Haced vuestros propósitos de año nuevo, que esto se acaba...
Pasad muy bien lo poquito que le queda a 2011, y entrad a 2012 con buen pie, que va a ser un año duro en general.
Joñó, buscando la foto del gatito me he encontrado ésta. La pongo también para quien la prefiera... que luego se me quejan los fans de que pongo muchos gatos en mi blog...
viernes, 30 de diciembre de 2011
martes, 27 de diciembre de 2011
Maktub
Anoche fuimos a ver esta película, y pasamos un buen rato.
Pensé que iba a reírme más y que el argumento iba a ser mucho más flojo, pero me reí moderadamente y el argumento me gustó, me pareció sólido, hay donde agarrar.
Aunque haciendo una crítica maliciosa podría decirse que han cogido "4ª planta" y alguna (cualquiera) comedia americana de argumento familiar y navideño, y las han metido en una coctelera hasta que han llegado a este resultado. Varias resoluciones de los nudos argumentales son bastante
predecibles, por tanto. Pero aún así, merece la pena ir a verla.
El personaje principal, el de Antonio, es tierno y gracioso... El de Manuel, empanado con buen fondo... necesita dos tortas de la vida, y viene a dárselas un niño canario. Y afectan a todo su entorno.
Están maravillosas Rosa María Sardá y Amparo Baró en sus papeles y mejorables Goya Toledo y Aitana Sánchez-Gijón en los suyos. Pero no soy demasiado objetiva al hacer esta crítica: una tiene sus "ídolas".
Bueno, el caso es que es una película que recomiendo ir a ver, por el buen rato que hace pasar y la caña que da: las tortas las recibe Manuel, pero como los espectadores estamos presentes, pues algo de la onda expansiva nos llega. Y anima a cambiar para bien algunas cosas. Luego está en la mano de cada cual hacerlo o no, por supuesto.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
La Cenicienta que no quería comer perdices
Es una historia rompedora, me recuerda al famoso correo electrónico que estuvo circulando hace un tiempo:
El cuento más corto y más bonito que has leído en tu vida
Había una vez un muchacho que le preguntó a una chica si se quería casar con él.
La muchacha dijo 'NO'.
Y la muchacha vivió feliz para siempre...................
Sin lavar, sin cocinar, sin planchar para nadie, saliendo con sus amigas, tirándose al que le daba la gana, gastando su dinero en sí misma y sin trabajar para ninguno.
FIN
...El problema es que de chiquitas, NO nos contaban estos cuentos...
Y... ¡NOS JODIERON CON EL CUENTO DEL MALDITO PRINCIPE AZUL!.........
Bueno... salvando las distancias, por supuesto
El caso es que el mensaje que intenta transmitir este libro me parece bien en general, pero me temo que las que lo leemos ya pensamos así: quienes necesitarían leerlo no van a coger una lectura... digamos... "tan rarita". Siempre hablando en términos generales.
Hay un sector que no han tenido en cuenta: el de las personas felizmente emparejadas, que viven eso porque es lo que realmente quieren. Pero eso es otro tema, que da para muuuuuuuuuuuuucho más que un triste blog.
Hay un sector que no han tenido en cuenta: el de las personas felizmente emparejadas, que viven eso porque es lo que realmente quieren. Pero eso es otro tema, que da para muuuuuuuuuuuuucho más que un triste blog.
Mi pero particular, lo que me ha agriado la lectura y me ha hecho ver todo este proyecto con otros ojos, no tan ilusos, es el tema de "la hada". No puedo con estas cosas. "El hada" no es lenguaje sexista, es gramática, por favor, no seamos tan, tan, tan... leche ya.
Es un tema que me toca especialmente la moral, porque entiendo que no es para tanto, pero es un tipo de mensaje y mentalidad que tengo asociado a un grupo determinado de personas bastante obsesivas y fanáticas con el temita, hasta conseguir el efecto contrario... Unas personas a las que tuve que decir "basta".
Así que mi objetividad, a partir de ahí, se quebró y no he podido recuperarla, por más que lo he intentado.
Debo decir que los aledaños del libro, la historia de las autoras, cómo está narrada, otras cositas que cuentan después del cuento en sí, me han gustado, y mucho. Y me han dado ideas y nombres que indagaré.
lunes, 12 de diciembre de 2011
Esto es una mierda
Tantos dolores, durante tantos días. En la cadera, en los hombros, en las manos, los codos, los pies, las rodillas, la mandíbula, el ojo, las muñecas, los talones...
La fiebre, que viene y va como Pedro por su casa.
La cojera: no puedo caminar como antes, "marcando ritmo" con mis tacones, no puedo bailar, ni siquiera aguanto caminatas. De hecho, ni siquiera puedo salir de casa todos los días.
Me estoy deformando: me voy encorvando, lo noto... Mientras no vuelva a pilates, voy a tener que volver a mis adorados tirantes ortopédicos... aún así, la parte del cuello tira hacia delante. Cuando me doy cuenta lo corrijo, pero no siempre me doy cuenta...
La mandíbula: los primeros movimientos para masticar después de algunas horas sin comer me provocan dolor, escalofríos...
La morfina tiene unos efectos secundarios inmediatos jodidos. Vale que el principal efecto secundario es bueno: hace que el nivel de dolor sea soportable. Pero los demás... no me centro, los nervios los tengo desquiciados (según en qué formato la tome, me altera o me relaja), la boca seca, el cuerpo hinchado...
El ojo me tiene harta. Duele, se reseca... y para eso no tengo tratamiento, de momento.
La artrosis complementaria en las rodillas, saber que ese dolor está indicando que, dentro de no mucho, tal como me dijo el traumatólogo, serán prótesis. A mi edad tendría que ponerme prótesis en las tetas, no en las rodillas.
Saber que todo esto va a ir a más, a peor. Que no existe esa frase agarradera "cuando me ponga bien". No. No me voy a poner bien. De hecho, me voy a poner peor, mejor disfruto de lo que tengo, porque en un tiempo lo echaré de menos.
Y lo que vengo a llorar hoy en concreto: las manos. Ha sido un golpe duro para mí. Me dolían bastante, sobre todo por las mañanas, desde hace bastante tiempo. Y ya es evidente que se están deformando, que cada vez están más torpes (dentro de que nunca he sido una manitas precisamente...). Y eso también va a ir a más, y es una mierda.
Y... claro, la guinda: el ánimo. Me cuesta tirar p'alante. Cuando hablo con personas cercanas intento estar de broma, que me cuenten cosas, cotilleos, lo que sea... me distrae. Me habla del mundo que no soy yo, mi ombligo y esta puta enfermedad. Pero hay días que ni para hablar con nadie tengo fuerzas, últimamente más que de costumbre. Y también soy consciente de que me hago pesada a algunas personas a las que sí llamo.
Vamos, para dar palmas.
Eso sí: hay una parte buena. Mis gatas me cuidan muy bien, pero el premio a la mejor enfermera del mundo se lo lleva, sin duda, Mariana, que no se aparta de mi lado. Que detecta, aún no sé cómo, cuándo estoy triste o cuándo aprieta el dolor, y mantiene el contacto físico, me hace cucamonas y carantoñas de lo más tierno, ronronea casi permanentemente... Sólo por esos ratitos ya casi hasta me da igual todo lo anterior.
La mandíbula: los primeros movimientos para masticar después de algunas horas sin comer me provocan dolor, escalofríos...
La morfina tiene unos efectos secundarios inmediatos jodidos. Vale que el principal efecto secundario es bueno: hace que el nivel de dolor sea soportable. Pero los demás... no me centro, los nervios los tengo desquiciados (según en qué formato la tome, me altera o me relaja), la boca seca, el cuerpo hinchado...
