Cuando quieres ayudar o consolar a alguien y no sabes ni por dónde empezar. Sabes que alguien a quien aprecias lo suficiente como para comerte así la cabeza lo está pasando mal, necesita un cable por tu parte... pero no sabes ni por dónde empezar, y por exceso o por defecto la puedes cagar pero bien. ¿Por qué no nos enseñan estas cosas en Urbanidad? Está fenomenal saber redactar telegramas de pésame y decir las palabras apropiadas a... yo qué sé, tu jefe o alguien con quien no tengas una vinculación personal. Pero cuando es alguien más cercano, pero quizá no lo suficiente como para conocerle hasta el punto de saber qué necesita en ese momento (eso son muchos años de relación estrecha y no siempre da tiempo) ¿qué haces?
Ayer en el tanatorio, con Josi y Eli, me sentía así, y ahora en el entierro me pasará lo mismo. Y en las semanas o meses venideros, va a ser igual: ¿Les llamamos? ¿Les dejamos en paz? ¿Qué les proponemos? En fin, espero estar a la altura de las circunstancias y que tengan de nosotros todo el apoyo que necesiten, y lo que es más importante, en la forma en que lo necesiten.
Por desgracia esas cosas no se aprenden, solo se sienten...
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