sábado, 28 de julio de 2012

Me habría encantado ser etnóloga...

Estoy enganchándome de mala manera a los autores franceses de cómic. Franceses tenían que ser. Qué le vamos a hacer, una no elige lo que le gusta...


Y me encanta el descubrimiento de Margaux Motin. Me siento completamente identificada con su locura, su frivolidad, su frescura... No es así con su tipazo y su maternidad. Bueno, tampoco es dramático.

Las historias cotidianas de esta alocada francesa abarcan, a grandes rasgos, lo que puede pasarnos a muchas occidentales en torno a la treintena en el día a día, cómo podemos reaccionar (si tenemos sentido del humor), o qué nos puede llegar a sacar de quicio. Entre risita y risita, suelta verdades como puños. De manera muy graciosa, pero ahí las deja.


Habla de la relación con su pareja, con su hija, con su madre, con sus amigas, consigo misma y con la moda. Imposible que no me gustara.

Si no me equivoco, es el primer trabajo traducido al castellano (por cierto, estupendo el traductor, que ha adaptado personajes populares para que no perdiera la gracia con el cambio de idioma). Habrá que estar pendiente de los siguientes. Porque espero que los haya, claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y tú ¿qué opinas?