Hace un tiempo Gabriella propuso un desafío: escribir, al menos, 200 palabras diarias durante 30 días. Y, si se quiere continuar, durante más. Sin excusas. Si se falla un día, el contador se pone a cero, y vuelta a empezar. Siempre si se quiere.
Últimamente, como está aquí registrado, estoy actualizando mi blog bastante, especialmente comentando libros (es lo que tiene el insomnio: que colabora con el avance en la pila que da gusto). Pero en principio (salvo falta de inspiración extrema) no voy a contar esas palabras. Quiero escribir algo más, algo diferente. Quizá lo vaya colgado aquí, o quizá no. Según me dé.
Para ayudar a la constancia, compartiendo con otras personas que están siguiendo el desafío los recuentos, ideas o experiencias, ha creado un grupo en Facebook.
La información acerca del desafío está en su blog.
Desde el principio me atrajo la idea, pero la verdad es que no me atrevía... pensaba que no iba a ser capaz, que retos así no iban conmigo... Pero mira tú por dónde, el viernes me dio por ahí, y lo empecé. Sigo pensando que no voy a ser capaz, pero estoy dispuesta a disfrutar con el intento. Llevo 3 días, y no sé lo que aguantaré, pero me está gustando la experiencia. Mi mini-recuento, hasta el momento, es: 3 días, 1.416 palabras. Pero el texto de hoy aún no está terminado, tengo que matizarlo.
No es mi intención aspirar a escritora, pero desde siempre me ha ayudado la narrativa para desahogarme, para relajar frustraciones o preocupaciones varias, como vía de escape. Y justo ahora me viene fenomenal. Así que me he dicho ¿por qué no?
Y, de paso, lo comento aquí por si a alguien más le apetece y se quiere poner a la tarea. El ejercicio es, como poco, interesante.
domingo, 24 de febrero de 2013
El libro de los viajes equivocados
Bueno, estamos que lo tiramos: otro descubrimiento muy interesante. Menos mal: estaba necesitada de libros de autoras (me gusta alternar en mi pila autoras con autores, así como libros traducidos con otros escritos en castellano). En narrativa, entre Ana Manrique, Leticia Sánchez Ruiz y ahora Clara Obligado, ya puedo contar con un remanente de autoras en castellano para una temporadita.
Clara Obligado está especializada en relatos. Y se nota en este libro: son relatos fenomenalmente escritos, con argumentos originales (casi enrevesados en algunos casos, enrevesamiento que toca su culmen en el relato "Agujeros negros"), pero a su vez cercanos, tocando situaciones y sentimientos cotidianos con los que es fácil identificarse.
En este libro se recogen 11 relatos, que la autora pide en el prólogo se lean en el orden en que están, y tiene un buen motivo para ello: pese a ser una historia nueva cada vez, con delicadeza va entrelazando personajes, situaciones... Algunos personajes de los primeros relatos hacen pequeños cameos en otros, y algún relato se ve completado o explicado en otro que aparece más adelante.
Normandía es un escenario común a muchos de ellos, así como Angoulême. En el primer relato habla de una caracola con forma de espiral, objeto al que recurre más adelante, y forma geométrica que, se puede decir, es la estructura del libro. Me ha parecido muy original.
El estilo narrativo es sencillo, pero a la vez muy cuidado: consigue que la experiencia lectora sea muy placentera, que se disfrute con cada frase.
En definitiva: estoy contenta. Me gusta mucho descubrir autores que me gusten tanto, y parece que estoy en racha. Aunque ahora, en la pila, le toque a una clásica: Agatha Christie.
(Intento estructurar mi pila con la combinación: autor en castellano - autor traducido - autora en castellano - autora traducida).
Clara Obligado está especializada en relatos. Y se nota en este libro: son relatos fenomenalmente escritos, con argumentos originales (casi enrevesados en algunos casos, enrevesamiento que toca su culmen en el relato "Agujeros negros"), pero a su vez cercanos, tocando situaciones y sentimientos cotidianos con los que es fácil identificarse.
En este libro se recogen 11 relatos, que la autora pide en el prólogo se lean en el orden en que están, y tiene un buen motivo para ello: pese a ser una historia nueva cada vez, con delicadeza va entrelazando personajes, situaciones... Algunos personajes de los primeros relatos hacen pequeños cameos en otros, y algún relato se ve completado o explicado en otro que aparece más adelante.
Normandía es un escenario común a muchos de ellos, así como Angoulême. En el primer relato habla de una caracola con forma de espiral, objeto al que recurre más adelante, y forma geométrica que, se puede decir, es la estructura del libro. Me ha parecido muy original.
El estilo narrativo es sencillo, pero a la vez muy cuidado: consigue que la experiencia lectora sea muy placentera, que se disfrute con cada frase.
En definitiva: estoy contenta. Me gusta mucho descubrir autores que me gusten tanto, y parece que estoy en racha. Aunque ahora, en la pila, le toque a una clásica: Agatha Christie.
(Intento estructurar mi pila con la combinación: autor en castellano - autor traducido - autora en castellano - autora traducida).
sábado, 23 de febrero de 2013
Divinas y chamuscadas
Me encanta cuando descubro un autor nuevo que me gusta, especialmente cuando se trata de autores de cómic, género en el que sólo tengo consejeros frikis bastante avanzados, cuyos gustos van por otros derroteros que los míos.
Probé con Diana Raznovich con algo de miedito, no estaba muy segura de que fuera a ser "de mi tipo", pero ha resultado que sí. Me recuerda bastante al rollo Maitena... de hecho, no hace mucho terminé "Curvas peligrosas 2" y éste me ha gustado incluso más.
Por lo general, son viñetas de una página, con dibujos esquemáticos y muy coloridos, y alguna frase estupenda.
Suelen ir, como Maitena, por el lado femenino, de desengaños, de crítica a la trampa que nosotras mismas nos hemos construido, nuestros deseos, nuestras inseguridades...
Pero también hay crítica a la iglesia, a ciertos estereotipos familiares y laborales o a la televisión.
Os dejo algunas que me han gustado bastante, por si os pica el gusanillo... Por mi parte, no creo que tarde en ir a por los otros 2 volúmenes que, creo, tiene publicados esta autora.
