lunes, 16 de noviembre de 2015

Una duda teológica

El sábado, tras los atentados en París, me costó conciliar el sueño, como a mucha gente.
De madrugada me surgió una duda, que aún no he sabido responderme. Si alguien lo tiene claro, o sabe más o menos cuál cree que sería su reacción, me gustaría que dejara un comentario con su opinión, a ver si me ayuda (o a otro lector):

Seas ateo, agnóstico o creyente de cualquier religión ¿Cuál sería tu reacción si tuvieras evidencias irrefutables de la existencia de Dios, un Dios que exige que mates en Su Nombre, bajo la amenaza de que, si no lo haces, te esperan (a ti y todos a los que quieres o has querido en algún momento) una eternidad de padecimientos espantosos?  En cambio, si Le obedeces, conocerás (tú y tus seres  queridos) La Felicidad, la de verdad...?

Quienes hemos sido educados en un entorno católico estamos hechos a un Dios todo bondad, amor... (aunque leyendo el Antiguo Testamento se le ve de otra manera pero la versión que "nos venden" está muy edulcorada, en comparación con lo que allí se cuenta). Sería un shock importante, pero ¿por qué no?

Quiero dejar claro que esta duda surgió después de una sobrecarga de información y de posteriores vueltas a la cabeza, no es mi intención relacionar la religión con lo que ocurrió.

martes, 29 de septiembre de 2015

Sobre-protectoras, asociaciones anima-listas y similares

O cuando la protectora se convierte en un negocio.

Todos los que nos consideramos animalistas, o tenemos uno cerca, estamos al tanto de la crueldad humana en muchos sentidos, pero que se ceba especialmente con el resto de especies animales: abandonos, palizas, "actos culturales" basados en la tortura...
Pero no me parece mucho más ligera la crueldad cuando, en nombre de la ayuda y protección a estas especies, alguien decide (demostrando lo mucho que le importan en el fondo) sacar tajada, porque se carga las ganas de ayudar. Políticos, gestores de protectoras o particulares que, conscientes de las ganas de ayudar de muchas personas y la incapacidad de los animales para decir la verdad, inventan un cuento, una lucha... Y piden ayuda (económica, generalmente) para llevala a cabo: subvenciones, crowdfunding, donativos puntuales, ferias...
Esto no ocurre sólo en la defensa de los animales, pero es el tema que, últimamente, me tiene quemada, por mi sensibilidad hacia él.


Hace ya unos 8 años llegó mi primer desencanto relacionado con estas asociaciones (no todas, evidentemente. Pero tampoco voy a dar nombres): decidimos adoptar 1 (ó 2 ) gatas y, después de casi ser engañados por un veterinario que nos dijo que "salvaba a las camadas que llevaban para que sacrificara" (algo ilegal, si no me equivoco, si hubiera accedido), y nos ofreció adoptar a alguno de estos cachorros; cuando accedimos, quiso cobrarnos 250€ por cada uno... Lo siguiente fue consultar varios "catálogos" de gatos en adopción de diferentes asociaciones: nos decidimos y contactamos con la asociación elegida. Tuvimos mala suerte: justo Remi y Mantequilla, las gatas en las que nos habíamos fijado (sin más relación entre ellas que pertenecer a la misma asociación) acababan de ser adoptadas. PERO podíamos ayudarles haciendo un donativo a la cuenta XXXXXXX... (no fue un PERO había otras en adopción, no. Fue un PERO podéis darnos dinero). Vale, entre tantas como hay, alguna puede salir rana... Seguimos buscando. Pero debíamos tener la negra, porque obtuvimos en varias asociaciones (todas con las que contactamos, que no fueron pocas) LA MISMA RESPUESTA (o su variación "no podemos dárosla en adopción porque vivís en otra provincia y no podemos hacer el seguimiento", ante la que ofrecimos llevar a las revisiones que estimaran oportunas a la provincia que nos dijeran, pero tampoco les pareció conveniente. Sí les pareció conveniente el PERO podéis donar dinero). Dejamos de buscar. Y recogimos a una gata callejera, preñada, que oportunamente se cruzó en nuestro camino.
Es genial poner todo el celo en la difícil tarea de encontrar una buena familia para cada animal necesitado y, una vez encontrada, estar pendiente de que todo va bien, pero a base de poner trabas se consigue el efecto contrario. Varios amigos han desistido de adoptar a través de esas asociaciones después de recibir un "formulario previo" en el que se les pide hasta movimientos bancarios y saldo actual, ingresos... Que digo yo que habrá otra forma menos agresiva de confirmar que un posible adoptante puede hacerse cargo económicamente del perro o gato... O la idoneidad (por muy diversos motivos) del aspirante a adoptante.



