sábado, 2 de marzo de 2013

Cómo nos condicionan las lecturas

...sobre todo, a la hora de escribir.


No estoy descubriendo América, ya lo sé. Pero me está resultando especialmente evidente desde que empecé con el desafío.


El día que comencé, con muy buen pie además, lo hice con un relatito. La inspiración la saqué de la vida real, pero me gustó cómo me quedó el cuento. Estaba en esos días leyendo "El libro de los viajes equivocados", de estupendos relatos.
Lo terminé pronto, y el siguiente en mi pila es con el que aún estoy: "Excusas para no pensar"; de Eduardo Punset. Esta lectura, más cercana al ensayo (se trata de divulgación científica), me está aportando y gustando muchísimo, pero inspirando poco-poquísimo. Nada, más bien. Tanto es así que, desde que estoy con él, soy capaz de escribir, pero rara vez me alejo del escrito tipo diario, fantasioso en algunas ocasiones, pero me cuesta alejarme de la primera persona narrativa. Y también me cuesta mucho encontrar una inspiración válida, saber sobre qué escribir, inventar algo.

Ayer empecé, forzándome, con un relato. Pero me está costando. Y en el resultado se nota mucho que estoy forzando la inspiración. Ni siquiera sé si lo terminaré, porque tengo algunos puntos claves muy difusos... pero lo estoy intentando. Quizá lo complete con más facilidad cuando pase a mi siguiente lectura (en la pila le toca el turno a "Las aventuras imprescindibles" de Sherlock Holmes).

Otra cuestión que condicionan mis lecturas es la lectura en sí. Me explico: suelo tener "en activo" 3 libros a la vez: el principal, que suele ser novela, relatos o ensayo; el de los paseos nocturnos, que suele ser poesía; y el de "la pila B", que suele ser cómic.
Del libro principal a los demás el cambio no suele ser difícil. Del cómic al libro principal... bueno, depende del libro, y del cómic. Pero tampoco me cuesta demasiado. Pero cuando paso del libro de poesía a cualquiera de los otros dos, mi mente busca, durante un buen rato, los cambios de verso, la posible rima... y claro, así centrarse en el contenido es complicado. Leer en verso me gusta, me encanta. Y, cuando puedo escribir en verso, disfruto como una marrana (qué poético). Pero pasar de ese esquema mental de lectura o escritura a la lectura en prosa no poética, si lo hago inmediatamente (como suele ser: cuando termino mis paseos nocturnos, no suelo conciliar el sueño con facilidad, así que leo el libro principal un ratito), me cuesta.

Será que soy bicho raro hasta para esto.

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