Probé con Diana Raznovich con algo de miedito, no estaba muy segura de que fuera a ser "de mi tipo", pero ha resultado que sí. Me recuerda bastante al rollo Maitena... de hecho, no hace mucho terminé "Curvas peligrosas 2" y éste me ha gustado incluso más.
Por lo general, son viñetas de una página, con dibujos esquemáticos y muy coloridos, y alguna frase estupenda.
Suelen ir, como Maitena, por el lado femenino, de desengaños, de crítica a la trampa que nosotras mismas nos hemos construido, nuestros deseos, nuestras inseguridades...
Pero también hay crítica a la iglesia, a ciertos estereotipos familiares y laborales o a la televisión.
Os dejo algunas que me han gustado bastante, por si os pica el gusanillo... Por mi parte, no creo que tarde en ir a por los otros 2 volúmenes que, creo, tiene publicados esta autora.
viernes, 22 de febrero de 2013
Windows on the world
Una novela muy impactante. Mucho.
A veces roza el morbo, pero delicadamente.
Es un libro bipolar: habla en primera persona de un padre que lleva a sus 2 hijos a desayunar al restaurante "Windows on the World", en el piso 107 de la torre norte del World Trade Center, la mañana del 11 de septiembre de 2001; entremezclándolo con un "making of", la descripción de cómo fue escribiendo Beigbeder la novela, cómo se sintió, desde dónde lo hizo...
No sé si me parece osado o valiente escribir sobre el famoso atentado, con ese realismo, en 2003, cuando aún estaba tan reciente.
Como dice en la novela, todos sabemos qué estábamos haciendo exactamente en ese momento. Es imposible olvidarlo. Cómo nos enteramos. Cómo nos sentimos. Qué pensamos.
Sin dejar de lado el estilo provocativo de sus libros anteriores aborda este drama, intentando ponerse en el pellejo de quienes vivieron esos terribles momentos. Carthew Yorston, el padre encerrado con sus hijos en las torres, con una personalidad bastante parecida a la propia que el autor nos hace llegar, intenta diversos métodos para salir de la situación, aunque sólo sea mentalmente. Es bien sabido que, quienes estuvieran allí arriba cuando el avión se estrelló, no pudieron salir, por lo que durante toda la lectura eres consciente de cómo van a terminar los 3 protagonistas. Sólo queda el morbo, o la angustia, de saber el cómo (asfixiados, quemados...) y qué ocurrió mientras tanto, qué hicieron, qué pensaron.
Los capítulos, numerados por los minutos que pasan entre las 08:30 y las 10:29, son breves, ágiles, y, como digo, están entremezclados los referidos al WTC y los que hablan de la experiencia de escritura. Me parece un acierto combinar ambos puntos de vista, ya que quita dramatismo a la lectura.
Leer esta novela desde el 8º piso de una torre un poquito alta (liliputiense comparada con el WTC, pero alta), junto a la que pasan a diario bastantes aviones con su consecuente ruido ha sido una experiencia paranoica, pero debo reconocer que el libro me ha gustado mucho. Casi diría que es de los que más me han gustado del autor, cuyo estilo yuppie, desenfrenado, crítico, me enganchó desde "13'99 €".
Por cierto, noticias frescas: soy medio toli. Después de este libro, no se me ha ocurrido otra cosa que ponerme a leer uno que lleva por título "El libro de los viajes equivocados". Vaya ojo.
jueves, 21 de febrero de 2013
Quemados
Sin ser el mejor Andy Riley, tampoco es el peor.
No alcanza los niveles de hilaridad de cualquiera de los volúmenes de los conejitos suicidas, pero tampoco es tan malo como las "Mentiras para niños pequeños" ni "Cerdos egoístas".
Son viñetas críticas con nuestra sociedad actual hiperconectada e hiperpreocupada por banalidades. Están protagonizadas, en su mayoría, por los 3 mismos personajes, a los que une un bar en el que trabajan.
Se mete mucho con nuestro enganche al teléfono móvil:
No alcanza los niveles de hilaridad de cualquiera de los volúmenes de los conejitos suicidas, pero tampoco es tan malo como las "Mentiras para niños pequeños" ni "Cerdos egoístas".
Son viñetas críticas con nuestra sociedad actual hiperconectada e hiperpreocupada por banalidades. Están protagonizadas, en su mayoría, por los 3 mismos personajes, a los que une un bar en el que trabajan.
Se mete mucho con nuestro enganche al teléfono móvil:
También se mete con nuestra dependencia a las nuevas tecnologías
Y le da caña a nuestros prejuicios y la escala de valores políticamente correcta que se ve comprometida cuando se enfrenta a la realidad.
En fin... es divertido, crítico... Está bien para pasar el rato, pero poco más.
miércoles, 20 de febrero de 2013
Los lunes a la sombra
No pasa un lunes sin que mi muro del facebook se llene de "amargas quejas" por que es tal día. Empieza la semana laboral, para los que aún tienen la suerte de tener un trabajo. Y no me refiero sólo a la crisis.
No se trata de un "y yo más", pero para mí ya no hay lunes. Ni domingos, ni viernes, ni miércoles. Ya no trabajo: no puedo. Y mi "jornada laboral" lo mismo dura 8 horas, que 1 semana, que 2, que 8 meses (como la que me está tocando ahora): según le dé.
A veces envidio esas quejas, no porque lo mío sea "peor", sino porque, aunque parezca mentira, echo de menos el trabajo. Sonará estúpido, pero me gustaba mi trabajo. Tenía sus cosas malas, desde luego, pero en conjunto, me gustaba.
No hace mucho presencié una escena que era normal para mí hace unos años: llegó un mensajero a una oficina, recogieron el paquete, le preguntaron por otra referencia de envío que estaban esperando... Menuda tontería, pero casi me echo a llorar. Echo de menos esa rutina.
Ahora tengo un jefe más déspota que una de las que tenía en mi último trabajo: decide cuándo puedo levantarme de la cama, y cuándo no. Decide cuándo soy capaz de hablar por teléfono y cuándo no. Decide si mis vacaciones pueden coincidir con las de mi pareja y cuándo no. No suelen coincidir, mi jefe es un poco mamón.