Sé que me van a caer por todas partes por esta entrada, pero creo que no soy sospechosa de estar escribiendo con la intención de perjudicar a las asociaciones animalistas. De hecho, intento apoyar a aquellas en las que confío, o de cuya buena labor y honradez tengo constancia. Por desgracia, cada vez son menos y cada vez optamos más por la ayuda menos útil: la directa (en lugar de donar nunca se sabe con qué fin concreto y justificado, invertimos ese dinero/esfuerzo en ayudar de forma directa a casos que nos vamos encontrando -nunca faltan, por desgracia-). No dudo que las hay, de hecho en algunas sí confío. Pero mi decepción y cabreo aumentan según se van cayendo nombres de la lista. No hace mucho, llegué a este artículo que dice algo parecido -aunque exculpando a las asociaciones legalmente constituidas... pero legal era también Parque Animal, "el Auschwitz animal", y lo es Paraíso, con sus cuantiosas subvenciones, y no les donaría ni un céntimo: las legales también fallan, y algunas de las irregulares, como los particulares que ayudamos como podemos a las colonias cercanas, por ejemplo, hacen más que algunas que tienen su CIF y sus cositas-.

No quiero desencantar a nadie que tenga intención de ayudar (al contrario: ojalá haya un alud de ayuda y llegue al destino para el que se pide), pero necesitaba desahogarme, especialmente después del último caso que se ha cruzado en nuestro camino. En los últimos tiempos "nos hemos complicado" (así lo dice mucha gente de nuestro entorno) con algunos animales (gatos, mayoritariamente) que necesitaban ayuda urgente. Con muchos, más que cruzarnos, nos hemos dado de bruces.

Es algo relativamente habitual: encuentras un gato herido o enfermo, o evidentemente casero, perdido. Lo recoges (en nuestro caso, no tenemos dónde meterlo sin poner en riesgo la salud de nuestras gatas, lo que suele complicarnos mucho la vida) y empiezas a buscar ayuda. Y te ves más solo que la una.

Todas las asociaciones con las que has colaborado (ya sea simplemente difundiendo casos -y hastiando a tus amigos-, o con tu tiempo para colaborar en alguna actividad, comprando algo en alguna subasta benéfica o donando directamente) te dicen que no pueden hacerse cargo (si bien es cierto que, con la crisis, la mayoría tiene sus instalaciones saturadas, pero no hacen siquiera el intento de pedir una casa de acogida). Eso, cuando te cogen el teléfono o contestan tus correos.

En los últimos tiempos nos hemos visto hasta 3 veces en un aprieto importante.
Y a la tercera la ido la vencida: Con el caso de Lucy / Luna (una gata doméstica encontrada en nuestro bloque, cuyo dueño no aparecía, que afortunadamente ha tenido final feliz) he cruzado un límite.
Pocos días no me acuesto con el corazón encogido por algún caso difundido a través de las redes sociales (con sus fotos explícitas, que quizá sensibilicen al indiferente pero a los ya sensibles nos encogen las entrañas), aunque raro es el caso difundido que no me deja un poco (o mucho) tocada.