El ojo me tiene harta. Duele, se reseca... y para eso no tengo tratamiento, de momento.
La artrosis complementaria en las rodillas, saber que ese dolor está indicando que, dentro de no mucho, tal como me dijo el traumatólogo, serán prótesis. A mi edad tendría que ponerme prótesis en las tetas, no en las rodillas.
Saber que todo esto va a ir a más, a peor. Que no existe esa frase agarradera "cuando me ponga bien". No. No me voy a poner bien. De hecho, me voy a poner peor, mejor disfruto de lo que tengo, porque en un tiempo lo echaré de menos.
Y lo que vengo a llorar hoy en concreto: las manos. Ha sido un golpe duro para mí. Me dolían bastante, sobre todo por las mañanas, desde hace bastante tiempo. Y ya es evidente que se están deformando, que cada vez están más torpes (dentro de que nunca he sido una manitas precisamente...). Y eso también va a ir a más, y es una mierda.
Y... claro, la guinda: el ánimo. Me cuesta tirar p'alante. Cuando hablo con personas cercanas intento estar de broma, que me cuenten cosas, cotilleos, lo que sea... me distrae. Me habla del mundo que no soy yo, mi ombligo y esta puta enfermedad. Pero hay días que ni para hablar con nadie tengo fuerzas, últimamente más que de costumbre. Y también soy consciente de que me hago pesada a algunas personas a las que sí llamo.
Vamos, para dar palmas.
Eso sí: hay una parte buena. Mis gatas me cuidan muy bien, pero el premio a la mejor enfermera del mundo se lo lleva, sin duda, Mariana, que no se aparta de mi lado. Que detecta, aún no sé cómo, cuándo estoy triste o cuándo aprieta el dolor, y mantiene el contacto físico, me hace cucamonas y carantoñas de lo más tierno, ronronea casi permanentemente... Sólo por esos ratitos ya casi hasta me da igual todo lo anterior.
sábado, 10 de diciembre de 2011
Soy un gato
Pues no ha podido ser.
Qué vamos a hacer.
Tenía unas expectativas erróneas sobre este libro: pensaba que era el gracioso punto de vista de un gato que vive con una familia japonesa. Pero sólo he encontrado introducciones hechas por un gato (que no me cuadra a mí que los gatos vean así las cosas, la verdad) a los avatares de una familia, que me ha resultado pelín sosaina...
El fracaso ha sido mío en esta ocasión, está claro: el libro no es malo en absoluto, pero no es ni lo que me esperaba, ni lo que me interesa. Por lo tanto, sintiéndolo mucho, a la página 155 he llegado, y aquí me planto.
Tengo una pila suficientemente agobiante como para atascarme de esta manera con un libro que no estoy disfrutando...
domingo, 4 de diciembre de 2011
Un sombrero de cielo
Lo primero que quiero destacar en esta ocasión es la cuidadísima edición. Ole, ole y ole. Así da gusto. No han subido el precio habitual, y es tapa dura, con dibujos de los Nac Mac Feegles en los números de páginas, no he visto erratas... Muy, muy bien.
La historia, genial. Para mi gusto, de las mejores en cuanto a estructura (el principio no es demasiado denso, el final es prácticamente perfecto, faltaba la firma Disney por ahí, el cuerpo de la novela se desarrolla sin zonas muy densas...), aunque es cierto que no es de los más graciosos. Me he reído leyéndolo, casi siempre tenía una sonrisa de medio lado (¿cómo no tenerla cuando aparece Yaya Ceravieja?), pero no he soltado las carcajadas viscerales que me han arrancado otras historias de Mundodisco: cada una tiene su fuerte.
Ha sido gracioso leer el acentiño de los Nac Mac Feegles, no podía dejar de pensar en alguien a quien conozco (hola, Toño), le pega el papel, hasta por la voz.
Además, el colmenero me parece un "monstruo" curradísimo, es una amenaza muy bien elaborada, imaginativa...
Los personajes secundarios también están estupendamente trabajados, hay alguno que merecería novela propia.
Leche, que tiene hasta su pequeña moraleja, su poquito de enseñanza filosófica (aprende, Paulo Coelho).
Resumiendo, una GRAN novela, por muy juvenil que sea: no por ello menos elaborada ni complicada (más bien al contrario).
Fantástica para kevingelizar.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Me cagüen los no minusválidos irrespetuosos
El cartel lo dice todo. Estoy hasta las narices (por ser fina) de puñeteros prepotentes que aparcan en la plaza reservada a minusválidos.
Es mucho más normal verlo en centros comerciales y parking privados (como ahí no les pueden multar...) y el porcentaje de coches de gama alta es claramente superior (debe ser que con el impuesto de lujo les dan ciertos derechos extra que los demás no conocemos). Pero los hay que llegan al tope: aparcan en esas plazas resrevadas en parking de centros de salud, hospitales... para dejarles minusválidos a hostias, vamos.
Los puñeteros humanos, hasta que no lo tenemos cerca (si no encima) no nos solidarizamos. Ni con penurias económicas, ni con penas del corazón, ni con la soledad, ni con la minusvalía.
Siempre que veo un coche de no minusválido aparcado en una plaza de minusválidos, simplemente les deseo una temporada (nada definitivo) con una minusvalía, en la que se encuentren con gente como ellos. A ver qué tal reaccionan. Me pido el menú gigante de palomitas y coca-cola.
De los especímenes de esta panda de hijos de puta (lo siento, pero no tienen otro nombre) con los que me he encontrado, he tenido que aguantar desde una "señora" (mucho decir es) que en lo alto de una escalera mecánica de bajada me dio una patada al bastón (casi haciéndome caer) para pasar ella primero, hasta tipejos como el del otro día:
En el parking del Akí de Fuengirola, hay plazas reservadas para minusválidos: normal (gracias a Dios). Nosotros aparcamos en una de ellas, porque yo tengo la tarjeta que me lo permite. Afortunadamente: hay días que recorrer 20 metros me supone un esfuerzo sobrehumano. Cuando salimos (yo agotada, mi marido cargadísimo) vimos que en la plaza para minusválidos adyacente un Pedazomercedes (modelo Carodecojones), aparcado atravesado en la plaza (suelen ser anchotas), y por supuesto SIN TARJETA.
Mientras Dani guardaba las compras en el coche (yo no podía casi ni con el bastón) apareció una mujer, abrió el coche, y se metió a coger algo. Aproveché para decirle que eso era aparcamiento reservado para minusválidos. La tía caradura me dice "yo no sé bien español". Le digo "no hace falta, chata" mientras le señalo la señal (vertical y también en horizontal) que indicaba para quién era esa plaza. Sin decir más, cierra el coche y vuelve al establecimiento.
En esto que, oh casualidad divina, pasa un coche de policía. Pues por mis huevos: Dani les hace una seña. Y ellos acercan el coche. Justo, oh casualidad divina II: el retorno, en ese momento sale la mujer de antes con un hombre. Y un carrito cargadito. Y hacen como que ya se van.
Les dice el policía que están mal aparcados, y no sólo tienen la poca vergüenza de no agachar la cabeza y pedir disculpas, sino que dicen que "era sólo un momento" (menos mal que no sabían español). Claro, el policía les dice que es para coches de minusválidos, como nosotros, y él sigue con su poca vergüenza: le dice "yo también minusválido: dolor de rodilla". SU PUTA MADRE 28 MILLONES DE VECES. Afortunadamente, el policía reacciona con autoridad: le pide los papeles del coche. Nerviosismo de los "guiris". Os jodéis.