Esto no es un "no os deberíais quejar porque hay quien está peor". Para nada. Cada uno que se queje de lo que le tiene harto, que cada vida es un mundo.
Pero sí quería hacer saber, para quienes se quejan con la intención de dar penita, que a veces, según quién le lea y sus circunstancias, lo que dan es envidia... Eso puede ser un halago: siempre se ha dicho "mejor que te tengan envidia a que te tengan pena". Simplemente a veces no se despierta la empatía por el lado que nos gustaría...
No se trata de un "y yo más", pero para mí ya no hay lunes. Ni domingos, ni viernes, ni miércoles. Ya no trabajo: no puedo. Y mi "jornada laboral" lo mismo dura 8 horas, que 1 semana, que 2, que 8 meses (como la que me está tocando ahora): según le dé.
A veces envidio esas quejas, no porque lo mío sea "peor", sino porque, aunque parezca mentira, echo de menos el trabajo. Sonará estúpido, pero me gustaba mi trabajo. Tenía sus cosas malas, desde luego, pero en conjunto, me gustaba.
No hace mucho presencié una escena que era normal para mí hace unos años: llegó un mensajero a una oficina, recogieron el paquete, le preguntaron por otra referencia de envío que estaban esperando... Menuda tontería, pero casi me echo a llorar. Echo de menos esa rutina.
Ahora tengo un jefe más déspota que una de las que tenía en mi último trabajo: decide cuándo puedo levantarme de la cama, y cuándo no. Decide cuándo soy capaz de hablar por teléfono y cuándo no. Decide si mis vacaciones pueden coincidir con las de mi pareja y cuándo no. No suelen coincidir, mi jefe es un poco mamón.
Esto no es un "no os deberíais quejar porque hay quien está peor". Para nada. Cada uno que se queje de lo que le tiene harto, que cada vida es un mundo.
Pero sí quería hacer saber, para quienes se quejan con la intención de dar penita, que a veces, según quién le lea y sus circunstancias, lo que dan es envidia... Eso puede ser un halago: siempre se ha dicho "mejor que te tengan envidia a que te tengan pena". Simplemente a veces no se despierta la empatía por el lado que nos gustaría...
Historia de Gloria (Amor, humor y desamor)
Hace tiempo comenté por aquí que tenía pendiente hablaros de esta joya.
El caso es que, durante su lectura, me inspiré. Hacía mucho que no escribía en verso, y tuve un momento de inspiración genial una noche, después de leer algunos poemas de este libro. Eran versos dirigidos a comentar la obra, por lo que pensaba hacer un post en verso. Pero como no cogí a las musas al vuelo, se me escaparon. Después lo he intentado, he releído... pero nada. Bueno, nada no: he conseguido escribir algo, volver a escribir en verso ¡que ya es mucho! Pero lo que me ha salido es... un romance. Un puto romance para comentar un libro de Gloria Fuertes. Hubiera escrito lo que hubiera escrito no hubiera estado a la altura, eso está claro... pero ¿un romance? Amos, anda.
Así que voy a limitarme a la prosa de opinión, que estoy más mona.
Se dice que una imagen vale más que mil palabras. Así que voy a utilizar una imagen, pero previamente explicada: cuando en un libro me llama algo la atención, suelo utilizar marcadores (post-it). Por lo general, los utilizo por colores: amarillos para las palabras que quiero buscar en el diccionario después, para no interrumpir la lectura; verde para los párrafos (o versos, en este caso) con los que me siento especialmente identificada; naranja para aquellos que me parecen sencillamente sublimes...
Después de una primera lectura, este libro me ha quedado así:
El libro empieza prometiendo. El poema que lo inaugura, titulado con tino "Prólogo", dice:
Y continúa con un precioso "Autoprólogo":
Como para muchos de mi generación, mis primeros poemas fueron de esta autora. Pero ella no sólo escribía para niños, está claro. Y de adulta, he disfrutado más, si cabe, con sus escritos (los infantiles y los no-infantiles). No es el tipo de poesía que suelo leer: soy una paleta a la que, si le das un poema sin rima ni métrica clásicas, se desconcierta. No suelo disfrutar con ese tipo de poesía. No sé apreciarla. Espero aprender pronto, porque me estoy perdiendo mucho con ese filtro.
Gloria Fuertes fue una persona sola. No solitaria, no: sola. Abandonada. ¿Cómo pudimos permitirlo? Un genio como ella, sintiéndose sola.
Que somos crueles con las personas utilizando, entre otros métodos, el castigo a la soledad a muchas no es ningún secreto. Pero ¿quién pudo ser tan necio como para dejar pasar la oportunidad de compartir ratitos, charla, cariño... con un genio como ella?
Lo mejor que puedo pensar de las personas que lo permitieron es que lo hicieran por "egoísmo lector": quizá, sin tanta soledad, sin tanta pena, no hubiera escrito tanto. ¿Sería por eso?
Ella misma se refiere a esa soledad en muchas ocasiones... por ejemplo en "Sola como una ostra":
O en alguno tan desgarrador como "Castilla es una espada":
En otro, se lamenta:
Al leer muchos de los poemas de este libro me sentía tan identificada que tenía la sensación de que los podría haber escrito yo, si tuviera el genio suficiente. Supongo que ahí reside buena parte del éxito de Gloria Fuertes: habla con cercanía, no sólo de sentimientos, sino de su forma de pensar, que era bastante coherente... una creyente con profundos sentimientos religiosos, aunque "roja" (como ella misma se denomina, una vez pasada una guerra que la traumatizó por lo que en ella vivió y por lo que le impidió vivir -su primer amor murió en la Guerra Civil-).
Todo esto, dentro del drama, lo narra con un sentido del humor que no pierde ni cuando habla de los temas más difíciles para ello, como Dios, la guerra, la política, el desamor...