Comparto algunos de esos casos (los más urgentes, o los accesibles por zona u otros motivos para alguno de mis contactos, por lo que la mayoría deben tenerme silenciada, por cansina... ¡normal!), pero todos se quedan en mi cabeza, entristeciéndome.
A todas estas asociaciones he pedido ayuda, aunque fuera de difusión, para encontrar casa de acogida temporal o, si había mucha suerte, al dueño o una adopción. Ninguna lo ha hecho. De hecho, de algunas aún estoy esperando respuesta, aunque sea con una escusa.
No quiero decir con esto que "me lo deben" de alguna forma, que por haber colaborado en alguna ocasión ahora tengan obligación de ayudarme. Pero sí esperaba algo de la misma buena voluntad que yo he puesto cuando han pedido ayuda.
Muchas ONG o asociaciones que anuncian su intención de ayudar a tal o cual sector desdichado (animales callejeros o maltratados, refugiados, mujeres o niño maltratados...) son, en el fondo, una fuente de ingresos para sus creadores que, vía subvenciones o apelando a la sensibilidad de cada cual (será que no hay ámbitos en los que implicarse, y a cada uno "nos toca" uno diferente, cuando no varios), recogen básicamente dinero en efectivo (también valen otros donativos en algunos casos, incluso algunas aceptan voluntariado) que nunca llega, o si lo hace, es muy mermado, a la finalidad anunciada. Es una forma más de crueldad: a base de desengaños terminaremos por no donar, no ayudar... O, como ya hacemos nosotros, hacerlo con los casos más cercanos únicamente. Que tampoco está mal: si todos ayudásemos en nuestro círculo próximo, no harían falta asociaciones prácticamente.
Afortunadamente sí hay, aún, algunas asociaciones, dedicadas a diversos ámbitos, que pelean por el objetivo que proclaman y dedican lo donado y parte de lo propio a ese fin. Pero es muy triste tener que separar grano de paja y no saber de quién puedes fiarte (que ocurra con las personas con las que nos cruzamos, bueno; pero debería estar garantizado de algún modo que las ONG sean transparentes).


domingo, 5 de julio de 2015

Brujeando


Compré, por probar, sin hojear ni nada (cosa que me gusta hacer, sobre todo con los cómics de autores que aún no he catado) esta colección por su apariencia simpática. Y no me equivoqué. De hecho, espero que haya nuevas entregas pronto.

Es una trilogía dentro de una línea narrativa constante. Quizá he disfrutado como una niña con su lectura porque, evidentemente, está orientada a un público juvenil, preferentemente femenino.

Dentro de la historia aprovecha a meter un poco de cizaña contra la televisión, la segregación social y los prejuicios... Pero sin ser plasta en ello, sólo lo deja caer.

Por un lado está la población de las brujas, con el aspecto físico tradicional, pícaras pero buenas, con sus piques internos y externos; por el otro, el pueblo de las hadas, mucho más monas, estilizadas, hablando en verso, pero con algo más de malicia también.

Un bebé de hada un poco díscolo une a las dos poblaciones al escaparse... Y hasta aquí puedo leer.

Ahora con el veranito es un buen regalo (o autorregalo), la lectura es ligera, divertida pero también interesante.