Cuando arrancamos para irnos, todavía el muy mamón me mira y me dice "Muchas gracias, eh?". Pues de nada, chato. Y que la disfrutes con salud.
jueves, 24 de noviembre de 2011
La gran depresión
No defrauda, pero porque de por sí no crea grandes espectativas.
Con el argumento y el reparto sabes más o menos qué vas a encontrarte, y por ahí van los tiros.
Me chafó un poco descubrir, según empezó, que utilizaban megafonía (algo que en el teatro no me gusta nada), pero bueno...
Por lo demás: argumento caótico, representaciones normalitas y quizá excesivmente estereotipadas (jugaban mucho con la imagen que se tiene de cada una de las dos), y un par de números musicales: uno metido con calzador, y el otro de aparición espontánea y desconcertante.
Fue, eso sí, divertida, tiene buenos momentos de humor una vez te metes en el surrealismo general, sin llegar al exceso (de diversión, que el de surrealismo está pasadísimo).
Bueno... una manera diferente y divertida de pasar una tarde, no me arrepiento, pero eso sí: si alguien piensa ir a verla, mejor sin grandes esperanzas. No es un obrón teatral. Es una representación caótica divertida.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Resultados elecciones 2011
Amplia mayoría absoluta para el PP: lo que era predecible, lo que era de esperar...
En realidad no me sorprendió, pero sí me defraudó.
No entiendo un pimiento de política, de hecho cada día la entiendo y la sigo menos, porque creo que no se hacen buenos guiones de cine porque tienen a todos los buenos guionistas fichados ya, contándonos milongas e historias que no tienen nada que ver con lo que pasa de verdad... Y quizá por eso me siento defraudada. En el fondo, sabía, como todos, que el PP iba a ganar con mayoría. Pero tenía la ilusión de que ese gráfico estuviera pintado de colorines... rojo y azul también, claro... pero en un porcentaje más cercano al resto de colorines... A lo mejor esa opción era peor para nosotros, no digo que no... pero era la ilusión que tenía: que nos hubiéramos dado cuenta de que el cotarro no puede seguir en las manos de los dos de siempre (buenos o malos, eso no lo sé), que no podía ser que las decisiones se tomaran por el artículo 33, que tenía que haber más voces ahí... porque, entre todas, había más posibilidades de que una fuera un poquito honrada.
El 15M y resto de movimientos con los que estoy parcialmente de acuerdo (¿cómo no estarlo?) han hecho una gran campaña de información: PP y PSOE son lo mismo. Hoy, los participantes en esos movimientos tienen que sentirse extenuados y defraudados. ¿Qué ha ocurrido? ¿Nos da igual? ¿Nos va la marcha? O, lo que me temo desde que ayer, viendo los resultados, vi esa predominancia roja y azul... ¿tan fanáticos seguimos siendo? ¿tan ciegos? No hace tanto que eso, con esos mismos fanatismos por esos mismos colores nos llevó a una guerra. Yo quería creerme que la sociedad española había avanzado algo en este poco menos de un siglo. Pero no.
O, a lo mejor, es que no lo entiendo... como yo de política ni papa...
viernes, 18 de noviembre de 2011
Me marcho con los gatos
Ayer leí este breve relato del gran maestro Gianni Rodari, y me maravilló.
En serio. Tenéis que leerlo. Todo el mundo. Especialmente, a quien le gusten los gatos, claro. Pero a quien no... también. Es mágico.
Está incluido en "Cuentos escritos a máquina", pero seguro que alguna mente despierta consigue leerlo on-line.
Me encantaría desglosároslo palabra por palabra, frase por frase... porque da para mucho, me encantaría charlar con alguien que lo hubiera leído, podría estarme toda la tarde hablando de este maravilloso relato. Pero tampoco quiero destripárselo a quien no se lo haya topado aún.
Dice muchas cosas, en muy poquitas páginas: habla de soledad, de civilización, de cariño, de abandono, de envidia, de decisiones... pero con una dulzura, con una magia... desprende tanta ilusión cada palabra... Que te llena. Con apenas 7 páginas, te sientes plena después de haberlo leído, es como si dentro de ti hubiera un puzzle caótico y de repente llegara la pieza maestra.
Si yo viviera en el mundo de Gianni Rodari, os aseguro que también me marcharía con los gatos.
martes, 15 de noviembre de 2011
Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar
A veces (pero muy de vez en cuando, no os acostumbréis), hago caso de las recomendaciones de alguien.
Mi amiga Marta, poco después de empezar nuestro contacto (o sea, que ya hace... pero ya se sabe: el ritmo de mi pila...) me recomendó este libro. Y tomé nota.
Y no, no fue sólo porque estuviera la palabra "gato" en el título.
Y en este caso, me ha salido bien la jugada. El consejo fue muy bueno.
Ya conocía al autor: había leído, hace la torta de años, "Un viejo que leía novelas de amor" y "Mundo del fin del mundo", y guardaba buen recuerdo de esas lecturas, aunque no muy preciso (pero si tenemos en cuenta que no guardo recuerdo preciso ni de lo que comí ayer, no se me puede tener muy en cuenta).
El lenguaje utilizado por el autor es casi naïf: tan plano, tan sencillo, pero tan lindo... es tremendamente descriptivo, pero con el mínimo de palabras y complicaciones lingüísticas posibles. Así da gusto. Hay muchos (quizá demasiados) autores que piensan que, cuanto más intrincado, incomprensible y esdrújulo (sobre todo esdrújulo) el lenguaje, más... ¿"culto"?. Y que, cuanto más enredadas las frases, más yuxtaposiciones, subordinaciones y complicaciones en general... en resumen: cuantas más veces tenga que releer el lector una frase para entenderla, más... ¿"nivel"?. Hay fabulosos narradores, hay quien controla las figuras narrativas a la perfección, y eso es arte. Pero abusar de ello es cansino. Y para mi gusto, el mayor artista es aquel que, con las palabras más sencillas, con el lenguaje más llano, te hace sentir las cosas más extraordinarias. Y en esta "Historia..." la sencillez es la base.
También es la base del argumento, es una fábula sencilla, tierna, quizá hasta infantiloide por lo ingenua. Critica muchas actitudes del ser humano, pero también hace una apuesta, a través de los animales, por el buen fondo de la gente, por valores como la palabra dada (¡en este siglo!), la unión vecinal (si yo os contara lo que me pasó ayer mismo...), la buena fe entre especies, y en concreto con los más necesitados (ja.jajaja.jajajajaja.jaja.). Es bonito leerlo, pero da la sensación de que te están hablando de ciencia ficción: seres (gatos, gaviotas, humanos... qué más da) que se ayudan entre sí, que confían en la palabra de otro, que ponen en práctica la teoría de la amistad... Muy bonita fábula, preciosa. Conmovedora en algunos puntos. Pero, por desgracia, muy lejana a la realidad.
Pero ha sido bonito, al menos, leerlo.
sábado, 12 de noviembre de 2011
Diario de Golondrina
Desde que leí "Biografía del hambre" he ido descubriendo la amplia obra de esta joven autora, y cada vez me fascina y atrapa más.
Cada libro es algo radicalmente diferente a los demás (eso no siempre ocurre con los autores, y menos cuando tratamos formas de narrar y argumentos tan "especiales"), y con "Diario de Golondrina" no podía quedarse atrás, por supuesto.
A ritmo de Radiohead nos conduce por la alucinante historia de un mensajero anónimo, que se convierte en Urbano, y luego en... no quiero revelar demasiado, que me da mucha rabia
cuando me lo hacen a mí.
