sábado, 6 de abril de 2013

El canon de la normalidad

Esperaba encontrar un nuevo fichaje de autora en castellano para mi hambrienta (que no famélica) pila.
Pero va a tener que se en otra ocasión. O con otra autora, más bien.
Porque, de los 3 relatos que recoge este cuadernillo, no me ha gustado ninguno.

Para empezar, la forma de escribir de Marta Sanz no me ha seducido para nada: la lectura era forzada, el ritmo o va como a trompicones, o es muy lineal y anodino... no me ha dado lugar a pensar que, quizá con otro argumento, sí me guste...



Respecto a dichos argumentos... pues ninguno de los 3 me ha seducido...

En el primer relato, "Doméstico", inventa una ficción inverosímil por donde la cojas. Mira que he leído ciencia ficción y fantasía... Ahí por lo menos se esfuerzan en que las cosas tengan algo de sentido (en la mayoría de los casos). Aquí no sólo no explica el por qué de cierta transformación, ni el cómo, sino que lo plantea como algo cotidiano, normal.
Trata el tema del desempleo y los sentimientos y situaciones a que puede dar lugar cuando se prolonga en el tiempo. Pero las figuras que utiliza para darle forma no tienen pies ni cabeza. Al menos, no explicados así.

"Mi amigo Jose está de free lance en Palestina" tampoco tiene demasiada coherencia ni sentido. El giro final, que supongo pretende dar sentido a todo, es simplemente una excusa para cerrar un argumento que quizá hubiera quedado mejor abierto...
Además, cierto tonillo adoctrinador inverso (vamos, que intenta convencerte de lo equivocadísimo de los argumentos de los personajes de forma muy descarada) me ha tocado las narices: que me digan (aunque no lo digan) lo que tengo que pensar de ciertas cosas, y más sin dar argumentos de por qué, en un relato que leo para entretenerme y disfrutar me resulta desagradable, por decirlo de una manera suave.

En "El canon de la normalidad", que da título al volumen, más de lo mismo: qué mala-malosa es la policía, qué peligrosas son algunas formas de pensar... Todo ello envuelto en un clima que pretende ser de intimidad (que no resulta nada íntima) y pretende crear empatía (que no lo consigue) a través de la pena por alguno de los personajes: la madre, o la hija.
Me ha parecido burdo utilizar una relación delicada, unas imágenes casi dramáticas, para reflejar un contexto político y familiar que no cuadran para nada. Quizá sea también ciencia ficción, pero desde luego bastante torpe.

En la introducción presentan a la autora como Doctora en Literatura Contemporánea por la Complutense, y profesora universitaria en otra Universidad. Así que doy por hecho que soy demasiado paleta como para apreciar su arte y buen hacer. Lo que sí tengo claro es lo que me gusta y lo que no.

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