martes, 9 de noviembre de 2010

De cómo unen los felinos ( o el club de los adoradores de los gatos)

El otro día hicimos un pedido (más) online, y claro, te lo envían a casa por mensajería.

Hoy ha llamado el mensajero a las 09:45 (la gracia que me ha hecho es in-des-crip-ti-ble). Además, ha llamado con unas formas algo bruscas, y poco educadas en general, para confirmar que estaría en casa, y el código del portón. Unos 10 minutos después, ha vuelto a llamar (con peores formas aún) para decirme que el código de acceso no funcionaba. He intentado solucionarlo diciéndole que iba a llamar al conserje, pero al asomarme a la ventana he visto que salía otro coche, y por tanto podía entrar él (para eso no ha llamado). Poco después llamaba al timbre. Me entrega el paquete (que pesa una barbaridad para mí), me dice dónde tengo que firmar, y de repente le cambia la cara y empieza a hacer muecas. Había visto a Mariana, y la estaba llamando (menos mal que no ha acudido, porque últimamente tiene una manía escapista...) y después a Cthulhu. Ha dicho que qué bonitas, y al instante, me ha dicho "yo tenía uno, pero me lo mataron" y ha sacado su móvil, con la foto de un precioso y gordote gatito blanco de fondo de pantalla. Yo le he comentado que aquí, abajo, también hay gatos, y una vecina del 1º les ha envenenado en alguna ocasión, y espero que esté rezando mucho y todo lo que se sepa para que no se me ocurra algo que hacerle en venganza. Y de repente la relación ha pasado a ser cordial, casi amistosa, y ambos declarándonos absolutos defensores de los gatos y enemigos de sus enemigos. Lo que hacen estos mininos.




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