Por ejemplo:
Escribe también mucho acerca de su condición de poetisa: su método (que es, también -y una vez más me siento aquí identificada con ella, siempre salvando las distancias- el mío). Hace una "Confesión" genial acerca de su Arte:
Muchos de sus poemas están también dedicados al desamor: a los malos amores, a los que engañan, a los que duelen, a los que "encornecen", más que enternecer. Y en muchos de ellos se ve su resolución de, ante un mal amor, mantener, al menos, la dignidad. Aunque se declaraba capaz de hasta de ella deshacerse ante un amor de los buenos... que parece ser que nunca le llegó.
También aplica el humor a estos sentimientos de desengaño, de tristeza. Por ejemplo, en "Poema para encender un amor apagado", escribe:
En fin... a este paso os voy a transcribir buena parte del libro, y no es para nada mi intención. Pero ojalá haya avivado en alguien el deseo de comprarlo, leerlo y disfrutarlo (las dos últimas son una sola).
No quiero quedarme sin, desde aquí, dirigirme a Gloria Fuertes:
Ojalá, cuando aún era tiempo, hubiera tenido la posibilidad de aliviar esa soledad... Muy probablemente tuvieras un carácter muy fuerte, fueras una persona "difícil". Pero tenías que aportar TANTO en una conversación, que problablemente compensaría. Siento que hayas estado tan sola, pero gracias por utilizar esa soledad en escribir, en lugar de autodestruirte.
El caso es que, durante su lectura, me inspiré. Hacía mucho que no escribía en verso, y tuve un momento de inspiración genial una noche, después de leer algunos poemas de este libro. Eran versos dirigidos a comentar la obra, por lo que pensaba hacer un post en verso. Pero como no cogí a las musas al vuelo, se me escaparon. Después lo he intentado, he releído... pero nada. Bueno, nada no: he conseguido escribir algo, volver a escribir en verso ¡que ya es mucho! Pero lo que me ha salido es... un romance. Un puto romance para comentar un libro de Gloria Fuertes. Hubiera escrito lo que hubiera escrito no hubiera estado a la altura, eso está claro... pero ¿un romance? Amos, anda.
Así que voy a limitarme a la prosa de opinión, que estoy más mona.
Se dice que una imagen vale más que mil palabras. Así que voy a utilizar una imagen, pero previamente explicada: cuando en un libro me llama algo la atención, suelo utilizar marcadores (post-it). Por lo general, los utilizo por colores: amarillos para las palabras que quiero buscar en el diccionario después, para no interrumpir la lectura; verde para los párrafos (o versos, en este caso) con los que me siento especialmente identificada; naranja para aquellos que me parecen sencillamente sublimes...
Después de una primera lectura, este libro me ha quedado así:
El libro empieza prometiendo. El poema que lo inaugura, titulado con tino "Prólogo", dice:
Este libro está escrito día a día,
a ratos perdidos,
a amigos perdidos.
Los poemas (¿son poemas?)
no tienen orden ni concierto,
-sé que a veces desconcierto-
pero están escritos con cierto
amor.
Esto no es un libro, es una mujer.
Y continúa con un precioso "Autoprólogo":
Un barco atraca en un puerto.
Un terrorista atraca en un Banco.
Yo os atraco con una ternura de cañones recortados
para que me entreguéis vuestra atención.
- Esto es un atraco,
¡Manos unidas!
A punta de poema vengo a asaltar
corazones cerrados,
a robaros la indiferencia.
Si al salir por esta puerta (libro)
os dejos "tocados",
Perdón (serán rasguños de amor sin importancia).
Como para muchos de mi generación, mis primeros poemas fueron de esta autora. Pero ella no sólo escribía para niños, está claro. Y de adulta, he disfrutado más, si cabe, con sus escritos (los infantiles y los no-infantiles). No es el tipo de poesía que suelo leer: soy una paleta a la que, si le das un poema sin rima ni métrica clásicas, se desconcierta. No suelo disfrutar con ese tipo de poesía. No sé apreciarla. Espero aprender pronto, porque me estoy perdiendo mucho con ese filtro.
Gloria Fuertes fue una persona sola. No solitaria, no: sola. Abandonada. ¿Cómo pudimos permitirlo? Un genio como ella, sintiéndose sola.
Que somos crueles con las personas utilizando, entre otros métodos, el castigo a la soledad a muchas no es ningún secreto. Pero ¿quién pudo ser tan necio como para dejar pasar la oportunidad de compartir ratitos, charla, cariño... con un genio como ella?
Lo mejor que puedo pensar de las personas que lo permitieron es que lo hicieran por "egoísmo lector": quizá, sin tanta soledad, sin tanta pena, no hubiera escrito tanto. ¿Sería por eso?
Ella misma se refiere a esa soledad en muchas ocasiones... por ejemplo en "Sola como una ostra":
Sola como una ostra,
me escondo para escribir.
Pensad que en su soledad
piensa en vosotros la ostra
y después os da su perla
hecha en tristeza y a solas.
O en alguno tan desgarrador como "Castilla es una espada":
No quiero acostumbrarme a vivir sin el mar.
¿Tendré que acostumbrarme
a que nadie me cuide?
(Ya llevo muchos años de topo en soledad.)
¿De qué valen millones de amigos-conocidos,
si sólo sola y sola me tengo que acostar?
¿De qué vale la fama, la popularidad,
si sólo sola y sola me tengo que apañar?
...................................................................................
(Voy a encender el candil.)
Tengo miedo, de creer que el amor
es tan sólo un poema inventado por mí.
En otro, se lamenta:
Cuatro mil millones
mis vecinos de la tierra,
cuatro mil millones
y yo sola en mi azotea.
Al leer muchos de los poemas de este libro me sentía tan identificada que tenía la sensación de que los podría haber escrito yo, si tuviera el genio suficiente. Supongo que ahí reside buena parte del éxito de Gloria Fuertes: habla con cercanía, no sólo de sentimientos, sino de su forma de pensar, que era bastante coherente... una creyente con profundos sentimientos religiosos, aunque "roja" (como ella misma se denomina, una vez pasada una guerra que la traumatizó por lo que en ella vivió y por lo que le impidió vivir -su primer amor murió en la Guerra Civil-).
