domingo, 8 de septiembre de 2013

Bésame otra vez, forastero


En una edición muy cascadita, como se puede ver en la imagen (las hay más recientes, incluso digitales) me he leído esta recopilación de relatos. Así que no insistiré mucho en los problemas que he tenido en la lectura con erratas (me ha llamado la atención que los signos de interrogación que se olvidaban, por una vez, fueran los de cierre) o errores (grandes) de traducción.

He notado en esta lectura de una autora a la que cada vez cojo más el gustillo, menos afición a resaltar lo peor de cada personaje (aunque algo de eso hay), y sin embargo me ha llamado mucho la atención lo abrupto de sus finales, por no decir finales repentinos y abiertos. Después del maravilloso final (casi tan maravilloso como el principio) de Rebeca, me ha sorpredido mucho.

Los relatos que aquí se incluyen son:

Bésame otra vez, forastero.
Empieza la colección con intrigas, personajes misteriosos y sorpresas de un (demasiado) cándido protagonista.
Aunque inesperado, en este final más o menos explica el por qué de cada enigma.


La montaña de la verdad.
Empieza con normalidad: un par de amigos "de toda la vida", uno de ellos se casa, y al conocer a la novia, el otro empieza a notar cosas raras. Y las rarezas llegan a ser muy, muy misteriosas.
No explica bien la autora, y eso me ha defraudado, el origen de esta mujer. Eso, quizá, explicaría sus extrañas costumbres y cómo termina en el relato.
Todos son aficionados a la escalada. Y esa afición les lleva a un destino impactante.
Aunque el relato se desarrolla a través de bastantes décadas, lo condensa muy bien, explicando sólo las partes esenciales para la trama.
Como en todas las historias que aparecen en este libro, habla de cosas extrañas, pero no tanto como para que no puedan ser. Son cosas muy raras, sí, pero... ¿por qué no?
En la Montaña de la Verdad hay un extraño monasterio autónomo, del que circulan rumores y leyendas por el valle... Y que se convertirá, de diversos modos, en el centro de las vidas de los tres protagonistas.


Los pájaros.
Siempre me he negado en redondo a ver esta película. Con las imágenes más famosas, que inevitablemente llegan a una, he tenido más que suficiente yuyu.
Y no creo que la vea, a no ser para quitarme el gusanillo de este final tan desconcertante (si alguien la ha visto y le apetece contármelo, le agradeceré que me ahorre un par de horitas de mal rollo). Creo que el director habrá rematado la historia de alguna manera, y me apetece saber cómo.
Pero desde luego comprendo por qué el relato llamó la atención de Hitchcock: desde las primeras páginas te transmite una inquietud, casi un miedo... que hizo que, a pesar de tener sueño, me leyera del tirón este relato y el siguiente (para reducir la garantía de pesadillas).
Como digo, lo leí de noche, y cada murciélago que pasaba cerca de la ventana me sobresaltaba y me ponía nerviosita.
Como es una historia por la mayoría conocida gracias a la película, no me explayo más, pero sí quiero volver a decir que me ha desconcertado más el final del relato que todos los pájaros que en él aparecen. Hasta reconté por si, de mi cascadilla edición, se habían perdido algunas páginas.


El manzano.
Más intrigas.
Un viudo, que ha vivido un matrimonio de los de antes (para toda la vida, pero no soportando a su cónyuge) descubre un día, por casualidad, que uno de los manzanos de su propiedad tiene una figura similar a su difunta esposa. Misma pose. Casi parece querer expresar su eterna resignación, incluso decir lo mismo que ella... "En fin...".
En principio decide eliminar el árbol, pero se deja convencer por el jardinero (y quizá por sus propias dudas, por su propia conciencia) de darle otra oportunidad.
Mala decisión.


El joven fotógrafo.
Una ociosa marquesa de vacaciones, con sus dos hijas y la niñera.
Su tedio y su vanidad se alían para jugarle una mala pasada que pagará cara el resto de su vida.
En este caso, el final abierto venía muy a cuento: que sea el lector el que piense qué puede pasar a continuación, en el caso de que...


El viejo.
En esta historia no hay misterios que rocen lo sobrenatural, pero la historia en sí, de una familia, vista de lejos por el narrador, es de lo más desconcertante. No explica cómo pueden haber llegado a esa resolución, todo son conjeturas, y ni siquiera las expresa abiertamente...
Es decir, las típicas conjeturas de vecino cotilla a las que estoy más que acostumbrada últimamente.


Como decía al principio, cada vez le estoy cogiendo más afición a Daphne du Maurier. A pesar de que en los anteriores libros suyos que han pasado por mis manos resalta demasiado lo malo de cada personaje, y de los finales de los relatos de esta recopilación, tiene algo en su forma de narrar que engancha, sus argumentos tienen un toque de misterio que, precisamente porque no llegan a ser paranormales, te hacen meterte en la historia, porque ¿por qué no? un día te puede pasar a ti...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y tú ¿qué opinas?