sábado, 31 de marzo de 2012

Crimen perfecto

Ayer, por fin, volvimos al teatro. Había mono.
Tenemos el Alameda un poco abandonado últimamente... Fuimos al de Torremolinos: cuando volví a ver Shirley Valentine, en la otra cara del flyer venía el cartel de ésta, y me apeteció.

El montaje es muy original, pero supongo que agotador para los actores: se trata de la recreación del rodaje de la película de Alfred Hitchcock. La trama no para, es continua, pero alrededor del bloque central están los camerinos con los ayudantes trabajando, y se ve tanto la escena de "Crimen perfecto" como las entradas, salidas y maquillaje de los actores.
De hecho, unos 10 minutos antes de que empiece la obra de teatro en sí, de que en el teatro se hagan las últimas llamadas y se apaguen las luces, mientras los espectadores terminamos de llegar y acomodarnos, ya están ellos en escena, interpretando los momentos previos al inicio del rodaje: saludos, pelucas, vestuarios, maquillaje... Algo inusual, muy original.
En el centro del escenario se sitúa el decorado de la película, que es móvil, por lo que, en función de lo que requiera cada escena, va girando, se quitan y ponen paredes... Y claro, se ve cómo los actores-operarios realizan todo ese trabajo mientras los actores-actores continúan la acción sobre esa plataforma.
De hecho, durante los 15 minutos de descanso de la obra, que dura 2 horas, los actores continúan en el escenario. Vamos, 2 horas y media de representación continuada.

El argumento no varía del de la película, por lo que hay momentos de tensión, humor, intriga, dolor de barriga...

Las representaciones en general me gustaron muchísimo. En alguna escena le salió a María Castro un tonillo un poco raro... como macarrilla... Pero por lo demás, podría dar el pego de Grace Kelly así, de lejos.

Había un alto porcentaje de espectadoras "maduritas", supongo que atraídas por el tirón de Jorge Sanz, "sexsimbol" español de una época (ahora algo fondón, pero no está mal). Pero creo que se les olvidaría Jorge Sanz con la primera escena de Pablo Puyol. Y a muchos de ellos les parecería bien la obra aunque sólo fuera por un par de momentos de lucimiento en paños menores de María Castro.

En general, un notable: la obra un poco larga para mis articulaciones, pero de eso no tiene la culpa nadie...


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