viernes, 29 de marzo de 2013

Nerviosita (como poco)

Desde hace un tiempo, creo que por desgracia, nos estamos acostumbrando (cosa que no creo que sea buena) a, de vez en cuando, leer titulares como estos, estos o estos.

Creo que todos somos conscientes de lo complejo del mundo en que vivimos. Complejo porque los propios humanos lo hacemos así, por diversidad y enfrentamiento de intereses, ideologías y a saber qué más (está claro que las noticias que nos llegan no lo dicen todo, que hay buena parte que nos perdemos).

La base de todos estos conflictos (no sólo estos tan gordos, incluso muchos insignificantes) está, por supuesto, en la falta de respeto, como ya he mencionado por aquí varias veces. En creer que tenemos derecho a imponer ideologías, formas de vida o costumbres por encima de las de otras personas.

Respecto al tema de Corea del Norte, como no entiendo demasiado de política, y menos aún de política de países tan lejanos (no sólo geográficamente), no me siento capaz de hacerme una idea de quién tiene razón y quién no. Pero tengo muy claro algo: en el momento en que todo esto afecte a una sola persona, cuando haya un sólo herido o afectado, el "malo" será el que haya utilizado un arma, y si otro mandatario le sigue, lo será igualmente. Porque no se pelean entre ellos, no se lían a tortas (o a tiros) entre ellos, sino que mandan a que lo haga gente cuyos nombres ni siquiera conocen, que les importan tirando a poco. Cuando cae una bomba en una región, no afecta a quien ordenó tirarla, ni siquiera a su "enemigo" (representado en el mandatario responsable de esa región), sino a personas, animales y plantas que sólo tienen la culpa de vivir allí, o pasar por allí.

A pesar de mi falta de conocimientos políticos, algo de historia he estudiado, y hay algo claro: tras una gran crisis económica, suele venir una gran guerra. Somos tristemente predecibles. Y fue mi gran temor cuando la actual crisis empezó: de una crisis económica, mal que bien se puede salir; de una guerra nuclear a gran escala... lo dudo. Y más cuando esas armas nucleares están en manos de gente fanática, a la que le importa tres pimientos que el planeta, con ellos dentro, se vaya al garete. Aunque al resto de seres que lo habitamos sí nos importe. Ahí entra la falta de respeto.

He leído todo tipo de opiniones, en las últimas horas, respecto al conflicto actual: que si EE.UU. está provocando porque necesita ganar dinero a través de la venta de armas; que si al líder Norcoreano se le ha ido la cabeza; que si se involucraría China, Venezuela, la OTAN... No sé quién tiene razón y quién no. Ni siquiera sé si la tiene alguien.

Pero no puedo evitar, en estos días, sentir inquietud, si no directamente miedo. Y eso es malo: el miedo es la mayor arma de estos mandatarios.

Espero que no quede más que en amenazas y titulares. 
Por el bien de todos.

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