Genial reencuentro con uno de mis autores de cabecera, desde que hace bastantes años (prefiero olvidar cuántos) leyera su juvenil "Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero".
Tiempo después supe que habían hecho una película, pero como lo que más me gustó del libro fue su narrativa, su línea de pensamiento a veces inconexa, no me atrajo lo que pudiera ofrecerme la versión audiovisual.
Después he ido encontrando obras suyas, leyéndolas, disfrutándolas... Hasta toparme con "La jauría y la niebla", que es de los que más me han gustado.
Para empezar, debo decir que el título es acertadísimo, aunque es algo que no se aprecia hasta bien avanzada la lectura.
La estructura está dividida en 3 tipos de capítulos, señalados con números arábigos (si no me falla la memoria, así se llaman los números que utilizamos normalmente), números romanos y letras del alfabeto en mayúsculas.
Cada tipografía señala el inicio de la narración de un personaje (Ander, un adolescente; Leandro, su hermano pequeño; o Ignacio Mayor, un escritor). Cada uno tiene sus propios problemas cotidianos, se enfrenta a diferentes retos, aparentemente independientes, pero que, con el avance de la lectura, se van acercando, hasta casi solaparse.
Ander y Leandro son, como digo, dos hermanos que viven en un pueblecito vasco, y allí tienen, más o menos, los problemas que todos hemos tenido en colegios e institutos a esas edades; o, si no los hemos tenido, los hemos visto. A pesar de la violencia juvenil que está presente en buena parte del argumento, y de tratar también la lucha que hay en la educación vasca por mantener viva su lengua, no cae el autor en la facilidad de relacionar el "problema vasco" con esa violencia: la violencia juvenil es la misma en en norte que en el sur, y los argumentos, si no son los mismos, se parecen mucho.
Ignacio Mayor es un escritor que, después de 15 años, vuelve a dar charlas en los colegios, y es lo que le acerca a los otros dos protagonistas (y a alguien más).
Cada uno tiene su historia, sus preocupaciones, sus miedos, sus ilusiones... Y lo narra TAN bien Martín Casariego que es difícil no sentir angustia, miedo o ilusión con los protagonistas. Siempre he visto en este autor una gran habilidad para hablar de los sentimientos juveniles (no tanta como Ana María Matute para convertirse -y convertirnos- en una niña otra vez, pero casi), y aquí la desarrolla especialmente con el duro momento al que se enfrenta Ander.
No he leído todo lo que ha publicado Martín Casariego Córdoba, pero desde luego, después de este libro, voy a investigar cuáles me faltan y avanzar un poquito con él.
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