domingo, 19 de mayo de 2013

Vecinos indeseables

Somos lo peor. Cotillas, metomentodos... unos auténticos vecinos coñazo.

No conocemos nuestro propio planeta a fondo, ni lo repetamos, y ya estamos dando por saco a los demás: visitas, estudios... y ahora, hasta pretendemos colonizar. Con un par. No tenemos arreglo.

Y encima, vamos de listos: como lo que encontramos por allí no cuadra en nuestro concepto de "habitable", lo damos por inhabitable. Como la posible vida que haya por ahí (que no creo que seamos el único planeta poblado, en ésta u otra galaxia) no se parece a la nuestra, o al concepto al que creemos que debe parecerse... pues no hay. Hale. ¿Y quién nos dice que no haya una posibilidad de forma de vida en el interior de esos planetas, en lugar de en su superficie, por ejemplo?
Es como con lo de los sentidos: como los seres (terrícolas) que analizamos no tengan uno de los 5 sentidos humanos, no tienen ninguno. ¿Quién cree, a estas alturas, que los vegetales no se comunican, no sienten, no perciben? Aunque sea de forma diferente a la nuestra. ¿Quién puede negar que los animales tienen un sentido diferente a los nuestros, tan limitados, que les ayuda a saber cuándo otro ser tiene dolor, por ejemplo?
Pero así somos: antropocéntricos hasta el ridículo.

También está el factor económico: con la pasta gansa que tiene que estar costando todo esto... ¿no podrían aliviarse (si no solucionarse) las penurias que pasan muchos terrícolas (no sólo humanos)? Es insultante (para ellos, supongo).

Además, dado el carácter humano, si ya entre nosotros nos dedicamos a aniquilarnos... ¿qué pueden esperar otros seres si les descubrimos? Nada bueno.

No les hemos encontrado aún, y ya les dejamos recuerdos propios de puerta de retrete de bar de mala muerte... Como para dejarse ver.

¿Qué haríamos en ese caso? ¿Intentar comunicarnos? ¿Para qué?

No es que me parezca mal la exploración espacial, desde un punto de vista científico puede ser muy interesante. Y si nuestro fondo fuera bueno, podría ser hasta productivo para ambas partes. Pero no es así.

Y, como decía al principio... Si no conocemos bien nuestro propio planeta, si no sabemos cuidarlo y tenerlo curioso... ¿a qué vamos a otras partes?

Me recuerda este tema a una vecina que tenía cuando vivía en Madrid: su hijo tenía problemas chungos, pero ella no se daba cuenta (o hacía como que no), eso sí: sabía hasta lo que habíamos desayunado todos los demás, y no paraba de comentarlo, analizarlo, criticarlo...

¿Quién va a querer relacionarse con vecinos así?

1 comentario:

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