Las 7 protagonistas de estas 7 vidas rebeldes, cada una enmarcada en lo que su época consideraba "rebelde" me han hecho sentir, todas, admiración, fuerza... y algunas se han convertido en un modelo a seguir en muchos aspectos, directamente.
Además, nunca hubiera pensado que tenía tanto en común (en cuanto a forma de pensar) con alguna de ellas. Ha sido una lectura realmente curiosa.
De
María Callas sabía bastante poco. Que era una voz impresionante y ella tenía fama de excéntrica. Su historia me ha parecido muy triste: desde la influencia de su madre, muy dura pero sin la que no hubiera llegado a lo que fue, hasta su "cuelgue" absoluto por un hombre... Cuesta creer que una mujer, una diva de su talla, pase por las mismas miserias que cualquier otra... Siempre te imaginas que, o tiene al que quiere, o realmente no le afecta tanto... No porque no se enamore
de verdad, sino porque su autoestima debe tener cierto nivel... Si una mujer como ella tiene la autoestima baja... las demás ¿qué deberíamos pensar de nosotras mismas?
La historia de
Coco Chanel es de las que más me ha gustado: me ha fascinado su carácter, que junto con su talento fueron las claves de su éxito. Una mujer fuerte, firme, ambiciosa. Un ejemplo, según yo lo veo.
Me ha puesto más ancha que larga leer alguna frase suya y ver que coincide con lo que yo pienso hace tiempo... Por ejemplo:
"Me gustan las joyas falsas porque las encuentro provocativas
y pienso que es una vergüenza ir de aquí para allá con el cuerpo cargado de millones por la simple razón de que una es rica.
La finalidad de las joyas no es hacer rica a la mujer que las lleva sino adornarla, lo que no tiene nada que ver".
Absolutamente de acuerdo. Y más, sabiendo las guerras y los crímenes que hay a cuento de esas "piedras preciosas". No es que vaya rechazando broches de esmeraldas y diamantes por la vida, pero prefiero 5 pares de pendientes del Bijou Brigitte por 15 € que 1 par por 1.500 €. Para empezar: si los pierdo, me da El Soponcio. (Por cierto, ahora que han descubierto un planeta de diamante, veréis cómo evoluciona el tema del viaje espacial... ¡cómo somos!).
Avergonzada reconozco que de
Wallis Simpson conocía el nombre y poco más. Sabía que tenía algo que ver con el mundo del lujo, con algún hombre poderoso... pero ni en broma imaginaba la que lió la americanita. Y además... por lo que he leído, ni siquiera correspondía a los sentimientos de Eduardo VIII. Simplemente se dejó querer. Y cuidar. Y vivió bien. Porque, como inaugura la sección del libro dedicado a ella, diría:
"No tienen ni idea de lo difícil y agotador que es representar toda una vida un gran amor".
Es decir, una arpía, que la llamarían en mi pueblo... Permite que el hombre renuncie a su trono (vamos, él lo hizo sin consultarla, pero algo vería de correspondencia en la otra persona para tirarse a la piscina de esa manera) cuando no le quiere de Esa Manera. Sólo quería vivir bien.
Este tipo de persona, sea hombre o mujer, me pone enferma...
Respecto a
Eva Perón me han quedado algunas dudas, pero tampoco ha despertado mis simpatías... Mucho defender al pueblo, a sus
"Descamisados", y criticar a
"Los Oligarcas", pero menudos modelacos y menudas joyas... Se comportaba como una oligarca, pero creyéndose buena actriz (y por su éxito debió serlo), su falsa modestia hizo que, hasta con un Christian Dior con diamantes incrustados la identificaran como la reina de los Descamisados.
Trabajadora era, pero en lo que trabajaba era en construir su mito, me parece a mí...
A
Barbara Hutton no la conocía. No sé si había oído hablar de ella, pero desde luego no lo había retenido.
Y por lo que he leído de ella, me ha caído bien... ha despertado mi ternura... "Pobre niña rica" que sólo tenía dinero. No hace falta tener mucho más, si a ese dinero le acompaña buen juicio y una autoestima en los límites de la normalidad... pero eso no lo compra el dinero.
Todos sus matrimonios, toda la gente que la rodeó y no la quiso lo suficiente como para ayudarla... Sólo querían sacarle dinero y sacar partido de su trato. Es algo muy triste. Eso hunde la moral de cualquiera, claro... y si ya de por sí no tenía unos cimientos demasiado firmes, pues aquí tenemos el resultado... Una mujer podrida en dinero. Y ya.
Con
Audrey Hepburn es, creo, con la que más identificada me he sentido. Sus miedos, sus inseguridades... (desde luego no ha sido por su estilazo).
La suya es una de las historias de este libro que más tristes me han parecido... Valía su peso en oro y más, tanto por talento, como por belleza, como por su humanidad. Pero consiguió poco de lo que se propuso y montañas de lo que no se propuso ni, en realidad, le interesaba demasiado. Aún así estaba agradecida, supo aprovecharlo y sacar lo positivo de todo ello. Una conducta a aprender, desde luego.
Por último,
Jackie Kennedy... Tampoco de ella sabía demasiado... Pero, a pesar de que parece realmente tener una maldición por perder a tanto ser querido en condiciones tan trágicas, también me ha gustado saber de ella que era una mujer preparada, preocupada por su formación y por no ser sólo una estupenda ama de casa, sino una persona lo más completa posible en todos los aspectos: cultural, emocional, familiar... Me ha parecido un personaje fascinante. De hecho, no sé demasiado (vale, no tengo ni pajolera) acerca de política norteamericana, pero creo que una mayoritaria parte del éxito profesional (en las urnas y, posteriormente, en el desarrollo de sus funciones) de su marido se lo debe a ella. A ella, a la mujer a la que engañaba de forma constante. Esta es la única parte que no me ha cuadrado de este personaje: según dicen en este libro, a ella no le importaban esas infidelidades mientras no se hicieran públicas. No me pega nada con una mujer tan entera, tan válida. Aunque puede que en esta forma de pensar haya bastante influencia de la educación que le dieron de pequeña (ahí si la educaron para ser una
perfecta esposa).
Como decía al principio: vidas memorables, llenas (algunas sólo de dinero), que merece la pena conocer.
La narrativa no es brillante, pero sí suficiente.