Es una de mis cruzadas personales. Cuando lo ponen, generalmente es altísimo (aunque es verdad que este año esto ha sido menos frecuente ¡vamos avanzando!).
El problema es cuándo lo ponen: En mayo, aunque haga frío y no proceda ¡es mayo! Ya toca. Y lo ponen. Y en octubre, aunque haga más calor que en mayo o en junio... ¡es octubre! Y te asas, como hoy. Es algo que no entiendo, y que me cabrea no sólo por el absurdo gasto energético (¿se dice así?) y el cambio climático y blabla, sino por los efectos perniciosos que tiene sobre el cuerpo: los cambios drásticos de temperatura, los enfriamientos... y aunque no tenga lógica, los dolores: las personas con enfermedades reumáticas sentimos dolor cuando nos exponemos al aire acondicionado. No sé por qué es, y me gustaría. Pero mientras lo sé y no lo sé, me gustaría que se respetara e intentara moderar. Pero ¡ay! Con "respeto" y "moderación" hemos topado, amigo Sancho...
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