viernes, 28 de noviembre de 2014

Conocer al autor / Sangre de mi sangre

Me ha ocurrido en varias ocasiones: tras leer algún libro autobiográfico o de opinión de algún autor de ficción que me encantaba, le he terminado cogiendo tirria. Y la lectura de sus novelas no me ha vuelto a resultar tan placentera.
Es como si ese acercamiento a su intimidad rompiera una frontera y permitiera pasar justamente lo que menos me gusta del escritor.

Las veces que he buscado este tipo de lectura ha sido intentando escarbar en ese mundo interior del que salió una (o mil) historia que me fascinó o incluso, por qué no, intentando establecer alguna similitud con el mío, para no perder la esperanza de parir, alguna vez, una historia tan maravillosa como la que me haya encandilado.

Por supuesto, con autores más modestos a los que he conocido en persona, ha ocurrido lo mismo: al leer sus libros oía su voz narrando, le veía frente a mí. Y por bien que me caiga a nivel personal, no puedo disfrutar de sus novelas como lo haría si la hubiera escrito un desconocido.

Sé que hay gente a la que le ocurre al contrario: precisamente por conocer al autor en persona, o tener algún dato "especial" de su vida, disfrutan muchísimo más de sus libros. Llegando incluso a magnificar el escrito, una especie de fenómeno fan.
Hay también casos extravagantes de quien colecciona "amigos escritores", como si este hecho diera caché a su persona, pero eso es otro asunto (que no deja de hacerme cierta gracia).

Una cosa es conocer pequeñas pinceladas biográficas (época en que vivió, edad a la que escribió la obra, situación política o incluso familiar en ese momento...), es información que puede resultar valiosa antes y durante la lectura, para interpretarla con mayor exactitud. Después tiene poco sentido, salvo para hacer un análisis profundo; pero otro asunto es ya meternos en su vida, sus opiniones, sus gustos personales respecto a asuntos que nada tienen que ver con la historia que nos cuenta (dentro de que todo está relacionado... Si al autor le gusta el helado de chocolate probablemente en algún momento de la historia un personaje mencionará uno...).

Todo esto viene a cuento de mi última lectura: "Sangre de mi sangre".
Mientras lo leía, he sentido a veces rabia por las ideas sobre educación que expresa, pero especialmente por ciertas circunstancias vitales que no cuadran con la ideología que la autora defiende en algunos artículos de opinión que he leído puntualmente.

En este libro no cuenta una de esas maravillosas historias a las que nos tiene acostumbrados. Es autobiográfica: habla de su experiencia como madre de ¡5! criaturas, de cómo se ha sentido en algunos momentos de la crianza, de anécdotas (¿cómo no va a haber anécdotas de todos los colores con 5 churrumbeles en casa?), de momentos importantes en la educación de sus hijos...
Su narrativa no deja de ser estupenda, pero lo que cuenta no sólo no me ha interesado especialmente, sino que, como digo, en algunos casos, directamente no me ha gustado.
Si tenemos en cuenta que me ha pillado en una época de bajón lector (entre otros)... Tenemos el chasco que me he llevado.

Como decía antes, es muy probable que a otros lectores les encante este libro, lectores que disfrutan indagando en la vida de sus autores favoritos, a los que les supone un aporte positivo. Que incluso, después de su lectura, disfruten mucho más con posteriores lecturas de ficción de Rosa Regás, gracias a haber establecido cierta complicidad a través de este libro (creo que se publican, en muchos casos, con esta finalidad).
Pero en mi caso, entre la temática (no es secreto que tengo instinto maternal en negativo, y que mi relación con los niños intento que sea nula) y que no es ficción, incluso es demasiado personal... No.

lunes, 10 de noviembre de 2014

MiMascota Málaga 2014

Hace ya unas semanas, el domingo 19 de Octubre, estuvimos en la feria MiMascota de Málaga. No era la primera vez que íbamos, pero sí ha sido, con diferencia, la más decepcionante. Hasta el punto de que no creo que volvamos, a no ser que sepamos a ciencia cierta que ha cambiado MUCHO.

Para empezar, la organización no sabía absolutamente nada de "mascotas" (que mira que odio el término, pero eso ya es manía muy personal).

En lo tocante a los animales allí "expuestos" (primer error: quienes queremos a los animales no soportamos verles como mercancía. Cierto es que mucha gente fue a ver "lo bonito que es este ejemplar de tal raza", "lo gracioso que queda un Collie con el pelo verde y rizado", "trajecitos y zapatitos para perros y gatos" o exhibiciones de habilidades cuasihumanas en animales no humanos). Se notaba a la legua que esos animales estaban sufriendo. En jaulas reducidas y con una higiene más que deficiente, solos, rodeados de gente que se acercaba e intentaba tocarles y con un ruido ambiental más propio de una discoteca que de un palacio de congresos. Se me ha quedado clavado en el corazón el caso de un gatito, bien joven, que maullaba desesperado dentro de un transportín porque se habían llevado a su hermano y estaba asustadísimo. En este caso, fue en la exposición de Royal Canin. Negativo gordo para ellos. Pero la mayoría estaban así. Muy deprimente.