El caso es que Nothomb, hablando de la ausencia de sentimientos y con una narrativa minimalista, consigue tocar campanillas escondidas en rincones de tu mente (y algunos más sentimentales) que no sabías ni que tenías. Esta autora es una artista de la paranoia realista, es especialista en hablar de tú a tú, como si se conocieran de toda la vida, con ese loco que hay en nuestro interior. Le plantea situaciones hipotéticas pero posibles, y le pone en disyuntivas morales... le dice... "y ¿tú qué harías si...?". Y claro, nos lo altera.
Como son libros tan intensos, intento que no estén muy cerca en la pila, para que el loco se sosiegue de uno a otro... pero ya tengo ganas de leer el siguiente, la verdad...
martes, 8 de noviembre de 2011
Fiebre
Estupendo libro de relatos de extensión variada.
Ya sólo por el primero, el que da título al conjunto, merece la pena: es una lección de redacción como la copa de un pino.
En general son relatos intimistas, que, en un contexto grandoooote tienen un argumento chiquitito, pero tan contundente que es el centro de la redacción.
Predomina un punto de vista femenino, de preguerra, pero con un importante carácter moderno: trata de la separación, por ejemplo, en varios relatos, pero de la separación de entonces, no de ahora que es como comerse un sándwich.
Es una lectura de esas de mantita y sofá, para disfrutarla, paladearla, recapacitar tras cada relato... En unos años me gustaría darle otra vuelta a este libro.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Quequé Antolojeta
Ayer, otra vez, al Alameda. Qué malo es el vicio.
Habíamos visto a Quequé en el Club de la Comedia y nos había hecho mucha gracia, pero no es lo mismo un monologuito que una hora y media en un escenario.
De hecho, en un momento, casi al principio del espectáculo, Quequé afirma que es gilipollas. A medida que avanzaba la función, cada vez estaba más de acuerdo con él.
El espectáculo consiste en varios monólogos enlazados, y claro, hay gracias que puntuales son la bomba, pero repetidas una y otra vez... son como una bomba. Entre ellas, las de contenido un tanto burdo. Que una da chispa y te ríes mucho, pero tantas, tantísimas, convierten un espectáculo divertido en soez.
Además, Quequé... no sé, se tiene en demasiada alta estima. Se ve guapo, y su círculo más cercano le habrá dicho que es divertidísimo, y se lo ha creído, pero demasiado.
No quiero decir con todo esto que no me divirtiera ni me riera, que sí lo hice... pero el espectáculo no era lo que me esperaba.
Uno de sus mejores puntos a favor es el guitarrista que lleva. El tío es un crack. Y sube enteros la calidad de la función.
Aunque... me dio la sensación de imitación al Gran Wyoming de los primeros tiempos, no sólo por el formato del espectáculo, el tipo de música, sino por muchas expresiones claramente plagiadas.
No siempre puedes salir del teatro con el estómago encogido y la cara iluminada.
Aunque sí que muchos de los asistentes lo hicieron, eran gente muy joven que probablemente no hubiera ido al teatro a ver otra cosa. Y si Quequé haciendo estas cosas hace que otro tipo de público se acerque al teatro, y hasta se enganche, pues oye, bendito Quequé.
viernes, 4 de noviembre de 2011
Miss Annie
Oh, por Om, qué sorpresa, yo leyendo un cómic de gatos... vamos, algo increíble por completo.
Miss Annie es una gatita con una forma de ver el mundo curiosa e ingenua.
Vive con sus humanos en una casa de dos plantas y se están adaptando mutuamente: normas, costumbres, "deberes"...
Además, tiene varios amigos: tanto dentro, como fuera de casa.
El exterior de su casita es un mundo fascinante, pero peligroso. Afortunadamente, no lo tiene que descubrir sola, tiene buena guía. Allí vive aventuras que le ayudan a entender cómo funcionan las cosas.
La historia es muy realista, tierna y dura a la vez, simpática en ocasiones.
Me ha gustado mucho esta novela gráfica, y me gustaría que hubiera continuación a la historia, y publicaran secuelas contándonos cómo continúa la vida de esta vaquita, sus humanos y sus amigos.
sábado, 29 de octubre de 2011
Shirley Valentine
La bofetada más graciosa y más dulce
que me han dado nunca.
Anoche estuvimos (oooootra vez) en el Alameda, viendo el estreno en Málaga de Shirley Valentine. Y no se arrepentirá quien me haga caso y, cuando esta Obra (con mayúsculas) pase por su ciudad (o cerca), vaya a verla.
Es un monólogo, de esos que no puede hacer cualquier actor: se requieren muchas tablas, maestría y un don especial para estar sola en un escenario durante casi 2 horas, no aburrir, y conectar con el público.
Además, el personaje protagonista es perfecto para Verónica Forqué: no podría haberlo hecho otra. Imposible. Intento imaginar a cualquier otra gran actriz de las que tenemos en España encarnando a Shirley Valentine y... no. Es que no me cuadra ninguna otra.
El argumento (intentaré, como siempre, no revelar mucho) se ocupa de un ama de casa de Liverpool que lleva una vida vacía, y que no se parece en nada a la joven que fue. Las circunstancias ponen en su mano una oportunidad de dar un giro, y ella la aprovecha. Y hasta aquí puedo leer.
Te ríes. Te ríes hasta que se te saltan las lágrimas, así que quien se pinte para ir, mejor con waterproof. Y no sólo por las risas, que son carcajadas de esas que te salen del alma, es RISA DE VERDAD. Entre carcajada y carcajada, asoma ese vacío del que hablaba, y eso es triste, por mucha Verónica Forqué que te lo cuente.
Y entre carcajada y carcajada, Shirley Valentine da una lección a quien la escucha de esas que te dan vueltas y vueltas por dentro durante días. O más. Sales del teatro con una gran sonrisa, recordando los puntazos humorísticos y volviendo a reír. Pero detrás de esa carcajada hay algo más. Hay una bolita que se está formando. Es como si aprovecharan cuando te ríes a carcajadas que tienes la boca abierta y te metieran una pildorita. Y esa pildorita empieza a crecer dentro de uno al final de la obra. Lo bueno es que deja de crecer cuando cada uno quiere. Habrá quien haya impedido hasta que empiece a crecer. Pero habrá quien la haya dejado hacerse grandota dentro de sí, y esas carcajadas de una obra de teatro que vio un día se hayan convertido en una gran sonrisa por el cambio que le hizo hacer. Quién sabe.
Yo, de momento, la estoy dejando crecer. A ver hasta dónde llega.
jueves, 27 de octubre de 2011
De guardia con Oscar
Uno de los regalos que recibí la navidad pasada fue este libro.
Desde que supe de su existencia, le tenía ganas: no es ningún secreto mi gusto por las lecturas de argumento felino...
Literariamente no es nada del otro mundo, aunque tampoco es lo que se espera de un libro como éste. Está narrado con sencillez y mucha cercanía, es muy "de andar por casa".
En lo que destaca, evidentemente, es en la historia: Óscar, un gato que vive en una residencia de mayores, tiene un don especial para "predecir" la muerte de los residentes.
Pero el libro va más allá: explica que este michi, a lo que se dedica en realidad, es a acompañar en ese último momento a enfermos y familiares, les sirve de apoyo, de consuelo.
Me ha llamado mucho la atención de este libro cómo acerca el tema de la demencia y de los cuidados paliativos, el enfoque que da a este tipo de enfermedades: habla del paciente, pero también habla mucho de cómo lo pasa el entorno del paciente, las formas de afrontarlo e intentar llevarlo.
He hablado mucho de mis enfermeras felinas, por eso esta historia no me ha extrañado demasiado. Hablan del misterio, de por qué "presiente" este gato lo que va a ocurrir...
