lunes, 28 de enero de 2013

Mil y un sueños


Ayer, después de quizá demasiado tiempo, volvimos al Alameda.
No es que no hayan tenido en cartel nada apetecible, que ha habido bastantes cosas atractivas, sino que los meses fríos son difíciles... Y más para permanecer quietecita en una butaca un par de horas.
Pero no podíamos dejar pasar esta oporunidad, apetecía demasiado, y se hizo el esfuerzo. Eso sí: son 3 horas, que se dice pronto. Con un descanso de 15 minutos, pero la última parte ya no sabía ni cómo ponerme... Eso me aguó un poco la fiesta, pero aún así mereció la pena.

Es un espectáculo completísimo, tanto musicalmente, como desde el punto de vista de la danza, las coreografías y la historia. Las interpretaciones son, por lo general, bastante buenas, aunque claro, siempre hay quien te gusta más y quien menos.
Por ejemplo, había 2 bailarinas principales: una morena, y otra castaña, con el pelo más largo. La primera fue mi clara favorita desde el principio, no sólo porque me gustaba más cómo bailaba, cómo interpretaba (con muchísima más naturalidad), sino porque la primera vez que aparecen, la castaña me dio mal rollo: parecía la del cartel de The Ring, o la muerta de la curva, no sé... no sólo por su extrema delgadez (y me encantan las mujeres delgadísimas, pero hay un límite). También me fijé en que, cuando había algún momento de descoordinación entre ambas, solía ser por esta segunda... Que no es que lo haga mal, ni mucho menos... pero claro, la morena destacaba por excelencia.
Lo mismo me pasó con los personajes "cantores": desde el minuto 1 se me atravesó el personaje de Ana, me cayó mal como personaje, y ya no podía ser objetiva con sus actuaciones.
Los demás... fenomenal. Sin más. No sé qué se tienen que tomar para aguantar ese ritmo, pero tiene que ser durísimo: en las 3 horas no paran más que en el descanso (y ahí no sé si es que paran, o que simplemente no se les ve). Cantando, bailando, interpretando... pero a un nivel físico tremendo. Incluso, durante algunas canciones, ya sea por la coreografía o por exigencias escénicas, cantaban en unas posturas en las que, que te salga la voz, y encima bien, es dificilísimo.

El escenario no cambia: simplemente, mediante la iluminación, trasladan la acción a una u otra zona (un tablao, la calle, un banco con su farolita y todo, una consulta médica, la zona de ensayos...).

Durante todo el espectáculo recorren lo mejorcito del pop español de las últimas décadas (pasando 3 veces por Alejandro Sanz... por algo será...), y un montón de emociones: la ilusión, el enamoramiento, la alegría, la tristeza... De hecho, empieza con tristeza. Con mucha tristeza. A mí me costó no echarme a llorar, por identificación. A Daniel, el protagonista, un músico vocacional, le diagnostican la enfermedad de Still. Explican muy bien las emociones que surgen en ese momento, y las ilustran a la perfección con una canción (que es la que inaugura la parte musical): "Cuando nadie me ve", de Ale. Ahí me asomaron las lagrimillas. Quizá un fallo de esta primera parte es que, en la versión, se saltan una expresión de la canción que vendría al pelo para la situación que explican: "cuando nadie me ve no me limita la piel". Como digo, al verlo desde el punto de vista de una persona que ha pasado por algo similar, me costó no llorar.
Después se anima el argumento: intervienen los personajes secundarios (pero que son los que llevan el peso interpretativo y vocal), incluso hay momentos de humor bastante buenos.
Se vio su profesionalidad (y sentido del humor) en un momento en que tuvieron que improvisar porque se cayó un biombo. Salieron del paso magistalmente.

Si hubiera tenido otra disposición física probablemente hasta hubiera tarareado o incluso bailoteado en la butaca casi todas las canciones, porque utilizan un repertorio que todos conocemos, que ha formado parte de la banda sonora de todas nuestras vidas, y en casos como el mío, siguen siéndolo (que me he quedado un poco atascada en los '80 - '90): Alejandro Sanz, Sabina, Alaska, Los Secretos, Miguel Bosé... Un repertorio que me encantó, desde luego, pero que no deja que se luzca el potencial de voz del personaje Mia: estaría bien que pusieran algún tema más a su medida, no hace falta que sea rock (que le vendría al pelo)... con algo quizá de Rosana, bien versionado, podría dar mucho.

Resumiendo, que me enrollo: recomiendo el musical, no defrauda para nada, hace pasar un rato (largo) muy bueno y tiene una calidad muy buena en todos los aspectos. Podéis ver si pasa cerca de vuestra ciudad aquí.

(PD.: ¡Hasta me ha servido para ponerle cara a Gabriela, uno de los personajes de "El Gran Juego": el personaje de Lucía!).

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