viernes, 3 de julio de 2015

LibroVicios

Muchas veces, a quienes nos gusta leer y no solemos tirar de bibliotecas (por afán coleccionista o romanticismo), no nos llega el presupuesto para comprar libros nuevos, o el que buscamos no está disponible en los sitios más habituales. Entran aquí los libros de segunda mano.
Hay varias opciones, como la compra directa en ferias o tiendas especializadas (donde tenemos la posibilidad de "catar" el libro antes de adquirirlo, ver en qué estado está, si se le caen las hojas, huele demasiado a viejo, está pintarrajeado...), o la compra on line. Esta segunda opción, en mi caso, no me había dado, hasta hace unos meses, buen resultado por lo general: libros que llegaban en muy mal estado, sucios (de tocar la cubierta y que se quedaran los dedos manchados), o les faltaban hojas, o...
Pero entonces tuve buena suerte y descubrí LibroVicios. No sólo tienen un catálogo muy amplio, sino que, si no encuentras entre los que tienen disponibles el libro que buscas, puedes pedirles que vayan a cazarlo por ti. Y, cuando te lo envían, viene limpio, cuidado, restaurado si es necesario. En cualquier caso, si el "fallo" no se puede solucionar, te avisan: si lleva alguna hoja pintada, si la cubierta tiene algún desgarrón... No te engañan, vamos. Esto no implica encarecimiento del producto: sus precios son muy competitivos.
Se nota que lleva la tienda gente a la que le gustan los libros: los miman, saben qué títulos son los más buscados y ponen empeño en tenerlos disponibles...
En su amplio catálogo hay libros de segunda mano y descatalogados (en castellano y catalán) y cómics.

Por eso, y porque mucha gente accede a este blog buscando opinión sobre alguna de mis lecturas, voy a añadir un banner en el lateral, para compartir el descubrimiento. No me vayáis a "robar" los libros raros que tengo fichados (pocos, mis lecturas son bastante comunes, pero nunca se sabe)...

lunes, 25 de mayo de 2015

Podría hacer pis aquí

La editorial Lata de Sal ha ampliado recientemente su estupendo catálogo con la edición de este divertido poemario.

Son 60 poemas, divididos en 4 bloques temáticos (Familia, Trabajo, Juego y Existencia) escritos por gatos y traducidos al humano por Francesco Maciuliano, acompañados por tiernas o simpáticas fotografías de gatos que a todos los que tenemos la suerte de convivir con algún felino, o a los que no tienen tanta suerte pero también les gustan, nos sacan, inevitablemente, más de una sonrisa.
De todos ellos, destacaría el titulado "Kubla Kat".

Le pongo, sin embargo, un "pero": el poema que da título e inicia el poemario, aunque es muy simpático, incide en la falsa creencia de que, cuando un gato hace pis fuera de su arenero, lo hace por diversión o venganza... Y no es así: generalmente, es señal de algún problema médico. Cuidado con esto.

Por lo demás, absolutamente recomendable.

martes, 13 de enero de 2015

El pequeño placer de cerrar puertas

Los finales no siempre son amargos o tristes. O, aunque lo sean, pueden suponer, también, un poco contradictoriamente, un alivio o, simplemente, una mejora en nuestra vida.

Hay varios tipos de cierre...

Está el involuntario, que es el que peor se lleva. Cuando la situación o persona que hay al otro lado es quien cierra la puerta, en ocasiones acompañándose de un empujón. Eso duele, generalmente.

También está el sonoro portazo. Puede ir acompañado de una significativa y placentera tirada de llave al río. Alivia temporalmente, te quedas muy a gusto, pero a la larga puedes terminar por arrepentirte de ese final.

Por otra parte, mi favorito, el método que más empleo particularmente, es "la muerte lenta". Alejarse de puntillas mientras la inercia, o la corriente, o lo que sea, termina de cerrar suavemente la puerta. Sin escándalos.

Otra forma es la despedida cordial, si no decidida por ambas partes, sí cuenta con un factor que, a medio y largo plazo, las favorece. Un "Chao, que te vaya bonito" hace que no deje un recuerdo demasiado irascible en ninguna de las partes.

En fin, existen tantos finales como relaciones (amistosas, amorosas, laborales o de cualquier tipo).

En estos principios de año muchos nos hemos hecho propósitos que implican ese cierre. Yo me estoy poniendo manos a la obra, y el alivio que me está haciendo sentir me hace arrepentirme de no haberlo hecho antes. Pero también es verdad que, si no hubiera esperado tanto, no hubiera llegado a ciertos puntos de saturación y ese cierre no hubiera sido tan placentero.

Cuando es voluntario y meditado ¡qué bien sienta un au revoir!