Todo esto, dentro del drama, lo narra con un sentido del humor que no pierde ni cuando habla de los temas más difíciles para ello, como Dios, la guerra, la política, el desamor...
Por ejemplo:
Con el dinero que consiguieron
los americanos del maíz híbrido,
pudieron sufragar la bomba atómica.
Diréis que esto no es poesía.
(Estoy de acuerdo.)
Escribe también mucho acerca de su condición de poetisa: su método (que es, también -y una vez más me siento aquí identificada con ella, siempre salvando las distancias- el mío). Hace una "Confesión" genial acerca de su Arte:
Aseguro que yo apenas he hecho nada.
La Poesía siempre está ante mí,
ya hecha, esperándome...
Esperando a que coja la pluma y la dibuje.
Muchos de sus poemas están también dedicados al desamor: a los malos amores, a los que engañan, a los que duelen, a los que "encornecen", más que enternecer. Y en muchos de ellos se ve su resolución de, ante un mal amor, mantener, al menos, la dignidad. Aunque se declaraba capaz de hasta de ella deshacerse ante un amor de los buenos... que parece ser que nunca le llegó.
También aplica el humor a estos sentimientos de desengaño, de tristeza. Por ejemplo, en "Poema para encender un amor apagado", escribe:
Puedes prohibirme verte,
y no me quejaré.
Aunque al no verte, cada día
he de morir un poco más.
Pero no me pidas que deje de pensar
(en ti)
ese capricho es el único
que no te puedo dar.
Juega con mis ojos,
entretente con mis lágrimas,
juega con mis sentimientos.
Pero no te dejaré jugar con mi corazón,
porque lo rompiste ¿te acuerdas?
y le he pegado
y no está seco todavía.
En fin... a este paso os voy a transcribir buena parte del libro, y no es para nada mi intención. Pero ojalá haya avivado en alguien el deseo de comprarlo, leerlo y disfrutarlo (las dos últimas son una sola).
No quiero quedarme sin, desde aquí, dirigirme a Gloria Fuertes:
Ojalá, cuando aún era tiempo, hubiera tenido la posibilidad de aliviar esa soledad... Muy probablemente tuvieras un carácter muy fuerte, fueras una persona "difícil". Pero tenías que aportar TANTO en una conversación, que problablemente compensaría. Siento que hayas estado tan sola, pero gracias por utilizar esa soledad en escribir, en lugar de autodestruirte.
lunes, 18 de febrero de 2013
Restaurante tapería La Perlita
Hace (creo) unos 2 años fuimos a cenar a un restaurante de Benalmádena pueblo: La Perla.
Está muy bien, con una atención y decoración muy bien cuidadas, y una carta digna de gourmets. Eso sí: es un sitio "para ocasiones especiales": no el típico al que puedes permitirte ir (al menos yo) cuando te apetece salir a comer o cenar.
Ayer, por aquello de que nos diera un poco el aire, pisar la calle, no estar encerrados en casa todo el fin de semana... decidimos salir a picotear algo. Pero eso sí: poca cosa, que no andábamos nada hambrientos. Un par de tapitas y poco más.
Fuimos a un sitio aquí cerca que teníamos ganas de probar, pero estaba cerrado.
Al parecer, habían abierto, junto a La Perla, y de los mismos dueños, una tapería justo al lado: "La Perlita". Bueno, pues fuimos a probar.
Y menos mal que íbamos sin hambre...
A parte de la carta de tapas y raciones a bastante buen precio, tienen menú (en domingo también): 12€ por primero (a elegir entre 4), segundo (a elegir entre 2) y postre.
Estuvimos en la terracita, que tiene unas vistas preciosas: al mar, junto a la colina sobre la que está el mirador y la iglesia, frente a un parquecito... Pero también nos asomamos al interior: la decoración igual de cuidada o más que en La Perla: elegante pero con un toque moderno. La atención difícilmente mejorable. Y la comida riquísima.
Al final nos tentaron los menús, y tomamos uno cada uno: ensaladilla rusa y lubina rellena de langostinos yo; porra y pollo relleno de mantequilla y limón y empanado Dani. De postre, merengue de frutos rojos ambos. Y de segundo postre, milhoja de crema a compartir. No es que los platos sean escasos: para nada. Pero es que está todo buenísimo. Incluso la repostería es suya. Irresistible.
La presentación de los platos está en la línea de todo lo demás: muy bien cuidada, sin restarles sabor (estaba todo riquísimo).
Así que es un sitio para fichar: buen precio, buena calidad, buen servicio, cuidada decoración y presentación... Me han convencido.
Está muy bien, con una atención y decoración muy bien cuidadas, y una carta digna de gourmets. Eso sí: es un sitio "para ocasiones especiales": no el típico al que puedes permitirte ir (al menos yo) cuando te apetece salir a comer o cenar.
Ayer, por aquello de que nos diera un poco el aire, pisar la calle, no estar encerrados en casa todo el fin de semana... decidimos salir a picotear algo. Pero eso sí: poca cosa, que no andábamos nada hambrientos. Un par de tapitas y poco más.
Fuimos a un sitio aquí cerca que teníamos ganas de probar, pero estaba cerrado.
Al parecer, habían abierto, junto a La Perla, y de los mismos dueños, una tapería justo al lado: "La Perlita". Bueno, pues fuimos a probar.
Y menos mal que íbamos sin hambre...
A parte de la carta de tapas y raciones a bastante buen precio, tienen menú (en domingo también): 12€ por primero (a elegir entre 4), segundo (a elegir entre 2) y postre.
Estuvimos en la terracita, que tiene unas vistas preciosas: al mar, junto a la colina sobre la que está el mirador y la iglesia, frente a un parquecito... Pero también nos asomamos al interior: la decoración igual de cuidada o más que en La Perla: elegante pero con un toque moderno. La atención difícilmente mejorable. Y la comida riquísima.
Al final nos tentaron los menús, y tomamos uno cada uno: ensaladilla rusa y lubina rellena de langostinos yo; porra y pollo relleno de mantequilla y limón y empanado Dani. De postre, merengue de frutos rojos ambos. Y de segundo postre, milhoja de crema a compartir. No es que los platos sean escasos: para nada. Pero es que está todo buenísimo. Incluso la repostería es suya. Irresistible.
