jueves, 21 de abril de 2011

Mi teoría sobre las lluvias en Semana Santa

Ante todo, que quede claro que respeto cualquier manifestación religiosa pacífica, y que en el caso de las procesiones de Semana Santa, como creyente y católica he vivido algunas de profundo sentimiento, vividas con mucha intensidad y fe. 
Y es algo inigualable e indescriptible.

Llevo unos años sin ir a procesiones, en parte porque son manifestaciones de falsedad (las personas que en el día a día son más bichos van descalzas y con su mantilla y su peineta de luto las primeras, y gente que no pisa en su vida una iglesia ni dedica un pensamiento a Dios ni se guía religiosamente en sus principios, no falta... por lo que no critico que vayan, pero NO es por religiosidad, por acompañar a su Dios en su agonía, muerte y resurrección, etc... Es por otros motivos, válidos o no... ellos sabrán).

Como -insisto- creyente, a pesar de no estar muy de acuerdo con muchas cosas de la empresa gestora de este credo, la Semana Santa es para mí un recordatorio que puede invitar a la reflexión. Y reflexionando-reflexionando he recordado que uno de los primeros mandatos del Dios de esta religión es "No adoréis a nadie más que a Él". También me he acordado de la historia aquella del becerro de oro. Eso le sentó muy mal a Dios, al parecer.
Y en estos días, a parte de la hipocresía o no (también es hipocresía que personas no creyentes no renuncien a los diítas de vacaciones que proporcionan estas fechas, pero claro, vienen muy bien... eso sí: podrían ponerles otro nombre, como en el caso de la Navidad); como decía, a parte de la hipocresía, veo muchísimas contradicciones. Porque si tenemos en cuenta lo del becerro de oro y el "no adoréis a nadie más que a Él", no cuadra que pertenezca a la misma religión que estos días llena las calles con vírgenes vestidas de oro, cristos más o menos ensangrentadamente representados, enfervorecidos seguidores y prohibiciones cuaresmales varias. No me cuadra, lo siento.
Y observando-observando y reflexionando-reflexionando, leo todos los años noticias como ésta: Semana Santa pasada por agua No falla. Y digo yo... ¿No estará queriendo Dios decirnos algo? Si cuando llueve no salen las procesiones, y no hay año que no llueva en Semana Santa, caiga en las fechas que caiga... ¿No estaremos no queriendo entenderLe? Si no hay fija ni la nieve en navidad, ni el calor en agosto, sino que climatológicamente lo único invariable es la lluvia en Semana Santa (y curiosamente muchas veces empieza a la hora a la que están programadas las procesiones más importantes)... ¿Por qué no lo meditamos? (Vale, también llueve en la Feria del Libro, pero es para rebajar los niveles de alergia :p)

Me llaman mucho la atención las personas que lloran amargamente cuando esa procesión no puede salir. Vale, son cofrades, llevan todo el año dedicado a eso, pero... ¿de verdad creen que su Dios cree que esto es lo importante? ¿De verdad les está llevando un sentimiento religioso a hacer todo esto que hacen? No sé, son paranoias mías... Probablemente fruto del desconocimiento y probablemente equivocadas... pero todos los años cuando llueve en Semana Santa, pues me da por pensarlo...



2 comentarios:

  1. Me temo que los cofrades esos que tanto lloran porque no puede salir su paso por la lluvia, en lo que menos están pensando es en Dios. Las procesiones se han convertido en actos sociales donde dejarse ver y cotillear, algo así como la feria de Abril, o la correspondiente de cada ciudad.

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  2. Y fíjate que yo no me había parado a pensar en esto....ainssss cuanto tengo que aprender de ti.
    Un besote nena

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