Otro aspecto que me desagradó enormemente: la venta ilegal de cachorros. No sé si la organización estaba al tanto de ello (supongo que inicialmente no), pero no era algo difícil de controlar, si se hubiera querido.
Por ejemplo, mientras miraba un stand, se me acercó una mujer y me puso en el regazo (yo iba en mi silla) un tembloroso cachorrito de perro. De alguna raza, probablemente, pero no suelo mirar esas cosas, salvo que sea muy evidente. Me lo ofreció, y le pregunté si lo daba en adopción. Por supuesto, la respuesta fue que no, que lo vendía, como a sus hermanos.

En lo tocante a los stands, la feria me resultó desangelada en comparación a otras veces que hemos ido. Me encantaría tener una relación de las marcas que han decidido no estar en esta ocasión, especificando sus motivos: si han sido meramente económicos (no sé el precio de poner un stand allí, pero supongo que en muchos casos no resultará ya no rentable, sino viable) o más éticos: si, al ver el trato que allí se da a las "mascotas", han renunciado a participar. Me gustaría tener esa relación para, precisamente, confiar en esas marcas ausentes en la feria por el segundo motivo.
No quiero con esto decir que todos los que estuvieron allí aprueben el enfoque y el trato a los animales.

Un claro ejemplo de una firma respetuosa y amorosa con los animales es el stand de MiMiga (para muestra, un botón: lo que su responsable está haciendo con Leo). MiMiga crea joyas muy ponibles (y preciosas) de todo tipo: colgantes de plata con formas felinas, camisetas bordadas personalizadas en función del número de gatos que quiera representar cada cual, el color... y la novedad: pulseras, colgantes o pendientes con bolitas hechas a partir de pelo (no arrancado ¡desde luego!, sino del que se les cae con el cepillado, por ejemplo) de nuestras mascotas (gatos, perros, conejos...). Puede sonar excéntrico, pero el resultado no es sólo bonito y simpático: resulta emotivo. Por ejemplo, para cuando, por desgracia, cruzan el arco iris.
Pero también para llevarles siempre cerquita.
No hace mucho Dani me regaló una de estas pulseras. Como pensábamos que este otoño (parece que el asunto se retrasa) me ingresarían durante más días de los que nos gustaría, él sabía que durante ese tiempo lo peor para mí sería, no ya los asuntos médicos, sino lo muchísimo que nos echaríamos de menos mutuamente las gatas y yo. De ellas se encargaría él, pero para mí pensó una manera de que pudiera tenerlas cerca durante esos días y, de sus sesiones de peinado, guardó pelo de cada una y se lo hizo llegar a MiMiga.

El resultado, esta preciosa pulsera, que no he podido evitar estrenar antes del ingreso.

Tienen muchísimas más cositas. La que más llamó mi atención (me la pido, por cierto) fue una bolita de cristal que contiene las bolitas de pelo.


Volviendo a los puntos negativos de la feria, la actitud de muchos de los visitantes humanos (permitían el acceso de "mascotas"). TODOS los "propietarios" (otro término que no) de perros, y la mayoría de los no-propietarios, conocen su obligación de llevar bolsitas para recoger las caquitas de sus perros, al menos fuera de su casa. En su casa, que hagan lo que les plazca. Bueno, pues había que ir esquivando. Había tramos en los que parecía que se estaba jugando a la rayuela.

El ruido que he mencionado antes, desde luego, también afectaba a los animales "visitantes": la mayoría estaban desconcertados, entre el jaleo y el exceso de estímulos, a los que muchos temían.

Aquí vuelve a entrar la organización: vamos a ver, ya nos ha quedado claro que los que consideran "mercancía" (los expuestos) les importaron un pimiento. Pero los visitantes, vía los humanos que les acompañaban, son potenciales clientes (lo que realmente les importa). No hay que ser experto para saber que la sensibilidad auditiva de los animales caninos es mucho más alta que la de los animales humanos. ¿Qué establecimiento que quisiera agradar a sus clientes no tendría en cuenta algo así?

Volviendo a los propietarios, y esto ya es opinión muy personal, algunos llevaron a sus perros para una sesión de peluquería (pero no para un corte o un lavado que les pudiera beneficiar, sino para que les pusieran rulos, tintes extravagantes o crueldades semejantes... ¡¡ponéoslos vosotros en el mismísimo, dejad al perro!!) o concursos de belleza...

También aquí había excepciones, desde luego.
La casualidad quiso que nos encontráramos con dos personas a las que me gustaría poner como ejemplo de adopción responsable.
Hace bastantes meses, entre varios, les intentamos convencer para que adoptaran un gato (o 2, o 3...). No hubo tutía.
Pero no se han quedado solitos, y hace un par de meses dieron El Gran Paso: adoptaron a Fantasma, un galgo al que, hasta ese momento, la vida no había tratado bien.
Por este motivo, los inconvenientes de su incorporación a la familia no se han limitado a los habituales (adaptación mutua, cambio de vida, obligaciones...). Su salud y, ante todo, sus miedos (pánicos, por lo que pude ver en MiMascota... con el rabito entre las piernas, las orejitas hacia atrás, pegadito a lo que pudiera parecer una pared...) están suponiendo un arduo trabajo para los humanos que, aún con todo esto, han tenido la fortuna de incorporarle a su vida. De todo esto dan cuenta en el diario que publican con sus avances, sus retrocesos y que ya tiene un montón de seguidores que, día tras día, nos alegramos con sus progresos y nos "añusgamos" con sus recaídas.

En resumen: gracias a MiMiga y a ellos, la feria tuvo también su punto positivo.