Muchas veces, Mariana (y Cthulhu algunas, pero menos) sabe que estoy mala. Algunas noches me despierta el dolor. En muchas de esas ocasiones no he terminado de abrir los ojos cuando noto el salto a la cama o su patita pidiéndome que le haga un hueco cerca de la cadera, y allí se pone, y me ronronea. Me acompaña, me intenta consolar. Cthulhu más bien intenta acompañar y distraer: intenta animar con sus maullidos, "pidiendo guerra". Mordisquitos aún está aprendiendo, pero lo que me alucina es que, cuando la racha dolorosa dura bastantes días, aunque parezca increíble SE TURNAN para cuidarme a la hora de la siesta y dormir a mi lado. Normalmente, si duermen, es a mi alrededor, bien cómodas... Y algunos días ni les apetece dormir conmigo, y se ponen donde les da la gana. Pero cuando estoy mala nunca falta una de mis gatas pegada a mí. Generalmente es Mariana, pero cuando ella descansa, les toca a Cthulhu o a Mordisquitos.
Quien no vive una situación de éstas no lo cree, no comprende hasta dónde llega esa compañía. Pero es maravilloso tenerlas conmigo.
Desde que supe de su existencia, le tenía ganas: no es ningún secreto mi gusto por las lecturas de argumento felino...
Literariamente no es nada del otro mundo, aunque tampoco es lo que se espera de un libro como éste. Está narrado con sencillez y mucha cercanía, es muy "de andar por casa".
En lo que destaca, evidentemente, es en la historia: Óscar, un gato que vive en una residencia de mayores, tiene un don especial para "predecir" la muerte de los residentes.
Pero el libro va más allá: explica que este michi, a lo que se dedica en realidad, es a acompañar en ese último momento a enfermos y familiares, les sirve de apoyo, de consuelo.
Me ha llamado mucho la atención de este libro cómo acerca el tema de la demencia y de los cuidados paliativos, el enfoque que da a este tipo de enfermedades: habla del paciente, pero también habla mucho de cómo lo pasa el entorno del paciente, las formas de afrontarlo e intentar llevarlo.
He hablado mucho de mis enfermeras felinas, por eso esta historia no me ha extrañado demasiado. Hablan del misterio, de por qué "presiente" este gato lo que va a ocurrir...
Muchas veces, Mariana (y Cthulhu algunas, pero menos) sabe que estoy mala. Algunas noches me despierta el dolor. En muchas de esas ocasiones no he terminado de abrir los ojos cuando noto el salto a la cama o su patita pidiéndome que le haga un hueco cerca de la cadera, y allí se pone, y me ronronea. Me acompaña, me intenta consolar. Cthulhu más bien intenta acompañar y distraer: intenta animar con sus maullidos, "pidiendo guerra". Mordisquitos aún está aprendiendo, pero lo que me alucina es que, cuando la racha dolorosa dura bastantes días, aunque parezca increíble SE TURNAN para cuidarme a la hora de la siesta y dormir a mi lado. Normalmente, si duermen, es a mi alrededor, bien cómodas... Y algunos días ni les apetece dormir conmigo, y se ponen donde les da la gana. Pero cuando estoy mala nunca falta una de mis gatas pegada a mí. Generalmente es Mariana, pero cuando ella descansa, les toca a Cthulhu o a Mordisquitos.
Quien no vive una situación de éstas no lo cree, no comprende hasta dónde llega esa compañía. Pero es maravilloso tenerlas conmigo.
...A veces hasta las 3 a la vez me cuidan...
martes, 25 de octubre de 2011
Nadie vale más que otro
Y veeeeenga estrenos.
En este caso, con Lorenzo Silva. No, aún no había leído nada suyo.
Este libro, que recoge 4 relatos policíacos, protagonizados por una pareja de guardias civiles, habla de problemas sociales que llevan a prejuicios, como cotilleos, racismo... Y de la irracionalidad, en muchos casos, del crimen.
Es un buen reflejo de la actualidad española, tanto por los protagonistas como por las situaciones a las que se enfrentan y los inconvenientes que tienen que salvar.
Me ha gustado especialmente el ritmo narrativo, muy ágil. Por eso no me voy a lanzar a buscar una novela de este autor, como haría con otro que me hubiera gustado tanto...
Creo que lo que más me ha gustado ha sido esa agilidad, y no sé si en una novela la reflejará igual. No me voy a cerrar, desde luego, si me topo con una novela suya en mi pila. Faltaría más. Pero estos "pequeños bocaditos" de momento me han sabido bien: si me entero de otro libro de relatos de Lorenzo Silva sí iré a por él.
lunes, 24 de octubre de 2011
Edén
Con este cómic se confirma mi sospecha: todos mis cómics favoritos, a parte de los de gatos, están firmados por argentinos: Quino, Liniers, Maitena, Kioskerman... Dibujos simples y mensajes contundentes. Me gusta poder centrar mi búsqueda. Aunque también me están empezando a fascinar los franceses (Lewis Trondheim, Aude Picault...)
Kioskerman representa su idea del Edén en una serie de viñetas, no necesariamente conectadas entre sí, que nos hablan de momentos de la vida de los personajes que lo habitan. Y, en algunos casos, de los personajes que lo habitaron:
Hay algunos simpáticos, divertidos:
(Clic para agrandar)
Los hay que dan algo en que pensar, curiosas teorías:
(Clic para agrandar)
Pero hoy, será por que llueve, no sé, me ha dado por centrarme en las viñetas románticas (que no son las más abundantes).
(Clic para agrandar)
...pero hay algunas MUY románticas...
(Clic para agrandar)
Y otras ABSOLUTA Y CONTUNDENTEMENTE románticas:
(Clic para agrandar)
Al parecer, el autor está preparando el próximo tomo: "Nuevo edén". Estoy deseando hincarle el diente. Pero para ir haciendo boca, semanalmente va publicando en su web una nueva tira. Os la recomiendo.
domingo, 23 de octubre de 2011
El valle de los caballos
Hace un par de años leí "El clan del oso cavernario", lo tenía por aquí mi marido. Como me gustó, me dijo que tenía también la segunda parte, y me lo he leído. Y vaya chasco.
Para empezar, la edición (Maeva, bolsillo) es mala, pero mala. Una cantidad de faltas de ortografía y de erratas... que te estropean la lectura.
Pero cuando de por sí la lectura no tiene nada que te atraiga, pues te pasa como a mí: que si te terminas el libro, es por orgullo lector.
Qué absurdo e inútil es el orgullo lector.
No sé si es que recuerdo mal la primera novela o que he oído hablar de esta larga saga y me ha hecho pensar en calidad en aumento... no sé... el caso es que, para esta lectura, esperaba algo así como un somero estudio sociológico novelado para mentes simples... Pero nada más lejos. Desde luego, tiene datos de la era de las cavernas (a veces parece que ha copy-pasteado la wikipedia, de lo forzado que mete datos como el arte o las herramientas de caza). Creo que fue Pérez-Reverte quien dijo que es un grave error mirar al pasado con los ojos del presente. Y esta novela peca de eso mortalmente.
En lo que respecta a la trama, intenta seguir la historia del primer libro, pero tanto el argumento como la narrativa toman un tonillo rosáceo-verderón intenso... que si yo buscara, leería novelas románticas calenturientas. Pero he leído 5 de esas novelas y he decidido que no era lo que me gustaba, así que encontrarlo tan burdamente aquí me ha decepcionado, me ha cabreado...
