Hace un tiempo Gabriella propuso un desafío: escribir, al menos, 200 palabras diarias durante 30 días. Y, si se quiere continuar, durante más. Sin excusas. Si se falla un día, el contador se pone a cero, y vuelta a empezar. Siempre si se quiere.
Últimamente, como está aquí registrado, estoy actualizando mi blog bastante, especialmente comentando libros (es lo que tiene el insomnio: que colabora con el avance en la pila que da gusto). Pero en principio (salvo falta de inspiración extrema) no voy a contar esas palabras. Quiero escribir algo más, algo diferente. Quizá lo vaya colgado aquí, o quizá no. Según me dé.
Para ayudar a la constancia, compartiendo con otras personas que están siguiendo el desafío los recuentos, ideas o experiencias, ha creado un grupo en Facebook.
La información acerca del desafío está en su blog.
Desde el principio me atrajo la idea, pero la verdad es que no me atrevía... pensaba que no iba a ser capaz, que retos así no iban conmigo... Pero mira tú por dónde, el viernes me dio por ahí, y lo empecé. Sigo pensando que no voy a ser capaz, pero estoy dispuesta a disfrutar con el intento. Llevo 3 días, y no sé lo que aguantaré, pero me está gustando la experiencia. Mi mini-recuento, hasta el momento, es: 3 días, 1.416 palabras. Pero el texto de hoy aún no está terminado, tengo que matizarlo.
No es mi intención aspirar a escritora, pero desde siempre me ha ayudado la narrativa para desahogarme, para relajar frustraciones o preocupaciones varias, como vía de escape. Y justo ahora me viene fenomenal. Así que me he dicho ¿por qué no?
Y, de paso, lo comento aquí por si a alguien más le apetece y se quiere poner a la tarea. El ejercicio es, como poco, interesante.
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Yo creo que el truco no es pensar en conseguir los 30 días, sino en conseguir escribir el texto de hoy, cada día. Y 200 palabras es muy poquito ;)
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