La presentación de los platos está en la línea de todo lo demás: muy bien cuidada, sin restarles sabor (estaba todo riquísimo).
Así que es un sitio para fichar: buen precio, buena calidad, buen servicio, cuidada decoración y presentación... Me han convencido.
(Eso sí: prohibido pisarlo durante la operación bikini).
sábado, 16 de febrero de 2013
Los hombres no mienten
Ayer nos reímos mucho con esta obra en el Alameda (otra vez).
Los 3 actores, en un único escenario y en 3 actos, representaron una comedia con fondo: ¿hasta dónde hay que decir la verdad en un matrimonio? ¿qué es peor: la certeza de un engaño, o la duda? ¿es preferible una aventura ocasional con "cualquiera" o una algo más duradera con alguien cercano?
El estilo inconfundible (y diría hasta inimitable) de Arturo Fernández le va a su papel como anillo al dedo: es difícil que otro actor, con otro estilo, encajara mejor con su personaje.
La obra, de unas 2 horas sin descanso, tiene que suponer un agotamiento tremendo para los actores, ya que están los 3 solos en escena, a veces de 2 en 2, a veces los 3 juntos. No usan micrófonos. Se suceden situaciones de discusión de pareja, de "interrogatorios" medio encubiertos... Todo muy enérgicamente, así que supongo que en el camerino deben esperarles miel y caramelos de menta por kilos.
La figura del marido "díscolo" que duda de la fidelidad a él debida es el detonante para una serie de situaciones en las que "parece que..." pero quizá no sea así. O quizá sí.
Desde luego, lo que deja claro, es que por más pillo que se crea un hombre, las mujeres solemos darles varias vueltas, si nos lo proponemos.
Los 3 actores, en un único escenario y en 3 actos, representaron una comedia con fondo: ¿hasta dónde hay que decir la verdad en un matrimonio? ¿qué es peor: la certeza de un engaño, o la duda? ¿es preferible una aventura ocasional con "cualquiera" o una algo más duradera con alguien cercano?
El estilo inconfundible (y diría hasta inimitable) de Arturo Fernández le va a su papel como anillo al dedo: es difícil que otro actor, con otro estilo, encajara mejor con su personaje.
La obra, de unas 2 horas sin descanso, tiene que suponer un agotamiento tremendo para los actores, ya que están los 3 solos en escena, a veces de 2 en 2, a veces los 3 juntos. No usan micrófonos. Se suceden situaciones de discusión de pareja, de "interrogatorios" medio encubiertos... Todo muy enérgicamente, así que supongo que en el camerino deben esperarles miel y caramelos de menta por kilos.
La figura del marido "díscolo" que duda de la fidelidad a él debida es el detonante para una serie de situaciones en las que "parece que..." pero quizá no sea así. O quizá sí.
Desde luego, lo que deja claro, es que por más pillo que se crea un hombre, las mujeres solemos darles varias vueltas, si nos lo proponemos.
lunes, 11 de febrero de 2013
El muñeco
He disfrutado mucho con esta selección de relatos: parece que la buena racha lectora continúa.
No sé si la recopilación está de peor a mejor o que a mí me ha costado adaptarme al estilo de la autora, pero lo cierto es que, a medida que avanzaba en la lectura, disfrutaba más de cada relato, hasta llegar a un culmen, con los últimos, casi de entusiasmo.
Después de leer "Rebeca" y este libro, tengo claro que la autora tenía un don especial para pronunciar las sombras de cada personaje, por dulce o estupendo que pudiera parecer en un principio.
Respecto a la temática, hay para todos los gustos: desde relaciones de pareja ideales pero tormentosas, hasta obsesiones extrañas, comportamientos erráticos o conflictos éticos.
Algunos nos ponen un espejo que muestra algunas de nuestras actitudes más reprochables, y otros, más fantasiosos, dan un mal rollito... que se te queda el cuerpo acelerado y no puedes evitar mirar a tu alrededor con miedo, especialmente si se leen, como he hecho yo mayoritariamente, de noche, en silencio.
Respecto a la edición de Fábulas de Albión, es bastante buena, muy cuidada... pero, por desgracia, no han cuidado tanto las posibles erratas como el tipo de papel o la fuente: hay demasiadas, para mi gusto.
No sé si la recopilación está de peor a mejor o que a mí me ha costado adaptarme al estilo de la autora, pero lo cierto es que, a medida que avanzaba en la lectura, disfrutaba más de cada relato, hasta llegar a un culmen, con los últimos, casi de entusiasmo.
Después de leer "Rebeca" y este libro, tengo claro que la autora tenía un don especial para pronunciar las sombras de cada personaje, por dulce o estupendo que pudiera parecer en un principio.
Respecto a la temática, hay para todos los gustos: desde relaciones de pareja ideales pero tormentosas, hasta obsesiones extrañas, comportamientos erráticos o conflictos éticos.
Algunos nos ponen un espejo que muestra algunas de nuestras actitudes más reprochables, y otros, más fantasiosos, dan un mal rollito... que se te queda el cuerpo acelerado y no puedes evitar mirar a tu alrededor con miedo, especialmente si se leen, como he hecho yo mayoritariamente, de noche, en silencio.
Respecto a la edición de Fábulas de Albión, es bastante buena, muy cuidada... pero, por desgracia, no han cuidado tanto las posibles erratas como el tipo de papel o la fuente: hay demasiadas, para mi gusto.
jueves, 7 de febrero de 2013
No es tan fácil llevar bragas
¡¡YUPIIIII!! En un sólo día he cambiado mi suerte lectora.
Por eso tardé 3 ó 4 días en terminarme el bodrio del que os hablaba ayer, con escasas 125 páginas, pero 1 sólo día en ventilarme esta gozada de libro, que tiene 315.Y eso que, al leer la biografía de la autora que viene en una de las solapas (literalmente: "Ana Manrique es escritora. Hasta la fecha ha publicado la novela Nadie dura siempre. Vive en Barcelona y está relacionada con el mundo del arte"), con esos datos... me dio mala espinita.