Resumiendo: he terminado el libro por orgullo lector y, por qué no, también con esperanzas de que hacia el final cambiase, que me dieran también ganas de leer el tercer tomo. Pero para nada: lo que es para mí, aquí termina la saga del clan del oso cavernario.
Será por pila...
sábado, 22 de octubre de 2011
Macanudo (6)
Recientemente he terminado el disfrute (mejor que "la lectura") del último volumen publicado, hasta el momento, de Macanudo, recopilatorio de las viñetas del magnífico Liniers.
Es absolutamente maravilloso, me encantan todos sus personajes, aunque tengo especial predilección por Enriqueta y Fellini... ¿por qué será...?
También me gusta mucho cuando habla de Pan Chueco:
Hace unos cuantos años ya, en un foro de cuyo nombre prefiero no tener que acordarme, un usuario al que no recuerdo, llevó una firma que le agradeceré eternamente:
Se me quedó grabada, le di vueltas, saboreándola, durante bastantes meses... Algún tiempo después empecé a investigar, a busquetear... y descubrí que la había dibujado un tal Liniers. Y que tenía más. Hasta libros publicados en España. Incluso había un blog que publicaba tiras suyas casi diariamente. Y desde entonces lo sigo. Y cada vez que veo un nuevo Macanudo, lo compro. Y hasta ahora han publicado 6, y hace poco que he terminado de leer el 6º...
...¿Alguien sabe cuando sale el 7º volumen...?
(Me está entrando el ansia...)
miércoles, 19 de octubre de 2011
Llamadme nazi
Si queréis. Porque quizá esta idea que tengo hace tiempo tenga algo de nazi, no diré que no. Pero eso no hace que deje de creer firmemente en ella. Y cada vez más.
La idea trata de la paternidad.
Dicen que los trámites para adoptar hijos son muy duros, exigen unas características inamovibles en muchos casos. Y a mí me parece fabuloso. Tan fabuloso que creo que debería hacerse extensivo a tener hijos en general: biológicos o adoptados. Siempre que una mujer vaya a su médico porque esté embarazada, que, a parte de derivarla al ginecólogo, mandar análisis y todo lo que sea que hagan en estos casos, envíe a madre y padre a psicólogo, asistente social y todos los profesionales que lleven estos temas. Creo que es vital para el futuro de la humanidad. Por una parte, se evitaría el crecimiento demográfico descontrolado. Por otra, las siguientes generaciones minimizarían sus problemas. No sólo los psicológicos, que me parecen esenciales para una sociedad medio-sana. También estaría medio-garantizada la manutención, la formación académica, el apoyo...
No todo hijo biológico es buscado, ni siquiera querido. Doy fe. El departamento que llevara estos casos debería garantizar, en la medida de lo posible, que los hijos nacidos que se quedaran con sus padres biológicos tendrían las mismas necesidades básicas cubiertas que los adoptados. Deberían ser igual de deseados, o al menos queridos. Sus padres deberían estar medianamente centraditos. Deberían tener unas garantías mínimas de que sus necesidades de pañales, alimentación, vestido, formación y todas esas cosas que yo no voy a comprar nunca pueden ser atendidas. Ya que los humanos por lo general no nos preocupamos de todo eso antes de traer un ser al mundo. Muchos piensan "quiero ser m/padre, tengo derecho a realizar mis sueños, así que me embarazo" o "llevo 10 años en pareja, hace 2 que me casé, toca descendencia a la de ya" o "mi deber con mi Dios es traerle nuevos fieles: al lío".
También he oído muchas veces "antes que m/padre soy PERSONA, y como tal tengo mis NECESIDADES, así que dejo a mi descendencia con la canguro y la wii y yo me voy de marcha, me apunto a yoga y encaje de bolillos, y me pongo uñas de porcelana, porque me lo merezco". Arsa y ole. Has traído una vida a este mundo. Ha sido conscientemente, o eso te has querido creer: pues es tu responsabilidad. Eso implica, no que desaparezcas como persona, sino que tu prioridad, hasta que la vida que has traído se vaya valiendo por sí misma en todos los aspectos, debe ser tu descendencia. Que no te pidió venir, tú decidiste que viniera. Y si no, pues haberte comprado un Baby Feber.
Quizá muchos m/padres solteros, o parejas de gays, o comunas, yo qué sé, lo pudieran hacer mejor que una pareja tradicional. Eso lo tendrían que valorar los especialistas.
Como, evidentemente, pocos padres cumplirían los requisitos, supongo que por una parte habría menos embarazos (porque no les dejarían quedárselos hasta que cumplieran los requisitos), aunque muchos aprovecharían que se los criaban sin consecuencias (que esto habría que regularlo de alguna forma, pero hasta ahí no han llegado mis elucubraciones), tendría que haber "hospicios" gestionados por profesionales que suplieran a los padres, y se encargaran de que necesidades afectivas y económicas estaban cubiertas.
Quizá sea una barbaridad, pero es que los bebés que están ahora siendo criados por padres dispuestos a matarles si la madre les deja, o padres que les traumatizan en mil y un sentidos, o padres que, simplemente, no pueden mantener una familia económicamente (por desgracia)... son los adultos de dentro de poquitos años. Y creo que, tras un par de generaciones, el trabajo de este "departamento" se minimizaría, porque los adultos de esa sociedad habrían sido, en su mayoría, "sanamente" criados. Y esas cosas, me parece, se pasan de generación en generación.
jueves, 13 de octubre de 2011
El paraíso de los gatos
Voy de estreno en estreno y tiro porque me toca.
Ahora le ha tocado a Émile Zola, con este breve cuento.
Me ha dejado impresionada. Esta lectura (que recomiendo saborear, para lo que las estupendas ilustraciones de Raquel Aparicio vienen muy muy bien) es como un calambrazo mental. Una vez me dio un calambre por tocar un cuadro eléctrico con las manos mojadas. Me recuperé en menos tiempo que el que me ha costado recuperarme de esta lectura. Especialmente después de la última frase. Te paraliza.
Tú vas leyendo un relatiiiitooo sobre gatiiiitooos muy boniiiitooo... y de repente
¡PUUUUUMMMMMM!
Y te tienes que reubicar. Te golpea tan fuerte que te vuelve los ojos del revés. Estabas mirando unos gatitos y sus aventuras y desventuras, y de repente te encuentras mirando en tu interior... tus aventuras, tus desventuras. Y encima preguntándote cosas.
Tremendo.
En todas partes hay tesoros
Algunos, ocultos... otros, a la vista y el alcance de todos. Sólo hay que estirar la mano, y cogerlos.
A estas alturas, quien no haya leído una tira de Calvin & Hobbes, es un bicho raro. Y me avergüenza reconocer que, hasta hace un par de semanas, yo era uno de esos bichos raros. Pero nunca es tarde si la picha es buena.
En la Fnac vi este cómic, más bien saltó a mis manos, es uno de esos casos en los que el libro te elige a ti. Debía estar diciéndome algo así como "venga, que ya es hora: tanto leer tonterías y no has leído esta joya". El mensaje me quedó claro, estoy completamente de acuerdo con él, y en cuanto se me presente la ocasión iré a por más publicaciones de esta extraña pareja.
Me ha gustado la relación de dependencia y pique permanente entre estos dos trastos, con una complicidad que ya quisieran para sí muchas parejas; su visión inocentemente maliciosa de muchos temas, con frases de niño que contienen pensamientos de adulto; la imaginación que le echa Calvin para evadirse de lo que no le gusta (mates, comidas asquerosas...); la visión de la familia como un gobierno...
Tengo que seguir descubriéndoles. Al parecer, "En todas partes hay tesoros" es uno de los 9 volúmenes en que Ediciones B recopiló todas sus tiras. Voy a por más volúmenes.
