Hace ya tiempo, desde que empecé con medicaciones fuertes como el Enbrel y después más agudizado con la morfina noto cómo mi cabeza no va siendo la misma. A veces son pequeñas lagunas, pequeños olvidos respecto al pasado reciente, pero esos efectos cada vez son más fuertes, y están pudiendo conmigo.
Siempre he tenido mala cabeza: tenía que apuntarme las cosas para que no se me olvidaran, pero entraba dentro de lo que considero normal. Ahora ya estoy seriamente preocupada, pues hasta apuntarlo se me olvida. Ni siquiera sé muchas veces qué tenía que apuntar. Me siento imbécil. Y eso, para una persona que va de independiente, unido a que físicamente cada vez soy menos independiente (aunque va por rachas, claro) es jodido. Mi día a día no sólo está afectado por el dolor o la limitación física, sino por la limitación intelectual. No sólo veo afectada mi memoria (a veces, haciendo encuestas por internet, cuando me preguntan mi edad, no la sé...); la poca inteligencia que haya tenido en algún momento se está yendo como la arena de un reloj. Espero que el mecanismo también sea reversible como en esos aparatos. Intento pensar, imaginar, expresarme como antes... pero no puedo, es como darme contra una pared negra constantemente. Y lo que más rabia me da es saber que no hace mucho lo hacía, es decir: era capaz. Ahora no lo soy, pero quisiera saber si voy a poder volver a serlo.
Quizá este blog no sea mal ejercicio para, como poco, no perder lo que me queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y tú ¿qué opinas?