Como bien dice de este libro su contraportada, se trata del reverso de las novelas chick lit, ya que, aunque sus 3 protagonistas son mujeres, son mujeres reales. Como cualquiera de nosotras. Con sus ratitos "divis" y sus miserias miserables.
La novela está estructurada en capítulos cortos, de unas 3 páginas de media, que llevan por título el nombre de quienes van a protagonizar esa "escena": "Susana", "Susana y Carmen", "Rebeca y Tacho". Muchos de ellos, por tanto, son repetidos. Incluso repiten algunos consecutivos.
Me ha gustado mucho el estilo narrativo de la autora: directo, casi duro en según qué pasajes, sin vueltas ni complicaciones. Las historias, aunque duras, están muy bien elaboradas, en función de lo que esté viviendo cada protagonista así plasma la autora su personalidad, su mundo interior, sus miedos...
Por cierto, toca un tema un poco tabú entre las amigas: Si tú sabes que el marido de tu amiga la está engañando (con cuernos o cualquier otro tipo de mentira)... ¿se lo dirías? Y si fuera a ti a quien engañan ¿querrías que te lo dijeran?
Como en la vida real, hay reacciones variopintas. Desde ya os dejo claro que a mí sí me gustaría que me lo dijeran, y en coherencia con ello, alguna vez he sido la paloma mensajera... Curiosamente, muchas tendemos a matar al mensajero antes de cabrearnos con el mensaje: quien viene a quebrar la frágil estructura basada en mentiras dejándolas a la vista es quien se carga la relación, no quien te ha engañado una y otra vez, ni siquiera tú misma mirando hacia otro lado aunque lo sospecharas...
Somos raras de cojones.
miércoles, 6 de febrero de 2013
Faceboom
No sabía que Facebook tenía departamento de crítica literaria, pero voy a tener que indagar en ello y seguir sus consejos. Porque vaya bodrio que acabo de meterme al cuerpo. ¿Se puede llamar bodrio a una lectura de menos de 125 páginas? Definitivamente SÍ.
Si no es por la crítica literaria, no he encontrado en todo el libro otro motivo para que Facebook no quiera que lea esto. Ni uno.
El autor, que se cree gracioso (de hecho, en la contraportada pone, literalmente, "(...) Una radiografía tan acerada como divertida del fenómeno que ya conocemos como "el
Tampoco podemos decir que la redacción sea destacable, ni mucho menos divertida. Me he leído libros de 900 páginas que se me han hecho más cortos que éste.
Si no es por la crítica literaria, no he encontrado en todo el libro otro motivo para que Facebook no quiera que lea esto. Ni uno.
El autor, que se cree gracioso (de hecho, en la contraportada pone, literalmente, "(...) Una radiografía tan acerada como divertida del fenómeno que ya conocemos como "el
rellano del siglo XXI"."
Bueno, pues ni acertada ni divertida.
No sólo presupone que el 99% de los usuarios de Facebook nos abrimos cuenta y actualizamos estados con el único fin de ligar, sino que no deja lugar para la duda de que algunas personas puedan utilizarlo para otra cosa. A ver si ha confundido "Facebook" con "Meetic"...Tampoco podemos decir que la redacción sea destacable, ni mucho menos divertida. Me he leído libros de 900 páginas que se me han hecho más cortos que éste.
En fin, llevaba una racha bastante buena...
no todo lo que leemos nos puede entusiasmar...
lunes, 4 de febrero de 2013
El príncipe de los oasis
Una novela más que me encanta de este autor.
En este caso, no se puede fijar una temática concreta: es histórica, pero con licencias de ficción: habla de personajes reales (Ahmed Hassanein Bey -luego Pasha-, el Rey Fuad; el barón Max Von Oppenheim, Rosita Forbes...) y otros son fruto de su invención, como el propio protagonista, Ja'kub (hijo, en el libro, de Ahmed Hassanein) y Nadia (su enamorada y, en la ficción, hija del real príncipe Kamal al-Din); también es una novela de aventuras: la segunda parte de las 3 en las que se divide el libro habla de la travesía por el desierto de los principales protagonistas; por supuesto, hay cabida para una historia romántica juvenil, como he dicho más arriba; y, a lo largo de toda la historia, aborda con admiración y profundo respeto la cultura musulmana egipcia y con mucho tino las relaciones interpersonales de los protagonistas (relaciones padre-hijo, entre enamorados juveniles, amo-sirviente...).
Es maravilloso el trabajo de documentación (del que da cuenta en una nota del autor al final del libro).
Utiliza bastantes citas de los libros que le han ayudado a construir la historia, y muchas expresiones egipcias, musulmanas, pero para que una lectora poco culta como yo pueda entenderlas, las traduce y hasta explica... eso sí: una sola vez. Las veces siguientes cuenta con que se haya prestado la suficiente atención como para no tener que repetir explicaciones.
Gracias a esta mezcla de temáticas y de realidad y ficción la novela es de lectura ágil, entretenida y muy interesante. Vamos: que os la recomiendo.
Respecto al autor... qué decir de Fernando Schwartz. Bueno, más bien qué no decir. Su curriculum profesional nos deja en vergüenza a la mayoría; su planta, su elegancia innata nos deja boquiabiertos a muchos (este hombre tiene que ser elegante hasta en pijama); su cultura es apabullante... Incluso puedo dar testimonio (mucho más breve de lo que me gustaría) de que es un hombre agradable, simpático y hasta sencillo. Vamos, una de esas personas con las que me encantaría contar en un círculo relativamente amistoso: cenar de vez en cuando con este hombre tiene que ser para llevarse bloc de notas y no perder palabra. Como ya os dije hace unos meses, tuve la suerte de encontrarle firmando, en la última edición de la Feria del Libro de Madrid, su última publicación: "Viví años de tormenta", que está en mi pila llamándome a gritos.