Mi pie izquierdo
El viernes, después de pilates, decidimos ver una peli en casa. Y era mi turno de elegir. No es ningún secreto que tengo más arte al elegir películas que mi marido. Después de un tiempo retrasándola, elegí "Mi pie izquierdo", sabiendo bien poco de ella: sólo que iba de una persona con discapacidad. Me sentía aventurera. Y fue un acierto. La película es la biografía, efectivamente, de un discapacitado: Christy Brown. Nació con triplejia en una familia desacomodada... Eran mil hermanos más o menos. Christy tenía una grandísima dificultad para expresarse verbalmente, y la única extremidad que manejaba con soltura era su pie izquierdo. Pero lo manejaba mejor de lo que la mayoría de nosotros manejamos las 4 extremidades que "nos funcionan".
Por lo que he podido ver, la película es de 1989, pero claro, a mí entonces no me interesaba nada más allá de Blancanieves.
Nunca pensé que pudiera sentirme tan cerca de una persona con semejantes dificultades... hay una escena, en la que interviene una tarta de cumpleaños, en la que me sorprendí ayudando a soplar las velas.
Pero no sólo te aproxima a Christy: te acerca mucho a su madre, su padre y alguno de sus hermanos. La historia es dura para todos ellos, no sólo para Christy.
El caso es que esta película, esta historia más bien, es una lección en toda regla para todos los que estamos "más o menos": HAY QUE QUERER. Si quieres hacer algo, muy probablemente puedas. Y si no puedes por la directa, habrá un camino que, dando un rodeo (probablemente doloroso en algún sentido) te ayude a llegar, o al menos a aproximarte.
Christy Brown tenía una discapacidad de las gordas. Pero QUERÍA una vida normal: dignidad, creatividad, amor...
Le costó más que a muchos, pero lo consiguió. A muchos de nosotros (me incluyo, incluso me declaro avergonzada abanderada de este "movimiento"), al primer obstáculo, a la primera dificultad, se nos caen los anillos y soltamos La Fraseci-tta: "No pueeedooo". Sólo nos falta añadir el "Jopetas". Es lo cómodo. O quizá es que no tenemos el deseo suficiente como para activar al luchador que se supone que se esconde por ahí, en cada uno de nosotros: quizá, si tuviéramos claros nuestros objetivos, y los deseásemos con suficiente fuerza, encontraríamos la manera de conseguirlos. Aún con dolorosos rodeos.
O quizá, por desgracia, muchos de nosotros, tenemos que vernos en una de estas muy muy gordas para sacar esa fuerza.
Y algunos, ni por esas.
lunes, 10 de octubre de 2011
Tengo que organizar mejor mi tiempo
Y es que no me cunden los días.
Una de las cosas malas de tener a la gente cercana tan lejos, es que no puedo tomar unas cañas con los amigos y ponerme al día en 2 ó 3 horas. No. Tengo que hablar persona por persona, conversaciones largas con cada cual, con algunos varias veces a la semana. Y luego hablar con mi abuela, y luego con mi tía, y luego con mi madre, y...
Y claro, las conversaciones conmigo no son telegráficas precisamente. Al menos, con la gente con la que me gusta hablar y en la que estoy interesada. Entonces es muuuuuuuuuucho tiempo invertido. Encantada de invertirlo, pero aún así es mucho.
Cuando lo combino con las actividades que tengo que hacer (fregar, doblar ropa.... cosas así, mecánicas), pues bien.
Pero hay cosas que no admiten simultanearlas con coversaciones: aseo personal, jugar con las gatas, gimnasio, ESTUDIAR...
Y también tengo mis amistades por mail. Que esas si que no admiten combinación.
Así que algo tengo que hacer.
Y he pensado estructurarme el tiempo: hablar por teléfono a partir de las 13:00, que es cuando empiezo a fregar, preparar comida, poner lavadoras... y hacer cosas con las que pueda compatibilizar esas conversaciones.
Y los mails, pues en los descansos de estudiar.
Y si no veo todos los días el facebook o el twitter, pues la verdad, para lo que hay que leer...
Es que entre lo que duermo gracias a mis queridas drogasmedicinales, y mi empanada natural 100%, si encima no me estructuro así... ¡¡NO ME DA!! Y así me pasa: que desde este verano, no me han cundido nada los días.
También se admiten sugerencias de gente que administre mejor que yo su tiempo... Las leeré en los descansos de esas actividades que no puedo combinar con conversaciones telefónicas...
domingo, 2 de octubre de 2011
Más Miau
Igual de divertido y realista que su predecesor.
Los que tenemos gatos (al menos la mayoría) nos vemos plenamente identificados, tanto en las viñetas más tiernas como en las que remarcan lo que otros ven como inconvenientes de compartir la vida con varios felinos.
El personaje de la mosca se perfila como secundario importante, con la mala leche como principal característica.
Como en el anterior, te quedas deseando leer más, y más, y más... ¡no hay saciedad!
Eso sí, tengo una sugerencia importante que hacer al autor para próximas entregas:
MOSQUITERAS EN LAS VENTANAS.
No vengas solo
Es que ya sólo el título acojona.
Y el cartel, ni te cuento.
Bueno, pues aún así, decidimos comprar entradas para ir ayer, 1 de octubre, a verle al Alameda. Peeeroooo... jejeje.... con in-te-li-gen-cia. Compramos las entradas con vista: nada de centradas, ni en primera fila. No. En un lateral, ahí, camufladitos, no vaya a fijarse en nosotros y la (nos) caguemos. Las cosas hay que hacerlas bien.
No quiero destripar mucho del espectáculo. Así que a ver cómo lo hago.
Habla sobre el miedo. Eso queda claro. En el primer "número", sube a un ingenuo espectador, al que hace algo que a mí no me gustaría nada-nada que me hicieran. Pero nada, vamos.
Después, reta a otro a hacerle daño. Pero mucho, mucho daño.
Para otro número, empieza a mostrar fotos de asesinos en serie, se pregunta qué lleva a alguien a matar, y a sentir placer con ello. Y pregunta al público si serían capaces de matar. Y a quienes pregunta, les hace ponerse en pie, y quedarse así. Bueno, pues me preguntó a mí, "la chica de gafas". Qué encanto. Al menos no dijo "la señora de gafas". Me pregunta si yo creía que, al ver que alguien iba a hacer daño a mi familia, padres, hermanos... sería capaz de matar. No me dio la opción de sacar los pompones y jalear. Así que dije que suponía que no.
Vale. Cuando nos tiene a 4 "asesinos en potencia" en pie, nos dice que subamos al escenario. Ja. Jajajaja. Jajajaja. Ja.
He busqueteado por la web, y el escenario está así decorado:
Vamos: el sueño de mi vida. Lalechequémiedo.
Cuando los otros 3 ya estaban arriba y casi habían envejecido, yo aún iba por la mitad del trayecto. En parte por mi gracia al caminar con bastón (ya le dije: vaya ojo), y en parte porque con el canguelo me temblaban las piernas cosa mala. Me moría de vergüenza, porque además, para subir, hay unos escalones pero muy precarios: muy altos, sin barandillas, como cajas superpuestas, muy estrechito. Vamos. Empezamos haciendo el ridículo. Menos mal que con el miedo que llevaba eso era lo de menos.
