martes, 15 de octubre de 2013

El guardián entre el centeno

Estoy bastante enfadada. En serio. No entiendo cómo he podido ir relegando esta joya durante tanto tiempo. Por qué dejé que la pereza, ante lo que me parecía que podía ser una lectura densa (los prejuicios, como siempre, haciéndonos cagarla), me haya hecho tardar tanto en disfrutar este imprescindible.

Con ese prejuicio que iba, empecé la lectura como estoicamente, con un suspiro, algo así como "bueno, vamos a por ello". Y no pude parar de leerlo durante horas, sorprendidísima. La historia en sí, si nos ajustamos sólo al argumento, está bien: un chico de buena familia, de Nueva York, se enfrenta al fracaso escolar y sus consecuencias. Su personalidad irresponsable no se manifiesta sólo en su dejadez ante los estudios. Intenta "ser mayor", como casi todos los adolescentes, pero se le va un poco de las manos. Además, su carácter, bastante paranoico, le hace rechazar todo lo que encuentra: sus compañeros de internados varios, los colegios en sí, los profesores, la mayoría de las personas con las que se encuentra cuando toma la loca decisión de huir... Es un chico, evidentemente, con problemas de adaptación a todo.

Pero su verdadera maravilla reside en la narración: en primera persona, Holden nos hace partícipes de su aventura, de los problemas que ha ido teniendo a lo largo de sus 16 años (escolares, familiares y personales), con su propio estilo, sin prescindir del vocabulario y las muletillas de un adolescente de aquella época. Estas páginas son su narración, es decir: se ciñen a su punto de vista, a su concepción de cómo son las cosas.

No sé por qué tenía la seguridad de que tenía película, pero parece ser que no (aunque he leído que en 2010 dijeron que iban a adaptarlo). Desde luego, llevar a la gran pantalla esta historia no es difícil. Lo que tiene que ser imposible es transmitir lo que compone su encanto real: su vocabulario, su monólogo, su ritmo. Quizá algún genio lo consiga, pero desde mis limitados conocimientos e imaginación, creo que la historia debería quedarse para ser leída.
Eso sí, TIENE que ser leída.

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