Vuelvo a dejaros una foto del momento, que no me canso de presumir de ella:
En este caso, no se puede fijar una temática concreta: es histórica, pero con licencias de ficción: habla de personajes reales (Ahmed Hassanein Bey -luego Pasha-, el Rey Fuad; el barón Max Von Oppenheim, Rosita Forbes...) y otros son fruto de su invención, como el propio protagonista, Ja'kub (hijo, en el libro, de Ahmed Hassanein) y Nadia (su enamorada y, en la ficción, hija del real príncipe Kamal al-Din); también es una novela de aventuras: la segunda parte de las 3 en las que se divide el libro habla de la travesía por el desierto de los principales protagonistas; por supuesto, hay cabida para una historia romántica juvenil, como he dicho más arriba; y, a lo largo de toda la historia, aborda con admiración y profundo respeto la cultura musulmana egipcia y con mucho tino las relaciones interpersonales de los protagonistas (relaciones padre-hijo, entre enamorados juveniles, amo-sirviente...).
Es maravilloso el trabajo de documentación (del que da cuenta en una nota del autor al final del libro).
Utiliza bastantes citas de los libros que le han ayudado a construir la historia, y muchas expresiones egipcias, musulmanas, pero para que una lectora poco culta como yo pueda entenderlas, las traduce y hasta explica... eso sí: una sola vez. Las veces siguientes cuenta con que se haya prestado la suficiente atención como para no tener que repetir explicaciones.
Gracias a esta mezcla de temáticas y de realidad y ficción la novela es de lectura ágil, entretenida y muy interesante. Vamos: que os la recomiendo.
Respecto al autor... qué decir de Fernando Schwartz. Bueno, más bien qué no decir. Su curriculum profesional nos deja en vergüenza a la mayoría; su planta, su elegancia innata nos deja boquiabiertos a muchos (este hombre tiene que ser elegante hasta en pijama); su cultura es apabullante... Incluso puedo dar testimonio (mucho más breve de lo que me gustaría) de que es un hombre agradable, simpático y hasta sencillo. Vamos, una de esas personas con las que me encantaría contar en un círculo relativamente amistoso: cenar de vez en cuando con este hombre tiene que ser para llevarse bloc de notas y no perder palabra. Como ya os dije hace unos meses, tuve la suerte de encontrarle firmando, en la última edición de la Feria del Libro de Madrid, su última publicación: "Viví años de tormenta", que está en mi pila llamándome a gritos.
Vuelvo a dejaros una foto del momento, que no me canso de presumir de ella:
domingo, 3 de febrero de 2013
Años 50
De vez en cuando hay que salir, aunque suponga un esfuerzo. Como suelo decir, cuando me salgo de la rutina pago 2 facturas después: la económica y la física. Pero es que, aunque sólo sea de vez en cuando, hay que hacer el esfuerzo y animarse un poco.
Anoche volvimos al Restaurante Años 50, en Torremolinos. Era la segunda vez que íbamos, y no creo que sea la última.
Se come de lujo: la calidad de las carnes (no hemos probado aún los pescados), los entrantes y los vinos va acompañada de una presentación estupenda y una atención elegante, pero muy simpática. Te sientes bien desde que entras.
Me chifla la decoración: elegante, cuidada al detalle, con fotos de mitos de aquella década dorada, pero muy cómoda: sofás, sillas bonitas pero no por eso incómodas... ¡hasta en el baño de mujeres (en el otro no sé) hay una butaca!
Además, en la zona de cocktelería los viernes hacen una fiesta cubana, y los sábados tienen música en vivo: también por lo general cubana. Ayer incluso hubo un momento de karaoke con una cumpleañera.
Todo esto amenizado por un personal atento, simpático y un par de animadores que hacen la noche muy divertida: enseñan a bailar, incluso bailan contigo si quieres. La chica baila muy bien y tiene un cuerpazo, y él, un cubano escultural... pues también. No para de bailar, y lo hace de escándalo. Da gusto verles, anima a intentarlo (aunque claro: la mayoría nos quedamos en patosos imitadores, pero intentarlo es divertido).
Los cocktails son, como la comida, de una calidad buenísima. Tienen variedad para aburrirte y los hacen con maestría.
También tienen hotel, pero no lo hemos probado.
Hoy estoy hecha polvo, como era de esperar. Pero bueno, que me quiten lo bailao. Literalmente. Hasta el "Au si te pego" cayó. Con garrota y todo.
La factura económica no fue muy alta para la estupenda noche que pasamos; la física, está siendo dura, pero ya pasará; la felina... bueno, pues por pendón, esta noche no ha dormido conmigo ninguna de las gatas.
Anoche volvimos al Restaurante Años 50, en Torremolinos. Era la segunda vez que íbamos, y no creo que sea la última.
Se come de lujo: la calidad de las carnes (no hemos probado aún los pescados), los entrantes y los vinos va acompañada de una presentación estupenda y una atención elegante, pero muy simpática. Te sientes bien desde que entras.
Me chifla la decoración: elegante, cuidada al detalle, con fotos de mitos de aquella década dorada, pero muy cómoda: sofás, sillas bonitas pero no por eso incómodas... ¡hasta en el baño de mujeres (en el otro no sé) hay una butaca!
Además, en la zona de cocktelería los viernes hacen una fiesta cubana, y los sábados tienen música en vivo: también por lo general cubana. Ayer incluso hubo un momento de karaoke con una cumpleañera.
Todo esto amenizado por un personal atento, simpático y un par de animadores que hacen la noche muy divertida: enseñan a bailar, incluso bailan contigo si quieres. La chica baila muy bien y tiene un cuerpazo, y él, un cubano escultural... pues también. No para de bailar, y lo hace de escándalo. Da gusto verles, anima a intentarlo (aunque claro: la mayoría nos quedamos en patosos imitadores, pero intentarlo es divertido).
Los cocktails son, como la comida, de una calidad buenísima. Tienen variedad para aburrirte y los hacen con maestría.
También tienen hotel, pero no lo hemos probado.
Hoy estoy hecha polvo, como era de esperar. Pero bueno, que me quiten lo bailao. Literalmente. Hasta el "Au si te pego" cayó. Con garrota y todo.
La factura económica no fue muy alta para la estupenda noche que pasamos; la física, está siendo dura, pero ya pasará; la felina... bueno, pues por pendón, esta noche no ha dormido conmigo ninguna de las gatas.
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