siesta y dormir a mi lado. Normalmente, si duermen, es a mi alrededor, bien cómodas... Y algunos días ni les apetece dormir conmigo, y se ponen donde les da la gana. Pero cuando estoy mala nunca falta una de mis gatas pegada a mí. Generalmente es Mariana, pero cuando ella descansa, les toca a Cthulhu o a Mordisquitos.
Quien no vive una situación de éstas no lo cree, no comprende hasta dónde llega esa compañía. Pero es maravilloso tenerlas conmigo.
Desde que supe de su existencia, le tenía ganas: no es ningún secreto mi gusto por las lecturas de argumento felino...
Literariamente no es nada del otro mundo, aunque tampoco es lo que se espera de un libro como éste. Está narrado con sencillez y mucha cercanía, es muy "de andar por casa".
En lo que destaca, evidentemente, es en la historia: Óscar, un gato que vive en una residencia de mayores, tiene un don especial para "predecir" la muerte de los residentes.
Pero el libro va más allá: explica que este michi, a lo que se dedica en realidad, es a acompañar en ese último momento a enfermos y familiares, les sirve de apoyo, de consuelo.
Me ha llamado mucho la atención de este libro cómo acerca el tema de la demencia y de los cuidados paliativos, el enfoque que da a este tipo de enfermedades: habla del paciente, pero también habla mucho de cómo lo pasa el entorno del paciente, las formas de afrontarlo e intentar llevarlo.
He hablado mucho de mis enfermeras felinas, por eso esta historia no me ha extrañado demasiado. Hablan del misterio, de por qué "presiente" este gato lo que va a ocurrir...
Muchas veces, Mariana (y Cthulhu algunas, pero menos) sabe que estoy mala. Algunas noches me despierta el dolor. En muchas de esas ocasiones no he terminado de abrir los ojos cuando noto el salto a la cama o su patita pidiéndome que le haga un hueco cerca de la cadera, y allí se pone, y me ronronea. Me acompaña, me intenta consolar. Cthulhu más bien intenta acompañar y distraer: intenta animar con sus maullidos, "pidiendo guerra". Mordisquitos aún está aprendiendo, pero lo que me alucina es que, cuando la racha dolorosa dura bastantes días, aunque parezca increíble SE TURNAN para cuidarme a la hora de la siesta y dormir a mi lado. Normalmente, si duermen, es a mi alrededor, bien cómodas... Y algunos días ni les apetece dormir conmigo, y se ponen donde les da la gana. Pero cuando estoy mala nunca falta una de mis gatas pegada a mí. Generalmente es Mariana, pero cuando ella descansa, les toca a Cthulhu o a Mordisquitos.
Quien no vive una situación de éstas no lo cree, no comprende hasta dónde llega esa compañía. Pero es maravilloso tenerlas conmigo.
...A veces hasta las 3 a la vez me cuidan...
Me flipó ese libro.
ResponderEliminarComo dices no es gran cosa en cuanto a estilo literario, pero me encantó la ternura con la que habla de los pacientes ancianos...
¿Verdad? Y me gusta que también se ocupe de sus familiares: es una realidad tremenda, una de las situaciones que más temo, me pille del lado que me pille.
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