Bueno. Pues lo primero que nos dice es que uno de nosotros morirá esa noche. A manos de otro de los 4. Después de lo que había visto en el primer número, empecé a rezar... quenometoqueservíctima, quenometoqueservíctima... Pues me tocó. Es natural. La que no puede salir corriendo. El tío lo hizo bien, adivinó cuál era el rol de cada cual, pero al final no nos hizo matar entre nosotros ni nada, menos mal. Yo ya me lo esperaba todo. Los nervios y el miedo que tenía se aplacaron mucho al pensar que en ese mismo escenario había actuado (e iba a actuar en menos de un mes) Verónica Forqué. Pero me dejó al final a mí sola encima del escenario. Y volvió el canguelo. Y mis rodillas, entre la tensión y el rato que llevaba de pie, cantando por bulerías. Me dejó al final para explicarme por qué me había tocado ser la víctima. Tampoco quiero destripar todo el número, así que no digo mucho más. Cuando ya bajaba (me ayudaron a bajar él y 2 chavales de las primeras filas), me dijo que estaba muy bien acompañada, y que no hablaba de quien hubiera venido conmigo al teatro solamente. Ahí queda eso. Digo yo que será un guión, porque a ver quién me va a "acompañar" a mí, si no se me ha muerto aún afortunadamente nadie a quien estuviera unida. Pero ya me ha dejado con el runrún.
Casi al final del espectáculo, explica por qué el título es "No vengas solo". Y ahí lo entendí, porque si llevas una compañía como mi marío, que no saltó en mi defensa cuando quisieron subirme al escenario ni se ofreció a ir en mi lugar ni nada de nada... vas de culo.
Bueno, el caso es que a partir de ahí el espectáculo da un giro a lo sobrenatural y temas más personales de los espectadores. Cosas que es más fácil pensar "está trucado, estos están conchabados". Pero también te quedas con la cosa de... ¿y si no fuera así? La verdad es que cualquier cosa que diga aquí destripa mucho esta parte, que además, si es cierta, supongo que depende mucho de los espectadores que sean seleccionados ese día para formar parte del espectáculo.
Sólo diré que el número que me tocó era de los que menos te afectan si no sabes a lo que vas. Menos mal.
Y como siempre, terminó con sus palabras:
Recuerden: todo lo que han visto ha sido producto de su imaginación...
no le den más vueltas, no tiene sentido.
no le den más vueltas, no tiene sentido.
(Pero, si es verdad lo que allí pasa, más de uno no durmió esa noche).
211 cosas que una chica lista debe saber
Un libro divertido a veces, que intenta ser divertido otras, pero loco casi todas.
Aconseja acerca de cocina, asuntos domésticos, hacer de anfitriona (aquí lo siento, pero Carlos García-Calvo es el one and el only), estética, deportes, travesuras y otros varios. En algunos de estos consejos es interesante y dice cosas curiosas y que viene bien saber, pero otros, la verdad... Bueno, la parte positiva de tal variedad de temas tratados es que a cada cual le ayudará en un área. A mí, que me den consejos acerca de cómo bajarme de un telesilla, o cómo rechazar una propuesta de matrimonio, puesssss.... ¿cómo lo diría?...
Pssss... No.
Pero por ejemplo, aprender a hacer trompos con el coche, hacer una trenza de espiga (sí, no sabía, ¿qué?) o bajarme del coche sin enseñar la ropa interior... Está curioso.
Además, como está escrito con tono muy desenfadado, y pertenecía a la pila "B", por lo tanto no era una lectura de mucho rato, pues... Bien. Está curioso.
Su "contrario":
Al parecer es de su hermano.
... No sé, a mí es que lo de "chico listo"... me suena a ci-fi...
viernes, 23 de septiembre de 2011
Taradas
Debo reconocer que nunca hubiera sentido atracción suficiente por este libro como para comprarlo por iniciativa propia. Pero me tocó (allá por noviembre del año pasado, ya se sabe que mi pila va leeeentaaa) en un concurso organizado por el blog Ya está el listo que todo lo sabe, y me lo he leído, claro. Y me ha gustado. Mucho.
Lo único que me ha chirriado un poco ha sido el final (que no destriparé): me ha parecido forzado y provocado desde el principio a la vez, no sé... Pero el final son sólo las últimas páginas.
El resto del libro me ha hecho disfrutar, quizá porque me he sentido involucrada en todo momento: habla de libros, de músicos que han "pasado por mi vida", de sitios que me traen recuerdos... Por otra parte, tiene párrafos memorables, parte poética, parte brutal...
La historia es muy realista, actual. Salvando las distancias (a favor de Viviana Fernández, claro) me ha recordado algo a Lucía Etxebarría, pero con historias menos histriónicas y redacción claramente superior.
Es una lectura ágil, intrigante, que invita a profundizar en la superficialidad de algunas personas, de algunas actitudes... y a revisar alguno de nuestros comportamientos o juicios a priori.
Vamos, que ahora, después de leerlo, me alegra muchísimo que me haya tocado en el concurso, porque hubiera sido una pena no comprármelo y perdérmelo.
martes, 20 de septiembre de 2011
Océano mar
Para quien haya leído "Seda", del mismo autor, esa prosa poética que te embarga, te eclipsa todos los sentidos es especialmente reconocible en la primera parte de este libro.
Dividido en 3 secciones claramente diferenciadas, dedica la primera a presentar (un poco caóticamente) a los personajes que van a ocupar la Posada Almayer, junto al mar, y las historias que les han llevado allí, en busca de una solución a sus problemas, a sus vidas, a sus preguntas... en el mar. Durante esta primera parte, la lectura se convierte en un placer, la literatura en Arte. Es la que más recuerda a "Seda".
La segunda parte es muy dura. Su lectura te deja el cuerpo del revés: es la descripción de la situación y las sensaciones que produce un naufragio, seguido de un abandono en una balsa, una premeditada condena a muerte lenta. Pero con el arte narrativo de Baricco, esa descripción te encoge el corazón, hace que sientas el desasosiego, el miedo, la angustia, el dolor... como si estuvieras allí. Es la parte más breve, afortunadamente.
La tercera parte es descriptiva, aunque con bastante originalidad: varios de los personajes de los que ha hablado anteriormente comunican, de formas narrativas muy diversas, qué ha sido de sus vidas.
He disfrutado enormemente con esta lectura, que recomiendo a todo el mundo.
Y desde aquí pido a quien conozca la Posada Almayer que me de los datos de contacto: quiero pasar unas vacaciones allí.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Si te comes un limón sin hacer muecas
Hacía tiempo que me llamaba la atención este libro, por su título. Me atraía.
Y en una de esas recopilaciones que me gusta leer a veces, y que son mi personal mercado de fichajes, pude leer uno de los relatos que la componen: "Sangre de nuestra sangre", y fue lo que me decidió a comprar el libro. Era (es) el tipo de relatos que me gusta leer.
Y por fin le ha llegado el turno en la pila. Se trata de 20 relatos cortos, editados además con letra grandota, por lo que se lee en dos momentos. Y digo en 2 porque este tipo de libros, con tanto relato, tanto argumento, es como un brainstorming: requiere descansos breves cada poco tiempo, para no colapsar la mente.
El libro, es decir, los relatos, me han gustado. Pero ese título y ese aperitivo prometían mucho más de lo que me he encontrado. Y no es que haya encontrado nada malo, ni siquiera mediocre... Las ideas son buenas, si no buenísimas, pero he terminado con la sensación de que no han sido bien explotadas, que todo ese potencial que tenían se ha quedado apenas esbozado.
Y eso que hay "originalidades narrativas" muy buenas, como la redacción en negativo, o en condicional. Pero... no sé, creo que le falta chispa.
También es verdad que en todo momento he tenido presente "La máquina de triturar niñas", llevo tiempo queriendo leer relatos como esos, que no son relatos: son "gongs" cerebrales en estado puro. Y eso era poner el listón demasiado alto.
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